BUDAPEST: "El monumento de la verguenza"



(Foto: María Agustina Cabezas)

Budapest es una de las ciudades más turísticas y famosas de Europa y nadie sabe bien por qué. Mejor dicho, se sabe por qué, aunque podríamos decir que los motivos están lejos de los que en otras circunstancias podrían realmente movilizar a las personas a visitar la ciudad. En el caso de los argentinos, creo que Budapest es parte de un circuito alternativo o de segunda oportunidad, es decir, una vez que pudimos lograr ese bendito viaje a Europa que entre distancias, precios altos y tal vez pocos días de vacaciones, tanto nos cuesta pero finalmente logra llevarnos a conocer aquellas míticas ciudades de las que tanto oímos y soñamos, el recorrido por los países que están más allá de la división simbólica que se inicia en Alemania, despierta la atención y hasta contagia cierta adrenalina en aquellos que tienen una revancha con el viejo continente. Y es que la llamada Europa del este, y creo que aquí está la respuesta, nos identifica un poco más y se despega un poco de lo que vendría a ser el primer mundo. Además, ofrece historia, no hace falta saber demasiado sobre qué, pero historia al fin. Y donde hubo historia, hay lugares emblemáticos. Y Budapest que, ya se darán cuenta por qué, no ha gozado de demasiada suerte a lo largo de su historia más que por la adquisición casi sin querer de una belleza particular, tiene la yapa de que está ubicada en un lugar perfecto para un entrañable recorrido que incluiría Berlín y Praga, entre otros lugares que echan a volar las ganas y la imaginación con solo pensarlos. Y claro, también Budapest y sus ciudades vecinas son más económicas que otras ciudades mas tiradas hacia el occidente, y nos dán cierta libertad a la hora de movernos y darnos algún gustito.

Siento un poco de vergüenza porque omito mentalmente de que Budapest es la capital de un país, Hungría, y si además de ser porteño de corazón, hablo de Buenos Aires como si fuera un país propio, recibiría más de un comentario amigablemente correctivo. Pero asumiendo mi terrible error lírico-geográfico, me tomo el atrevimiento de seguir hablando de Budapest como un lugar autónomo por un ratito, y volviendo a lo que me lleva a estar escribiendo esto, quería poder sacarme las ganas de conocer esa ciudad que tanto me llamaba la atención y yo tampoco sabía bien por qué.

El Danubio y el parlamento de fondo (Foto: María Agustina Cabezas)

Una escapadita desde mi lugar de trabajo en Noruega me daba la chance de ir allí por unos 4 días. Y empezando a investigar un poco sobre el lugar que pensaba visitar, y más que nada basándome en comentarios de algunos compañeros de trabajo y amigos que habían estado allí, corroboré que, aún sobre la imagen que ya me había formado, Budapest era un lugar que para los europeos básicamente representaba donde divertirse, darse gustos y gastar poco dinero.

Como suelo hacer cada vez que emprendo un viaje, unos días antes empecé a buscar, con cierta vagueza esta vez, información sobre lugares para visitar. Me habían recomendado lugares para salir por la noche, especialmente uno de los míticos “Ruins bar” (Lo más parecido a un "Antro" porteño), también los famosos baños termales en el medio de la ciudad, de los que, por cierto, jamás había oído hablar, y sabía que en la década del 50´ hubo allí un fuerte movimiento revolucionario contra el gobierno comunista que seguía las doctrinas soviéticas y que termino con la muerte de más de 600 personas. Pero, aunque ya estos datos podrían ser suficientes para disfrutar de la ciudad, en un país y una ciudad que fue invadida por los nazis primero y luego incluida en lo que se llamó el “Pacto de Varsovia” y regulaba las condiciones de aquellos que tendrían un gobierno comunista, seguramente algún lugar emblemático relacionado con la historia tenía que haber, y seria una falta de respeto ni siquiera intentar saber de qué se podría tratar.

Budapest, sus callesitas y el tranvía. Se respira y se vive historia en la ciudad. (Foto: María Agustina Cabezas)


UNA SORPRESA, NO TAN SORPRESA

Siguiendo los lugares mas recomendados para visitar que ofrece TripAdvisor, me impresionó la cantidad de cosas para hacer y lugares para visitar que tiene la ciudad. Museos de todo tipo, aguas termales por toda la ciudad, edificios históricos, paseos por el río Danubio, lugares para comer comida típica como el Gulash o el Lángos, pero por, sobre todo, un sinfín de opciones para disfrutar de la noche de una ciudad que parece que no duerme nunca, ni siquiera en invierno. Pero hubo un lugar en particular que me llamó la atención.

El lugar en cuestión era un monumento y se lo llamaba "Memorial to the victims of the german invasion" (Memorial de las víctimas de la invasión alemana), y la foto principal no mostraba nada impresionante. Sin embargo, había un montón de comentarios y los títulos eran tremendamente duros. Me despertó curiosidad que se comentara tanto solo sobre un monumento, que evidentemente tenía mucha repercusión, pero cuando me puse a ver de que se trataban los mismos, realmente me impactó. Se trataba de un monumento levantado por el gobierno nacional como homenaje a las victimas húngaras de la ocupación alemana, lo cual generó mucha controversia y acusaciones contra estos por considerar que buscaban manipular la historia y limpiar el nombre de Hungría en el Holocausto. Pero inmediatamente recordé que meses atrás había escuchado sobre la “Ley del Holocausto” de Polonia (https://elpais.com/internacional/2018/02/01/actualidad/1517475787_162025.html), donde se castiga a quienes hablen de campos de concentraciones polacos en lugar de nazis, y viajando un poco más en el tiempo, recordé aquellos días en los que pareció que en un pestañear Europa se llenaba de refugiados, y Hungría fué noticia, no solo por su decisión de no aceptar ni un solo refugiado en su país, sino por aquellos desafortunados episodios en que una reportera de la televisión local le ponía el pie a los refugiados sirios que estaban allí solo a modo de tránsito, ante los ojos de la policía encargada de controlar el tráfico y que nada hizo al respecto, dando fe del racismo creciente en algunos territorios de la vieja Europa.



EL MONUMENTO

El denominado “Monumento de la vergüenza de Budapest”, ubicado en la Plaza Libertad, es un monumento que recuerda lo que fué la ocupación alemana, y cuya construcción fue decretada por el gobierno sin consentimiento público y llevada a cabo, pese a las continuas protestas, entre el 2 de enero y el 20 de julio de 2014. Sus figuras principales fueron colocadas durante la noche, en secreto, y no hubo ningún tipo de inauguración, como para evitar llamar la atención tanto como fuera posible.
El título de la obra es “Ocupación alemana de Hungría, 19 de marzo de 1944”, y el mismo tiene en su epicentro al Arcángel Gabriel con un cetro en una de sus manos, y un águila negra, representando a Alemania, arrebatándoselo con una de sus garras, en cuya pata hay una especie de anilla con la inscripción “1944”. De fondo, se vé lo que podrían se las ruinas de una catedral, con una inscripción escrita en húngaro que dice “A német megszállás áldozatainak emlékmüve”, cuya traducción al español es “Un monumento a las víctimas de la ocupación alemana”

La idea del gobierno húngaro, encabezado por el primer ministro Viktor Orbán, era representar a través de esta obra la supuesta inocencia de Hungría durante la segunda guerra mundial, mostrando a su país como una víctima total de la ocupación alemana y omitiendo cualquier tipo de implicancia. Claro, esta teoría se apoya en los matices de que estamos hablando de un gobierno conservador por demás que nunca realizó demasiados esfuerzos por ocultar su faceta más radical. Y para evitar generar un revuelo mayor que el que se venia dando, le dieron el toque final, que fué colocar a las figuras principales (Léase el arcángel Gabriel y el águila que esta por encima de su cabeza) durante la noche, cuando difícilmente alguien lo pudiera ver. No hubo ningún tipo de inauguración, sino que Budapest se desayunó un día de verano con este terrible insulto a la memoria.

El Arcángel Gabriel y el águila alemana posandose sobre su cabeza (Foto: María Agustina Cabezas)


EL CONTRA-MONUMENTO

Pero por suerte aquellos ciudadanos que hicieron todos los esfuerzos posibles para que se detuviera la obra, tuvieron la suficiente fortaleza para ir aún mas allá. Decidieron crear lo que se denominó “El contra-monumento”. Y también hicieron su obra. La misma consta de un alambre de púas paralelo a la obra oficial, apenas cruzando la calle, y en el mismo cuelgan carteles con la descripción de los hechos en diferentes idiomas, obviando que este monumento sería visitado principalmente por turistas de todo el mundo que estuviesen recorriendo la ciudad y haciendo posible que conozcan la contra-realidad tanto como sea posible. Debajo del alambre hay una decoración hecha con piedras y plantas, y algunas sillas en donde hay distinto material informativo. La idea es qué, además de los carteles colocados por los organizadores, todo aquel que lo desee pueda dejar colgando del alambre o sobre las sillas cualquier tipo de testimonio o evidencia que aporte información con el objetivo de desestimar tanto como sea posible semejante acto de vergüenza oficial. Además, hay algunas alcancías, donde los visitantes pueden dejar sus donaciones a fin de colaborar con el mantenimiento de la obra.

Verlo realmente impacta, y si uno llega sin la información previa acerca de lo que allí está realmente ocurriendo, pareciera que monumento y contra-monumento son parte de la misma obra. De hecho, difícilmente uno pueda considerar el “lavado de manos” que busca realizar el gobierno húngaro, dado que, salvo que uno realmente este empapado de historia, por sí mismo difícilmente se genere el planteo de que quizás hay otra versión de la historia que la que allí están intentando mostrarnos. Pero basta leer la información en algún idioma que nos sea familiar en alguno de aquellos cartelitos colgando para abrir grande los ojos, levantar la cabeza y analizar lo que esta enfrente nuestro desde otra perspectiva.

Uno de los tantos carteles con diferentes datos desmintiendo el propósito del monumento (Foto propia)


¿PERO CUÁL ES REALMENTE LA VERDAD?

No se trata de analizar versiones sino de conocer la historia. Y no es que quiera desacreditar distintas teorías, sino que hay pruebas históricas que lamentablemente para muchos, difícilmente se puedan borrar. Si se pueden borrar de la memoria, claro, pero no mientras haya personas que luchen por mantenerla viva.

Es un hecho histórico que, en Hungría, ya desde los años 20´ y mucho antes de la ocupación nazi, durante el gobierno de Miklós Horthy se aprobaron una serie de leyes que gradualmente fueron reduciendo los derechos de ciertos sectores sociales que allí convivían. Luego Hungría se alió con la Alemania Nazi y fue parte de las potencias del eje que lucharon en la 2° Guerra mundial.
La invasión de las tropas nazis no encontró ningún tipo de resistencia, y la administración húngara brillo a la hora de complacer las demandas alemanas. Gestionaron de manera eficaz las deportaciones a campos de concentración y de exterminio que culminaron con el resultado de unas 600.000 victimas fatales.

A lo largo de todo el "Contra-monumento", se encuentran carteles como este, en diferentes idiomas, como para que pueda ser comprendido lo que alli sucede por turistas de todo el mundo (Foto propia).


LA IMPORTANCIA DE LA LUCHA POR LA MEMORIA

El monumento de la vergüenza de Budapest nos muestra la importancia que hay en aquellos individuos que eligen luchar por la memoria. Seguramente sin esos pocos, porque son pocos comparados con el resto de la población, fácilmente se manipularía la historia, no solo de la Segunda guerra mundial, sino de cualquier tipo de acontecimientos que hayan ocurrido en la humanidad. Hoy cualquiera puede ver y aprender que en Hungría hay un gobierno cuyo partido dominante, el Fidesz, pugna por falsificar la historia e ignoraron el rol de su país durante el Holocausto. Y que han llevado a cabo la construcción de un monumento que se convirtió en el símbolo de la arrogancia gubernamental y de la manipulación histórica. Y es la cara mas visible de un neofascismo emergente de una Europa enferma de Alzheimer. Y digo casi, porque aun existen estos luchadores, que hacen que tanto yo como muchas otras personas de todo el mundo que van a Budapest sin saber bien por qué, puedan ver la otra cara de la historia.
   








FUENTES:
https://www.tripadvisor.es/Attraction_Review-g274887-d7981192-Reviews-Memorial_to_the_Victims_of_the_German_Invasion-Budapest_Central_Hungary.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Hungr%C3%ADa_en_la_Segunda_Guerra_Mundial


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