Un japonés suelto en KAUNAS



Camino por la calle Vaižganto, en lo que podría ser una calle más de un barrio muy tranquilo de la ciudad de Kaunas, ex capital y segunda ciudad más grande de Lituania. Se ve un cartel colgado de un poste que dice que a 100 metros está la “Sugihares namai”, con un logo raro que no se entiende lo que significa, y debajo hay escritas algunas letras en japonés. Más adelante, otro cartel, esta vez escrito en lituano, inglés y de nuevo en japonés, nos indica que a la derecha está la entrada de la “Sugihara house”. Y allí hay una casa que no parece nada especial, pero tiene la entrada típica de las casas japonesas que le da un touch distinto y que de alguna forma nos son familiares. Entro, y lo primero que se ve es un cartel negro con letras blancas, otra vez, en lituano, japonés e inglés, que nos avisa que allí se dan las “Visas for life” ("Visas para la vida"). Nada parece tener mucho sentido. Y no se entiende bien qué es este lugar. ¿Un templo? ¿Una casa? ¿Una embajada, tal vez?




No es ni una cosa ni la otra, aunque mis percepciones no son muy desacertadas: El lugar que estoy pisando es el museo/exposición “Diplomats for life” ("Diplomáticos por la vida"), que varios años antes había sido la sede del consulado de Japón en Lituania durante los tiempos de la segunda guerra mundial y que hacia también de vivienda para Chiune Sugihara y su familia.



LA VIDA DE CHIUNE

Chiune Sugihara nació el 1 de enero del 1900 (Nació en ese año, no estoy redondeando!) en Mino, un área rural en el centro del Japón. Su padre era de clase media pero, en cambio, su madre pertenecía a la clase alta samurái, algo con mucho prestigio en su país. El gran anhelo de ellos era que Chiune sea médico, pero en el examen de ingreso a la universidad decidió no cumplir el sueño de sus padres e ir por los suyos, y solo se limitó a escribir su nombre en la hoja y entregarlo sin ni una sola palabra más (¿Está claro que estamos ante la presencia de un distinto?). Dónde si ingresó fue a la universidad de Waseda, en 1918, y se graduó en Literatura inglesa, que era lo que tanto le apasionaba. 

Sin embargo, el punto de inflexión en su vida se dio luego de que en 1919 aprobara el examen de aptitud para el Ministerio de asuntos exteriores y fuera enviado a trabajar en Harbin, China, dónde su inteligencia y gran habilidad para los idiomas lo llevaron a aprender ruso y alemán. La región en donde estaba la ciudad de Harbin era conocida como Manchuria, y era una zona caliente por su ubicación geográfica (Casi encajada dentro de Rusia). En el año 1931 fue conquistada por Japón, y Chiune Sugihara, quién pasó a ser viceprimer ministro de asuntos exteriores de la región, participó en las negociaciones con la Unión Soviética para la construcción de un ferrocarril en la zona norte. Sin embargo, decidió abrirse y renunció a su puesto porque no soportaba el maltrato de las autoridades japonesas a la población local china, luego devenido en violaciones, torturas y uno de los genocidios más grandes que ha visto la humanidad. Sus ideales empezaban a germinar en lo que más tarde lo convertirían en un héroe. Pero para eso hay que esperar.

Imagen que muestra el territorio de la Manchuria China ocupada por Japón en 1931 (Fuente: https://www.tes.com/)


VAMOS A LITUANIA

Lituania todavía era independiente, y por su ubicación geográfica entre los dos grandes imperios que emergían, era un punto clave de inteligencia, por lo que en 1939 las autoridades del Japón decidieron abrir un consulado en Kaunas, ciudad que hasta ese entonces era la capital del país. Para ello, no había mejor candidato que Chiune Sugihara, que entre otras virtudes, sabía hablar ruso y alemán. Asi fue que para el otoño de ese mismo año, Chiune fue nombrado vice-cónsul del consulado del Japón. Su principal tarea era la de informar acerca del movimiento de las tropas de Alemania y la Unión Sovietica, y averiguar si los teutones planeaban atacar a los rojos.

Sugihara en la embajada de Japón. Haberlo sentado en esa silla no salvó una ni un par de vidas. Salvó miles. 
(Fuente: Animeclick.it)


Todavía eran tiempos de paz en estas tierras. Japón tenía acuerdos bilaterales con la Alemania nazi y la URSS. La vida de Chiune se desarrollaba con normalidad, hasta que la Unión Soviética invadió el país, y una mañana de Julio de 1940, ruidos desde afuera del consulado/casa donde vivía el japonés lo despertaron. Eran las 6 de la mañana, Chiune decidió asomarse por la ventana para ver que ocurría, y no pudo creer lo que vio frente a sus ojos: Una multitud de personas se amontonaban en la puerta de su hogar. ¿Quiénes eran? ¿Qué buscaban? En su mayoría eran parte de los 15.000 judíos que habían escapado de una Polonia que ya había sido invadida por los nazis, sumados a otros judíos lituanos que buscaban anticiparse a los hechos: Lituania ya no era un lugar seguro para ellos, y acorralados entre los nazis y los soviéticos, necesitaban escapar antes de que fuera demasiado tarde.

Refugiados judíos esperando afuera de la casa de Chiune / Embajada de Japón
(Fuente: /www.yadvashem.org/)

¿Pero por qué particularmente este hecho ocurría en el consulado de Japón? Te lo explico: Algunos judíos polacos refugiados se hicieron de la información de que para ingresar a las colonias holandesas de Curaçao y Surinam, en el Caribe y Sudamérica respectivamente, no habían requisitos especiales, y el cónsul honorario holandés, Jan Zwartendijk, les dijo que había obtenido el OK para sellar sus pasaportes con los permisos de entrada necesarios. Allí estarían alejados de una Europa en la que el antisemitismo crecía día a día. Pero para poder llegar, tenían que cruzar desde el otro lado del mundo para evitar caer en el camino, y la idea era ir de Lituania a Siberia, desde allí cruzar a las ciudades japonesas de Kobe y Yokohama, y a través del océano pacifico dirigirse hacia su destino final en el Caribe.  Una pavada, ¿no?

No, no era una pavada, sino una verdadera locura. Pero sus ganas de vivir eran más fuertes, y estaban ahí, en la puerta del consulado de Japón, esperando para conseguir las visas de salida necesarias para poder cumplir con su ruta: Con el visado japonés, tendrían autorización no solo a pisar ese país, sino a poder cruzar la Unión Soviética, eslabón fundamental para poder llevar a cabo la hazaña.

Multitud de judíos haciendo fila para que Chiune Sugihara los recibiera
(Fuente: www.atarimae.org / Foto: Sin información)

Y allí estaba este loquito japonés: Chiune Sugihara les abrió las puertas del consulado y empezó a tomar las solicitudes de visas una por una. Hasta ese entonces, Japón mantenía una política neutral hacia los judíos, pero cuando Chiune consultó acerca de las condiciones para que las visas sean otorgadas, el gobierno japonés le respondió que para su aprobación, debían cumplir con los procedimientos apropiados de inmigración, entre ellos, los de tener suficientes fondos económicos y tener visas de algún otro país para tener una puerta de salida una vez en Japón. Basta solo imaginar que los judíos que solicitaban las visas habían escapado de Polonia prácticamente sin nada. Lo de las visas de entrada se podía solucionar, pero el problema era el dinero. ¿Fondos ecónomicos? ¿De dónde se suponía que los iban a sacar? Esto era lo mismo que un "No" rotundo. Chiune insistió, pero desde Tokio solo encontró rigidez.


VISAS POR LA VIDA

Chiune estaba seguramente ante el momento mas difícil de su vida: Japón se estaba convirtiendo en un aliado de la Alemania nazi y de la Italia fascista, y desobedecer las órdenes de su país sería una traición imperdonable, que podría dejarlo sin trabajo y colocar a su familia en una complicada situación financiera. Pero si seguía las directivas que se le habían dado, estaría condenando a miles de personas al peor de los infiernos y traicionando a sus raíces samuráis, dónde se debe ayudar a aquél que tiene una necesidad. Era de esos momentos en los que estar entre la espada y la pared nos obligan a seguir al corazón. 

Pero con un corazón como el de él, es fácil predecir cuál era la decisión que iba a tomar. Si, adivinaste:  Luego de consultarlo con su esposa, empezó a entregar visas firmadas con su puño y letra, para que los judíos tuvieran el permiso para estar en tránsito en Japón hasta por 10 días, haciendo de esto un caso de desobediencia diplomática sin demasiados precedentes. Pero no sólo esto: Chiune también se ocupó de negociar con funcionarios soviéticos para que los judíos pudieran cruzar el país a través del ferrocarril transiberiano, con la condición de que pagaran el billete cinco veces más de lo que en realidad costaba.

Uno de los pasaportes que pasaron por las manos de Chiune: Se puede ver una visa de tránsito completada a mano para ir, a través de Japón, a Surinam, Curaçao y "Otras colonias holandesas", y el sello del consulado de Japón en Kaunas como legitimador (Fuente: Wikimedia Commons)

Chiune se pasaba entre 18 y 20 horas al día escribiendo a mano los visados (En un día sellaba la cantidad de visados que se solían sellar en un mes). Horas, días, semanas. Chiune no paraba ni un minuto. Su esposa Yukiko le preparaba sándwiches para que prácticamente se los tragara sin masticar, le masajeaba las manos después dé cada día de trabajo y hasta lo ayudaba con las firmas. Chiune le había prometido a los desesperados judíos que habrían visas para todos, y no estaba dispuesto a perder ni un segundo. Pero los nazis avanzaban rápidamente hacia el este. Hasta que las autoridades soviéticas dieron la orden de que todos los diplomáticos extranjeros tenían que abandonar la capital lituana. Chiune pidió una prorroga de 20 días, con la excusa de que tenía mucho trabajo pendiente por hacer, hasta el 4 de septiembre, cuando finalmente él y su familia tuvieron que  abandonar Kaunas antes de que el consulado fuera cerrado. 

Chiune Sugihara y su esposa Yukiko Kikuchi. Dios los tenga en la gloria.
 (Fuente: 
https://collections.ushmm.org/ / Foto: United States Holocaust Memorial Museum)

Imagen que muestra el avance de los nazis hacia el este a partir de Junio de 1941 durante la "Operación Barbarroja". Kaunas está ubicado a la izquierda de Vilnius (Fuente: apuntes.santanderlasalle.es)

Chiune y su familia iban a ser trasladados a Königsberg, actual Kaliningrado, donde allí ocuparía el puesto de cónsul. El tiempo se acababa, pero como no iba a llegar a cumplir con su promesa, seguía firmando visas en el hotel donde estaban de paso antes de partir, y según testigos, continuaba firmando visas arriba del tren y las arrojaba por la ventana, y lo seguía haciendo aun con el tren ya en marcha. El tren se iba, sumaba velocidad, y a esta altura Chiune y su esposa sellaban y firmaban lo más rápido posible hojas con la información en blanco para tirárselas a la gente y que ellos luego las completaran con sus datos. 

¿Querés todavía más? Se dice que su último esfuerzo fue tirarle el sello de vicecónsul a un refugiado judío para que pudiera seguir con el trabajo en su nombre. Si, solo un sello y un corazón grande eran suficientes para salvar miles de vidas. Algunos meses después, los nazis ya eran los nuevos titulares de Lituania, y la pequeña ventana de escape se cerraría para siempre. De los que no escaparon a tiempo, casi no hubo sobrevivientes.

04/06/1940. Un tren se lleva a Chiune, Yukiko y sus hijos de Kaunas a Kaliningrado. Ni eso los iba a detener. 
(Fuente: https://googlingtheholocaust.wordpress.com/ / Foto: Sin información)

 
EL DESTINO DE 6000 VIDAS

No se puede determinar cuantas vidas salvo Chiune en total. Según él, entregó algo así como 1.500 visas, pero los registros oficiales hablan de 2.132 (Este número pudo haber sido alterado porque se falsificaron algunas visas desde el gobierno polaco en el exilio, que también hacía lo suyo). Pero hay que considerar que muchas de éstas también abarcaban al grupo familiar, por lo que se estima que en total alrededor de 6.000 personas pudieron escapar de Lituania gracias a Chiune, y algunos hablan de hasta 10.000. 

Lo más increíble era que Chiune nunca sabía realmente cuál era el destino de las personas a las que les otorgaba los visados. En su mayoría, los beneficiarios usaban las visas para viajar a través de la Unión Soviética, cruzándola de punta a punta, hasta Vlodivostok, ciudad en el extremo oriental, y desde allí, cruzar en barco los 978 Km. que la separan de la ciudad japonesa de Kobe, donde había una comunidad judía. Tadeusz Romer, quien era el embajador de Polonia en Tokio, ocupó un rol muy importante en esta historia ocupándose de organizar la ayuda desde allí.

Los 8108.52 Km de Kaunas a Kobe que recorrían los que lograban escapar. A eso hay que sumarle los viajes posteriores a Australia, Canadá, Sudamérica, etc. (Fuente: GoogleMaps)

Desde agosto de 1940 a noviembre de 1941, Tadeusz Romer consiguió visados de asilo para Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Birmania, certificados de inmigración para Palestina, y visados de inmigración para Estados Unidos y algunos países de Sudamérica. Los judíos que llegaban a Japón y no siguieron ninguno de estos destinos, permanecieron en Japón hasta finalmente ser deportados a Shanghái, donde había una gran comunidad judía, y en su gran mayoría estuvieron allí hasta la rendición japonesa en la segunda guerra mundial, post bombas atómicas, en el año 1945.

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Abril de 1946: Refugiados judíos en el barrio de Hongkew, Shanghái 
(Foto: Museo de los refugiados Judíos de Shangái)



EL DESTINO DE UNA VIDA QUE VALE X 6001

Luego de haber abandonado Kaunas y haber sido trasladado a Königsberg, su labor continuó como cónsul general en Praga, Checoslovaquia, desde Marzo de 1941 hasta finales de 1942. Luego fue enviado a Bucarest, Rumania, y cuando las tropas soviéticas ingresaron a la ciudad el 23 de agosto de 1944, él y su familia fueron encarcelados en un campo de prisioneros de guerra. Luego de 18 meses, fueron liberados y pudieron regresar a Japón. Pero el pronóstico de Chiune Sugihara se hizo realidad, y en 1947, el Ministerio de relaciones exteriores de su país le pidió que renunciara a su cargo de diplomático, en teoría, debido a lo ocurrido mientras era vicecónsul en Kaunas, considerado algo así como una traición Samurái hacia su país. 

Chiune y su familia frente al consulado de Japón en Bucarest, Rumania 
(Fuente: www.chiune-sug
ihara.jp / Foto: Sin información)

Su permanencia en su tierra natal pendía de un hilo, y luego de que se trasladaron a Fujisawa, cerca de Tokio, donde Chiune se desempeñó un tiempo como director general en una compañía de exportación, se dieron cuenta de que tendrían que irse: En Japón le cerraban las puertas para poder trabajar, y entonces se trasladaron a la Unión Soviética, donde su capacidad de hablar ruso le dio la posibilidad de obtener un buen trabajo, y estuvo allí por unos 16 años.

Su existencia era todo un misterio para la multitud de personas que habían sido salvados por él en su momento. Lo buscaban sin cesar para poder agradecerles por lo que hizo, pero Chiune había decidido mantener una discreción absoluta y nadie tenía información sobre su paradero. Hasta que en 1968, Jehoshua Nishri, líder económico de la embajada de Israel en Tokio, y quién fuera salvado por Chiune varios años antes, pudo dar con él.

Chiune y su familia, esta vez en Fujisawa, Japón
 (Fuente: www.chiune-sugihara.jp / Foto: Sin información)
 

Al año siguiente de este hecho, Chiune visitó Israel y fue saludado por el gobierno local. 16 Años después, ya en 1985, Chiune fue elegido para recibir la mención de “Justo entre las naciones”, máximo premio entregado por las autoridades israelíes a aquellas personas que ayudaron a los judíos durante el Holocausto. Para ese entonces, Chiune estaba demasiado enfermo como para ir a Israel a recibir el premio, así que fueron su esposa y sus hijos los que se acercaron a recibir semejante honor.

Chiune y su hijo, Nobuki, visitando Israel en 1969
 (Fuente: www.timesofisrael.com / Foto: Sin información) 


 A Chiune y sus descendientes les dieron la ciudadanía Israelí de manera perpetua. El 31 de julio de 1986, a los 86 años, Chiune se fue al cielo, y lo curioso es que hasta ese entonces todavía seguía siendo prácticamente un desconocido para su Japón natal, tomando recién cierta relevancia su vida e historia cuando una importante delegación judía de alrededor del mundo se acercó a su entierro, y allí se tomó conciencia de la magnitud de lo que este hombre hizo. Su esposa Yukiko, dueña de un corazón no menos inmenso, la acompaña en vaya uno a saber que aventura allá arriba desde el 8 de octubre de 2008, cuando a los 94 años, también sacó una "Visa por la vida" para hacer un viaje al cielo y estar junto a Chiune.


“DIPLOMATS FOR LIFE”

En 1998, la casa que ofició de consulado japonés y de vivienda para Chiune y su familia, fue entregada a sus hijos, y un año después, se inauguró allí el museo/exposición “Diplomats for life”. Hoy en día, el lugar esta abierto al público, y en las pocas horas que tuve en Kaunas antes de tener que volver a Noruega, tuve la suerte de visitarlo. Es chiquito y acogedor, muy fácil de seguir y emociona ver a la gente que trabaja en él. No está en el país más turístico del mundo, ni tampoco es el tipo de museo que vaya a generar interés para atraer miles de personas por día, pero se ve que la gente que trabaja allí lo hace con pasión y con un amor inmenso, dedicado a reivindicar la vida de un héroe que, sino, no sería recordado como se merece.

En el escritorio de Chiune. Si, tuve la suerte de estar en ese lugar.

Es tan familiar este sitio, que cuando me estaba yendo y me acerque a la recepción a comprar algún souvenir que me quedara de recuerdo, se me acercó Simonas Dovidavi, el director de la casa/museo, para preguntarme de dónde era y que me traía allí. Y me fui con la perlita del lugar: Hay un escritorio donde hay a disposición del publico un sello y un tintero. Podés por un ratito imitar a este japonés loco, mojar el sello en el tintero y llevarte puesto tu propio sello del consulado japonés de Kaunas, igualito al que se llevaban en sus visados cientos de personas que salvaron sus vidas gracias a Chiune. 




Un gran corazón y un sello bastaron para salvar miles de vidas.
El corazón lo tenemos todos, solo depende de nosotros hacerlo grande.
Y luego ver cuál puede ser nuestro propio sello para firmar papeles y cambiar el mundo.





Cuando le preguntaron a Chiune por qué arriesgó su carrera para salvar a la gente, él respondió con un viejo refrán Samurái:
"El buen cazador no puede matar a un pájaro cuándo este vuela a él en busca de refugio" 



FUENTES:
Museo/Exposicion “Diplomats for life” (Kaunas, Lituania)
https://hipertextual.com/2015/04/chiune-sugihara-el-schindler-japones
https://es.wikipedia.org/wiki/Chiune_Sugihara
https://es.wikipedia.org/wiki/Manchukuo
https://hipertextual.com/2015/04/chiune-sugihara-el-schindler-japones
http://www.atarimae.org/chiune-sugihara-schindler-japones/
http://www.yadvashem.org/yv/es/exhibitions/righteous/sugihara.asp
https://elpais.com/politica/2018/09/09/sepa_usted/1536494498_945910.html
https://es.distance.to/
https://www.google.com/maps
https://hipertextual.com/2015/04/chiune-sugihara-el-schindler-japones

REVISIÓN:
Alberto "Tito" Rosé (Amigo, sociólogo y jefe de trabajos prácticos de "Estado y políticas públicas" en la carrera de Trabajo Social en la Universidad de Buenos Aires)




Comentarios

  1. Muy buen relato de la historia de un héroe imprescindible!!

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    1. Gracias Tito querido! Valoro muchísimo que leas, corrijas y comentes todo lo que subo! Sos un genio! Vamo´arriba!

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