LITUANIA, LETONIA Y ESTONIA: "595 Km de manos Bálticas"




El primero recuerdo que tengo de algo que tenga que ver con Lituania, fue un partido de básquet de los Juegos Olímpicos de Atlanta 96´, en la que la precuela de la generación dorada, comandada por un Marcelo Milanesio que sin siquiera haber jugado en otro equipo que no sea su histórico Atenas de Córdoba (En su momento rechazo una oferta de un millón de dólares para jugar en Italia), era el ancho de espadas para poder ver hasta donde se podía dar pelea. Lejos estábamos en ese entonces de los laureles que supimos conseguir, y yo, con tan sólo 8 años, era uno más de los argentinos que por nada del mundo podían perderse a esos grandes monstruos sedientos de gloria, que, sin ningún tipo de esperanza de poder estar en el podio, dejaban la vida por darnos algo de orgullo en la casa matriz del baloncesto mundial. Era curioso ver que enfrente estaba un país con un nombre tan raro y con una bandera cuyos colores no le pasarían desapercibidos a cualquiera: Amarillo, verde y rojo.

Lo único que recuerdo haber vuelto a escuchar sobre Lituania en años había sido que una querida amiga de la universidad tiene sus orígenes en esa pequeña perla del Báltico. Hasta que, trabajando en Noruega, un compañero me dijo que era originario de ese país. Pero no fue el único. A medida que iba conociendo a la gente que trabajaba conmigo ahí, los lituanos se multiplicaban. Me llamaba la atención que sean tantos, viniendo de un país tan pequeño. Hasta que un día, cuando delante de un compañero lituano me enteré de que otra colega también era lituana, le dije, medio en broma y medio enserio, lo que en un español lunfardo sería algo así como: “Che, ¿quedó alguien en Lituania?”

Pero mi pregunta, un tanto irónica, un tanto enserio, tenía fundamentos: Entre los años 1990 y 2011, se registraron 670.000 lituanos emigrando al exterior, de los cuales regresaron tan solo 110.000, lo que equivale a que casi medio millón de personas hayan decidido dejar una nación de solamente 3.500.000 habitantes. Apurados por un país que no es del todo barato y en el que no abunda el empleo, y con la facilidad que les brinda ser parte de la Unión Europea, muchos jóvenes deciden ir en busca de mejores condiciones laborales, con las islas británicas, los países escandinavos y los paises vecinos como mayores puertos receptores. Algo así como lo que ocurre en algunos pueblos de Argentina, en donde es prácticamente una fija que la juventud, luego de cierta edad, emigre hacia ciudades más grandes, donde hay mayores posibilidades de encontrar trabajo y donde es posible continuar sus estudios, para luego regresar a casa varios años mas tarde, tal vez ya “realizados”, y en busca de volver a sus orígenes y a una vida más familiar y tranquila.


Principales puertos de destino de los lituanos que deciden emigrar al exterior (Fuente:
datosmacro.expansion.com)

No tenía mucho trabajo en un verano que era temporada baja para un centro de esquí, y algunos días de corrido me permitían hacerme una escapadita una vez mas. Viajar por Noruega no era accesible para mi bolsillo, y como pasa siempre aquí, aquellos países exportadores de mano de obra barata y extranjera siempre son una tentación debido a su condición de “No turístico”, y una alternativa para poder viajar sin gastar tanto dinero. Así fue que decidí empezar a planear mi viaje a Lituania. Pero lo curioso era que reparé en que todavía no sabía prácticamente nada sobre ese país.  Tal vez los lituanos no eran del todo abiertos para contar cosas de su tierra de origen. O quizás no eran tan orgullosos de lo suyo. O, simplemente, ¿por qué no?, no tenían demasiado para contar. Pero soy de la idea de que siempre hay lugares interesantes para visitar, historias para descubrir, y buenos bares para tomar una cerveza. Así que como siempre hago, empecé a buscar en TripAdvisor lugares y cosas para hacer en Vilna y Kaunas, las dos ciudades que pensaba visitar.

Hay veces que aparecen como atractivos turísticos carteles, pintadas o cosas que parecen no tener nada de especial, pero nunca dejo de ver de qué se trata, sobre todo leyendo los comentarios de la gente, porque a veces hasta lo mas simple esconde una gran historia detrás. Así fue que me topé con un supuesto atractivo turístico llamado “Stebuklas”, y cuya foto principal era la de una baldosa en la que estaba escrita esa palabra en forma de círculo. Nada más y nada menos, simplemente una baldosa en el medio de muchas más, pero que tenía un color mas oscuro y esa inscripción. Ejemplo perfecto de mi teoría. Aunque parezca algo para nada llamativo, algún valor tiene que tener, algo tiene que significar, sino no estaría ahí, sino no hubiera sido visitado por tanta gente.


Cómo se ve a simple vista la baldosa de Stebuklas. 

Y así fue que me enteré de que, a las 19 horas del 23 de agosto de 1989, 1.500.000 personas se tomaron de las manos, logrando atravesar los arroyos, montes, calles y toda formación natural y artificial que se impusiera de testigo entre la capital de Estonia, Tallin, y la capital de Lituania, Vilna, pasando por Letonia, quien completa la triada báltica. Que este hecho haya ocurrido en ese momento de la historia no era casualidad, la Unión Soviética y su movimiento comunista que dominaba a gran parte de Europa estaban económica e ideológicamente debilitados, pero tampoco es casualidad que exactamente haya ocurrido un 23 de agosto.

EL PACTO MÓLOTOV – RIBBENTROP


Mólotov a punto de firmar el pacto. Tras él, con los ojos cerrados, Ribbentrop, y a la derecha de este, Stalin atestiguando (Fuente: www.archives.gov)

El 23 de agosto de 1939, exactamente 50 años antes, nazis y soviéticos firmaban en Moscú y 9 días antes de que se iniciase la Segunda guerra mundial, el pacto conocido como “Mólotov – Ribbentrop” (El nombre se debe a que los ministros de asuntos exteriores de ambos gobiernos se llamaban Joachin Von Ribbentrop y Viacheslav Mólotov, respectivamente, el cual era en un principio un tratado de no agresión entre ambos grandes bandos. Básicamente, el objetivo era que ambas partes pudieran desarrollar sus intereses sin encontrarse seriamente amenazadas una por la otra, comprometiéndose a solucionar de forma pacífica cualquier conflicto de interés que pudiera surgir, estrechándose además vínculos económicos y otorgándose entre ellos tratos comerciales especiales.  Pero, además, el tratado contenía lo que se conoció como el “Protocolo adicional secreto”. Que se conoció es relativo, porque solo lo sabían los jerarcas de ambos gobiernos. Pero lo importante es que este marcaba las pautas de la repartición de Europa del Este y Central entre el Tercer Reich y la URSS, fijándose los limites de influencia alemana y soviética mediante mutuo acuerdo. Si, sería algo así como decir que se reunieron amistosamente los representantes de dos de las mayores potencias responsables de la muerte de entre 55 y 60 millones de personas en la IIWW, y, como si fuera el tablero de un juego de mesa, tal vez un TEG, se repartieron gran parte de Europa antes de empezar a tirar las fichas.

Caricatura de autoría anónima, ironizando sobre el pacto germano-soviético (Fuente: incrivelhistoria.com.br)

Lo más representativo de la repartición a través del “Protocolo adicional secreto” fue la división de Polonia, que fue invadida por ambos ejércitos con tan solo 16 días de diferencia, nazis por el norte y soviéticos por el sur, pero los países bálticos también cayeron en la volteada. Así fue como los alemanes reconocieron a Estonia y Letonia como zonas de influencia soviética, y luego, con el anexo del pacto conocido como el “Pacto Germano-Soviético de Cooperación, Amistad y Demarcación”, los nazis reconocieron también, o, mejor dicho, regalaron a casi toda Lituania, como “compensación” por haberse quedado con las ciudades polacas de Lublin y Varsovia, las cuales supuestamente estaban dentro de la esfera de influencia soviética.

La firma del pacto “Mólotov – Ribbentrop” generó conmoción y pánico en todo el resto de Europa. Era realmente incomprensible que dos potencias enfrentadas a muerte se pusieran de acuerdo, y tanto para los fascistas a lo largo de Europa, como para los comunistas que seguían la ideología soviética, darle la mano al enemigo era una absoluta traición. Pero el pacto ya corría. Alemania invade Polonia el 01/09/39 y la URSS, comandada por Joseph Stalin, se llama a silencio. Como devolución de gentilezas, la URSS invade Finlandia el 30/11 de ese mismo año en lo que se conoció como la “Guerra de invierno”, y los nazis se llaman a un absoluto silencio también. Tiempo después, estos últimos ganan la “Batalla de Francia” y se quedan con gran parte del territorio francés, e inmediatamente, los soviéticos completan el tridente Lituania-Estonia-Letonia. ¿Alguna vez jugaste al Monopoly y compraste las 3 propiedades de un mismo color? Sería como algo parecido.

Mapa que muestra como se planificó la división de Europa, y como se dió finalmente
(Fuente: Creative-commons-public-domain)

El tratado entre ambas potencias se fue debilitando con el tiempo a medida que se tensaban las relaciones germano-soviéticas, y concluyó con la decisión del Tercer Reich de invadir a la Unión Soviética en la primavera de 1941, algo que estaba en los planes de Hitler "Off the record" aún antes de que el tratado se firmase y que, aunque los soviéticos sabían de que tarde o temprano ese día llegaría, aún no se sentían lo suficientemente preparados militarmente para poder enfrentar a los nazis, e intentaron mantener el pacto vigente hasta el día de la invasión alemana a la parte de Polonia anexionada por la URSS, declaración de guerra que marcó el quiebre definitivo de las relaciones entre ambos.

LITUANIA: LA PERLA DEL BALTICO

Luego de que se firmase el pacto “Molotov-Ribbentrop”, y de que Alemania y la URSS invadieran Polonia respectivamente, hubo una reunión en Moscú entre una delegación representante del gobierno de Lituania y las autoridades locales donde se analizó la situación actual y sus posibles fluctuaciones en el futuro. Se firmó el “Tratado de asistencia mutua lituano-soviético”, en el que la URSS se comprometía a entregarle a Lituana parte de la provincia de Vilna, la cual había sido ganada durante la invasión a Polonia, e incluía a la ciudad también llamada Vilna, su capital, y a cambio,  la URSS adquiriría el derecho a estacionar 20.000 soldados dentro del territorio lituano. La excusa de los soviéticos para solicitar este derecho era que Lituania estaba desprotegida ante la situación que se presentaba en Europa, pero en realidad era una precuela de lo que pasaría después.

Si bien la llamada “Guerra de Invierno” que se desató al ser invadida Finlandia por las tropas de la URSS, se hizo mas larga de lo que los soviéticos esperaban, tarde o temprano la URSS continuaría tratando de abarcar la parte del mapa que le correspondía según la gracia de su pacto con los nazis, y Lituania estaba marcada como la próxima víctima. El 14 de junio de 1940, la Unión Soviética le hizo una demanda formal al gobierno lituano en la que solicitaba el permiso para disponer de cuantos soldados de su ejercito necesitara tener dentro de su territorio, y la formación de un gobierno pro-soviético (Posteriormente conocido como la “República Socialista Soviética de Lituania”). Lituania no tenia los medios para poder organizar su defensa, y su ejército equivalía casi a solamente la cantidad de soldados soviéticos que ya estaban dentro su país, por lo cual, siendo absurda cualquier idea de iniciar un conflicto con la URSS, no les quedó otra alternativa que aceptar las condiciones “propuestas” por el Kremlin. Dadas las circunstancias, un día después, el 15 de junio, Lituania aceptó formalmente el ultimátum y perdió la independencia. Todavía la idea de la IIWW era un embrión, y los soviéticos intentaron mostrar ante los ojos del mundo que no se trataba de una anexión u ocupación, sino de una legítima revolución socialista surgida desde el vientre de los lituanos mismos, que se suponían afines a la idea de unirse a la URSS. Así fue como las autoridades rojas colocaron un gobierno “Títere” y convocaron a unas falsas elecciones para el parlamento popular en la cual hubo una supuesta participación del 95,51% y un apoyo del 99,19% a los delegados comunistas, algo totalmente descabellado para cualquiera que atestiguase esa realidad. En su primera sesión, los integrantes de esta burda teatralización proclamaron la creación de la República Socialista Soviética de Lituania y pidieron ser admitidos por la Unión Soviética. No hace falta decir que dicha petición fue aceptada, y la soberanía e independencia de Lituania ya era cosa del pasado, como también, al mismo tiempo, la suerte estaba echada para sus vecinos del Báltico.

Escudo de la República Socialista Soviética de Lituania. Desde el 2008, este tipo de smbolos están prohibidos en Lituania (Fuente: Wikipedia)

El 22 de junio de 1941, la Alemania nazi y su “Operación Barbarroja” ya estaba haciendo estragos en la Unión Soviética, con el asedio de Leningrado como la cara más visible (Se aisló completamente a la actual San Petersburgo, cortando todas sus vías de comunicación con el resto de la URSS, a fin de que la población muriera de hambre y frío). Una semana después, su incursión se mudo hacia Lituania, y con las fuerzas soviéticas locales careciendo de medios para poder hacerle frente al fuerte poderío alemán de ese entonces, el territorio lituano cayó tomado por completo. Pero ojo, cabe destacar que los alemanes fueron recibidos como los héroes que liberarían al pueblo lituano del opresivo régimen soviético, y, además, con la idea de que era posible que el supuesto “Judeo-Bolchevismo” estuviera involucrado en la ocupación soviética, generaba aún más cercanía a los alemanes por las vías de un antisemitismo emergente. Esperaban de ellos que restablecieran su independencia perdida, o al menos que les dieran algún grado mayor de autonomía, como había ocurrido con Eslovaquia. Y era tanta la fe depositada en ellos, que la resistencia lituana, además de sublevarse contra los soviéticos, apoyaron la invasión. Establecieron luego el Gobierno provisional de Lituania y declararon la anhelada independencia, pero los alemanes estaban lejos de ser benevolentes con los lituanos, y no reconocieron a este nuevo gobierno, acto seguido de establecer su propia administración civil, el “Reichskommissariat Ostland”.

La única sinagoga que quedó en pie de las 100 que habían en Vilna, luego del paso de los nazis.

Pero la historia regresaría al principio, ya que tiempo después, el asedio de Leningrado fue levantado y los nazis, luego de perder la batalla de Stalingrado estaban fuertemente debilitados, y las fuerzas soviéticas lanzaron lo que se llamó la “Operación Bagration”, el 22 de Junio de 1944, que también fué conocida como la “Operación Maskirovka”, que en ruso significa “Camuflaje”, ya que, sabiendo de la fuerza con la que aún contaba el ejercito alemán, pese a haber perdido muchas tropas en Stalingrado, había que buscar una manera de atacarlos por sorpresa. Lo que se hizo fue dirigir el ataque por el centro de Bielorrusia, pero haciendo creer al enemigo de que el ataque sería por el norte de Ucrania. Así fue como por el centro del territorio bielorruso solo transitaban muy pocos vehículos, pero repletos a tope de tropas del ejército rojo, de noche y a una velocidad moderada, como para evitar accidentes que levantaran la perdiz. Solo se transmitían ordenes verbales, a fin de que la frágil información no cayera en manos del enemigo. Y, además, se emitió la orden de que, en caso de divisar un avión de reconocimiento alemán, las fuerzas soviéticas que estaban por tierra deberían dispersarse y fingir la construcción de caminos o aeródromos. Mientras, por el norte de Ucrania transitaban grandes grupos de tropas que se hacían hacer tan visibles como fuera posible, a modo de convencer a los alemanes de que el futuro ataque sería desde esos lados.

Esta exitosa operación permitió a la URSS penetrar en territorio del Reich por Prusia oriental y acariciar las puertas de Varsovia, tras ocupar toda la región al este del río Vístula, quedando Lituania a las puertas de la conquista nuevamente. Ya con las fuerzas nazis tan debilitadas, era poco lo que quedaba por hacer para evitar la entrada soviética una vez más a los países bálticos, y con fecha del 27 de julio, la ciudad de Šiauliai era tomada, dando inicio a la propagación por el resto del país y luego a Letonia y Estonia.


Soldados del Ejército rojo en Vilna, 1944 (Fuente: amistadhispanosovietica.blogspot.com)

LETONIA: EL PASAMANOS DEL TERROR

La historia de la primera ocupación soviética de Letonia no es muy diferente. Polonia ya estaba dividida y ocupada, Lituania invadida, y por decantación, Letonia estaba entregada. Tal es así que, en una reunión en Moscú el 2 de octubre de 1939, Stalin le dijo a Vihelms Munters, ministro de exteriores de Letonia: “Para serle sincero, la división de las zonas de influencia ya fué hecha...”. El que avisa no traiciona: 3 días después, Letonia se vió obligada a firmar un acuerdo con Moscú mediante el cual se comprometía a prestar sus bases militares por un plazo de 10 años, permitir la construcción de pistas de aterrizaje bajo requerimientos soviéticos y a aceptar la entrada y permanencia de 30.000 soldados soviéticos en su territorio. En un principio, lo único rescatable para los letones que se podía sacar de este acuerdo era que no se veía comprometida su soberanía, pero a los soviéticos les fue gustando cada vez menos la hostilidad con la que eran pensados en los países bálticos, y luego de invadir Lituania, Letonia seria la próxima víctima, y el 16 de junio de 1940 ya estaba ocupada. El saldo de la primera ocupación soviética fue de 35.000 deportados (El 2% de la población total).


Desfile militar soviético por las calles de Riga, Letonia (Fuente: http://rkrp-rpk.ru)

Pero estas deportaciones en masa fueron interrumpidas rápidamente por la ofensiva nazi que comenzó a atacar 6 días después. Las tropas alemanas fueron un mesías para los letones, que de esta manera lograban frenar el terror rápidamente impuesto por los soviéticos, y a las que se unían integrantes de la resistencia letona y desertores del Ejército rojo que habían sido obligados a unirse a sus filas. En estas condiciones, las fuerzas de la URSS no pudieron resistir mucho tiempo más, pero para la desilusión de muchos de los letones que confiaban en ellos, al igual que lo que ocurrió con Lituania, los nazis nunca habían tenido entre sus planes ayudar o aunque sea permitir que Letonia restaura su soberanía, y el 10 de julio todo el país estaba bajo su mando, y Letonia ya era también parte de que se llamaba la “Reichskommissariat Ostland” (“Comisionado del Reich para las tierras del este”), que era el nombre que recibía la unidad administrativa territorial de varios países y territorios del este del continente (Existían en total 5 "Reichskommisariat" a lo largo de Europa), o para ser más precisos, era el nombre de lo que se consideraba por los nazis como una provincia alemana de esta área del continente,  y cuyos objetivos políticos eran el de la “Germanización” de los elementos racialmente convenientes (Es decir, todo lo que coincidiera con las ideas de la raza Aria), la del el asentamiento de los alemanes étnicos (Es decir, tener especial cuidado por los territorios donde habían raíces germánicas), y la de la eliminación de los elementos indeseables (Principalmente judíos, pero también gays, gitanos, testigos de Jehová y todo lo que pudiera aparecer por el camino).


Mapa del proyecto de la Reichskommissariat Ostland (Fuente: http://historicahobbies.blogspot.com)

Pero como pasó en Lituania, aquí también se volvería al principio de la historia. Luego de haber recuperado Lituania, a mediados de Julio de 1944, el ejército rojo había penetrado otra vez en Letonia, y para el 13 de octubre ya tenían sus pies sobre Riga, la capital. Las fuerzas de los nazis estaban acorraladas entre las de la URSS y el Mar Báltico, pero a pesar de que hubo un plan de evacuación a través de este último, Hitler ordenó que resistieran. La resistencia fue notable, pero con final escrito, y 203.000 soldados fueron deportados a campos de prisioneros soviéticos. Letonia era otra vez soviética. Y la guerra dejaba a Letonia con una población que pasó de 500.000 a tan sólo 300.000 habitantes.

ESTONIA: SOVIÉTICOS, NAZIS, SOVIÉTICOS
A esta altura, y con Lituania y Letonia ya invadidas, estaba claro que La URSS no tendría que esforzarse demasiado para ocupar Estonia. De hecho, fueron los estonios mismos los que les abrieron las puertas, aunque quedan dudas sobre sus voluntades: Si bien hubo un referéndum que “Entregaba” a Estonia a la URSS, estaban dominados por el miedo de ser “primeriados” por los nazis, y además la presión soviética se hacia notar. Lo cierto es que el 17 de junio de 1940, 30.000 soldados del “Ejercito rojo” ocupaban el país, convirtiéndose Estonia en la 16° republica de la URSS.


Manifestantes en Tallin, Estonia, celebran haber sido anexionados a la Unión Soviética (Fuente: amistadhispanosovietica.blogspot.com)

En julio de 1941, en plena IIWW, fue ocupada por los nazis. También aquí, en un principio los alemanes fueron bien recibidos por gran parte de la población local, ya que aun los nazis no habían mostrado su cara más dura con las poblaciones locales de Lituania y Letonia, y no sería novedad que en estas tierras también se los consideraba la llave para liberarse de la opresión soviética depositando en ellos sus esperanzas de, aunque suene peyorativo, recuperar su independencia. De hecho, los nazis no estuvieron solos durante su lucha contra el “Ejército rojo”, ya que un grupo paramilitar estonio que, en realidad, operaba junto a lo que fue también la resistencia de sus otros dos países hermanos, llamado justamente “Los hermanos del bosque”, unos 50.000, estuvieron a la par de ellos, y en un comienzo batallaron contra los soviéticos en el norte del país antes de que los nazis llegaran. Luego de echar a los soviéticos de esa región, lucharon junto a los nazis durante la continuación de la ocupación, hasta lograr dominar Tallin, la capital del país. Pero su colaboración y complicidad no pudo evitar que los nazis decidieran borrar a las instituciones y meterlos también en la Reichkommissariat Ostland, resultado final que los estonios que apoyaron al régimen nazi no esperaban que ocurriera, sintiéndose traicionados aquellos que colaboraron en la empresa.

Pero de a poco la cosa se empezó a dar vuelta en la IIWW, la victoria de los aliados sobre el régimen nazi se avecinaba, y los estonios sabían que la única opción que tenían para lograr su independencia nuevamente era que Alemania cayera antes de que los invadan los soviéticos, algo similar a lo que produjo el “Alzamiento de Varsovia” no muy lejos de allí. Podría decirse que su objetivo se logró, pero el sueño de una nueva Estonia independiente duró poco, ya que, a los 4 días de la formación del nuevo gobierno, exactamente el 22 de septiembre de 1944, la bandera de Estonia era reemplazada por la de la RSS de Estonia una vez más, la cual se mantuvo hasta la independencia en 1991.

Curiosa bandera de la  RSS Estonia -República Socialista Soviética de Estonia- (Fuente: Wikipedia)

LAS CONSECUENCIAS COMUNISTAS

Soy de los que creen absurdo discutir quienes fueron mejores, o menos malos, entre los nazis y los soviéticos. Pero al menos en lo que respecta a Lituania y al resto de los países bálticos, nada fue tan notable como los cambios culturales, sociales y políticos que produjeron la segunda ocupación soviética, que mantuvo a estos países bajo el ala del comunismo durante 46 años. En mi paso por Lituania entendí/aprendí que, por un lado, el régimen comunista al que estaban sometidos los lituanos reprimía el pensamiento, las expresiones culturales y la libre circulación de ideas, y por otro lado, representaba el miedo constante a manifestar una ideología contraria a la que se imponía.
Para empezar, solo basta pensar que diferente era todo al estar separados por la cortina de hierro del mundo occidental. No había acceso a un montón de bienes que venían desde allí, pero además había una prohibición de consumir cualquier expresión que perteneciera al mundo antagónico, el enemigo en esa carrera en tener el mejor sistema del planeta que habitamos. La idea era evitar cualquier cosa que pudiera contaminar la “pureza” de los ideales comunistas. Mientras que en la Europa occidental y Estados Unidos el desarrollo post guerra traía un rápido desarrollo moderno, eso no pasaba en los países bajo el ala soviética, mucho más enfocados en desarrollar la idea comunista y poder estar capacitados militarmente para cuando la situación lo amerite.


Murales como este buscan borrar la tristeza y dejar atras el pasado de una Vilna bajo control soviético. 

La moda era un tabú, pero generaba cierta envidia en las mujeres comunistas que no podían vestirse con aquellas prendas que eran cada vez mas sensuales. Una música tan seductora como el jazz estaba prohibida, y en el mundo del deporte, empezaban a prevalecer los deportes típicos de la URSS, como la gimnasia y el atletismo, pero ahí mismo también se encuentra la respuesta del por qué los lituanos, siendo de un país tan chico, pudieron desarrollar el básquet a nivel mundial: Era el deporte que los identificaba, y no solo que lo mantuvieron durante toda la era soviética, sino que además lo enaltecían como símbolo nacional. El medio de comunicación por excelencia era la radio, y los televisores no estaban ni cerca de poder estar al alcance de la mayoría de la sociedad,  debido a que estaban muy limitados por considerarlos un invento del mundo occidental que tenía como objetivo “adormecer” a las masas, aunque en realidad lo que se buscaba era evitar que se pudiera ver cómo era la vida del otro lado de la cortina. Los que se daban el lujo de poder acceder a este bien, solo veían programas creados en la URSS, de poco contenido y que solo hacían alusión a las virtudes comunistas. Las vacaciones eran pagas por el estado y eran para todos, pero se limitaban a las playas del norte del país, o a los países vecinos. Lejos estaban los Ford Mustang o Chevrolet Camaro que desfilaban derrochando lujo por las calles de Estados Unidos, pero los Fiat 125 y 126, o sus copias licenciadas, daban felicidad para aquellos que ahorraban lo poco que se podía para tener el autito que permitiera sacar a pasear a toda la familia. Y quizás, en lo que más se veía la influencia soviética, era en la obligación de estudiar ruso, y esto a los lituanos les dolía y mucho. Entre mis compañeros de trabajo, la mayoría de ellos saben hablar ruso, lengua obligatoria a nivel escolar hasta el día de la independencia, pero todos ellos la rechazan (Hay que destacar que todavía es muy hablada en el país, donde el 6% de la población lituana son rusos).


Cafeterías y bares rústicos como este son una huella pintoresca de lo que fueron los años comunistas en Vilna. 

Pero también hay una parte que es mucho más dura y dolorosa, que era la ensañada persecución hacia aquellos que eran considerados “enemigos del régimen”. El simple hecho de dejar ver que se pensaba distinto (Porque muchos lo hacían, pero la mayoría de estos evitaba manifestarlo), podía llevar a estar hasta un año encerrados en las celdas de las prisiones de la KGB mientras eran interrogados, pero no menos dura era la suerte de aquellos que eran enviados a los crueles campos de trabajo. No aceptar ser parte de la colectivización de la agricultura o no acatar la orden de participar de una marcha a favor del régimen podían ser suficientes motivos para sufrir las mas severas de las consecuencias.

Esto no significa que el comunismo no haya dejado cosas positivas para el país. El desarrollo industrial es elocuente, y muchas personas aún defienden un régimen en el cual el analfabetismo era algo inusual, todos accedían a un sistema de salud tal vez un tanto precario pero eficiente y para todos, lo mismo ocurría con la educación, y el desempleo era prácticamente nulo. Pero los lituanos nunca van a poder olvidar el sometimiento al que estaban sujetos y todos aquellos largos años en los que dejaron de ser un país independiente, cuya pérdida de identidad decanta en una herida que hoy todavía duele.

CANTANDO POR LA REVOLUCIÓN

Pero un día el régimen comunista empezó a caer. Gorbachov y su Perestroika que abogaba por la apertura y el socialismo, surgida a mediados de la década del 80´, fueron esa luz al final de un túnel que parecía ser eterno. En épocas donde los medios de comunicación estaban totalmente manipulados y controlados, la televisión estaba super restringida y la internet para uso particular no era ni una idea en los países bajo el ala soviética, poco se sabía sobre lo que pasaba alrededor, y quizás Lituania y el resto de los países bálticos estuvieron alejados de lo que fueron los pocos movimientos que se rebelaron al régimen, como fueron los de Gdansk, Praga o Budapest. Pero, así como en Checoslovaquia tuvieron su “Revolución de terciopelo”, donde a partir de artistas. representantes culturales e intelectuales empezaba a haber un movimiento pacifista de revolución, los pueblos de los países bálticos tuvieron su "Revolución cantada".


Mijaíl Gorbachov cuando aún gobernaba a la URSS (Foto: AFP)

En Lituania, el Partido Comunista estaba dirigidas por lideres que se negaban a llevar a cabo las reformas con tinte socialista surgidas desde Mijael Gorbachov, pero en 1988 se creó el Movimiento Reformista de Lituania, con el profesor universitario Vytautas Landsbergis a la cabeza, que sería quien canalizara las manifestaciones populares. Entre otros aspectos, reclamaban el cumplimiento de los derechos humanos, el lituano como lengua oficial, la libertad de culto y el cierre de la central nuclear de Ignalina, que era similar a la de Chernóbil y generaba terror entre la población local. Y al igual que lo que ocurría en los otros dos países bálticos, en las marchas y protestas era característico que se entonaran canciones patrióticas y católicas. Los intérpretes locales volvían a cantar canciones que habían sido censuradas por el régimen comunista, y en el importante Festival de Coros de Lituania de 1988, se volvieron a enarbolar banderas tricolores por primera vez. Si bien hubo una represión muy grande por parte de las fuerzas soviéticas a una de las tantas marchas que suscitaban en el país pidiendo libertad, el movimiento crecía y de a poco se empezaban a adquirir, o, mejor dicho, recuperar derechos. El derecho a manifestarse era uno de ellos, que fue ganado por el pueblo mismo. En Letonia y Estonia la situación era similar, y también las manifestaciones se caracterizaban por las canciones y hasta danzas típicas que exponían el sentido de nacionalismo que el régimen comunista no había logrado hacer desaparecer. Y esto dió lugar a una de las manifestaciones mas hermosas que dejaron aquellos increíbles años donde se mezclaban el arte y la rebeldía.

NOS TOMAMOS LAS MANOS Y DECIMOS BASTA

“Baltijos kelias” en lituano, “Balti kett” en estonio, “Baltijas Celš” en letón o simplemente “Cadena báltica” en español. Ese fue el nombre que recibió el evento que tuvo lugar a las 19 horas de aquel histórico 23 de agosto de 1989, en el que los tres países bálticos dijeron “Basta”. Un millón y medio de personas se unieron de las manos para unir los 595 kilómetros que unen a Tallin, Riga y Vilna, capitales de Estonia, Letonia y Lituania respectivamente, para llamar la atención de la opinión publica mundial sobre la realidad que se vivió y todavía se vivía en esos países, bajo el régimen soviético comunista. El mensaje a esta altura era conciso y directo: Que se vayan las tropas soviéticas que ocupaban sus países. Ya había sido demasiado.

Las manifestaciones a esta altura ya eran inevitables en los países que formaban la URSS, y la Cadena báltica fue aprobada por los partidos comunistas de los tres estados. Esta se organizó con muchísimo cuidado para que no hubiera ningún hueco sin cubrir a lo largo de los 595 km. Cada pueblo y ciudad tenía un área determinada a cubrir, y se proveían buses gratuitos para poder trasladar a aquellas personas que no tenían los medios propios para trasladarse y ocupar las posiciones que les correspondían. La radio también hacia lo suyo, colaborando para coordinar esfuerzos. El mensaje tenía que ser certero, y nada podía salir mal. En total, la cadena tuvo una duración de 15 minutos, y fue complementada por diversas manifestaciones pacificas en los tres países. En Vilna, por ejemplo, se juntaron 40.000 personas en la Plaza de la Catedral, y fue emocionante ver también como los lideres de los frentes populares de Estonia y Letonia se reunieron en la frontera entre ambas repúblicas para celebrar un funeral simbólico que representaba el final de una era. Hasta en la misma Moscú se reunieron cientos de personas en la Plaza Pushkin para demostrar su apoyo a los países bálticos, represión policial mediante.

Lituanos, letones y estonios, tomados de las manos (Fuente: izquierdahispanica.org)

(Fuente: tierrasbalticas.wordpress.com)

La Cadena báltica fue la coronación perfecta de un proceso que había comenzado unos años antes y que marcó un antes y un después en la era de influencia soviética en estos tres países. Hizo que muchas personas aún con temor a las represalias soviéticas se unieran a las marchas, y ayudó a marcar aún todavía mas la tendencia a protestar masiva y pacíficamente contra el régimen soviético en todos los países ocupados. Pero lo más importante de este evento fue que terminó de convencer a los pueblos del tridente de que la independencia era mas que un sueño. Semanas después, caería el muro de Berlín como símbolo del fin de una larga era, y un soñado 11 de marzo de 1990, Lituania se convertía en nada mas y nada menos que en el primer país en independizarse, para luego ser seguido también por Letonia y Estonia. El primer país en reconocer la independencia de Lituania fue Islandia, hecho que explica la curiosa hermandad, hoy, entre los dos países. El resto del mundo tardó casi un año en hacerlo.

El rebote se hizo esperar, y ocurrió recién el 12 de enero del año siguiente, noche en que fuerzas militares soviéticas intentaron recuperar Vilna por la fuerza. La población civil salió a la calle a defender lo que tanto costo conseguir, y como pudieron, se enfrentaron a las fuerzas soviéticas. Su mayor defensa era mostrarle a un mundo cuya cortina de hierro se había caído hacer rato, la represión a la que estaban siendo sometidos. Se podía ver a personas desarmadas pararse y cantar frente de los tanques soviéticos, una imagen que se hacia usual en aquellos tiempos y era el símbolo de paz de esos pueblos hartos de las guerras. El saldo de esta nueva invasión fue de 13 muertos y 200 heridos, y si no fué peor es por el extraordinario coraje de los lituanos que frenaron a los soviéticos como pudieron. Estos hechos serian dástricos para la Unión Soviética y terminarían de marcar su bancarrota moral frente al planeta.

Derribo de una estatua de Lenin en 1991. Después del intento de ocupación que ocurrió en enero de ese año, las relaciones entre Lituania y la URSS quedarían marcadas a fuego (Fuente: GROCHOWIAK/SYGMA/CORBIS)

Pero, además, y no menos importante, fue que la cadena báltica saco a la luz el bochorno que había sido el “Protocolo adicional secreto” que actuó como complemento del plan “Molotov-Ribbentrop” y marcó la suerte de estos 3 países. En su momento había sido negado por las autoridades de la URSS, pero la Cadena báltica llevo a la creación de una comisión especial en la Unión Soviética para investigar la existencia de “Cláusulas secretas”. Fue tanta la presión, que el gobierno de Gorbachov en ese entonces tuvo que emitir una declaración oficial admitiendo como verdadero el contenido del pacto y asumiendo culpas por el mismo.

Moneda conmemorativa por los 25 años de la Cadena báltica (Fuente: Lithuanian Bank)

Y tal vez menos relevante, pero más pintoresco, fue el hecho de que la manifestación fue inscripta en el libro Guinness de los récords como la “Cadena humana” más larga organizada en toda la historia, y que además la misma represento el atasco de tráfico más largo jamás ocurrido, como consecuencia de qué, durante un par de horas, 100 kilómetros de la autopista que une Vilna y Kaunas, ambas ciudades lituanas, permanecieron con vehículos atascados.

STEBUKLAS (Milagro)

Ir a visitar esa baldosa que parece tan insignificante pero que tiene un valor inmenso, era lo más importante para mí en esos poquitos días que tenía en Vilna. Había marcado en un mapa el punto exacto donde se suponía que estaba. Era en la Plaza de la Catedral, la típica plaza principal que hay en todas las ciudades y a las que llegas siempre por naturaleza cuando estas de visita, perp había estado allí el día anterior y ni siquiera me había percatado de ella. Y ahora, con la ayuda de un mapa, tampoco la podía encontrar. Hasta que allí la vi. Se escondía atrás de la torre de una iglesia. “Stebuklas” en lituano, “Milagro” en español. Se veía igual de simple que en la foto. Y me sorprendió aún más lo solitaria que yacía. Sin ningún cartel a su alrededor o algunas lamparitas que la iluminen. Como si la invitación fuera a que cada uno le cargara el valor con sus propios sentimientos y emociones. Coincidía este día con el “Día de Vilna” y con el primer día de clases, que a pesar de que era sábado, se celebra incondicionalmente cada 1° de septiembre. Era un hermoso día de sol y la plaza estaba repleta por una hermosa mezcla de estudiantes, turistas y locales. Algunos de ellos se sacaban fotos con este pequeño homenaje a tanta historia y lucha juntas, y siguiendo la tradición, se paraban sobre su eje, daban uno o tres giros de 360° (No queda claro cuántos son) y pedían un deseo. Yo no quise dejar pasar mi oportunidad de cumplir con el ritual. Me paré sobre ella, dí las tres vueltas, y mi deseo fué que en un momento tan duro para mi país, también sepamos hacer una Cadena báltica.




10 de Junio de 1940 – El Ministro de Exteriores de Lituania, Vincas Kreve-Mickevicius, se reúne con Mólotov (Su par de la Unión Soviética). Mólotov le comunica en forma directa que la Unión Soviética tenía la intención de ocupar toda la región: “Tiene que ser realista y darse cuenta de que en el futuro todas las naciones pequeñas van a desaparecer. Su Lituania junto con las otras naciones bálticas, incluyendo a Finlandia, tendrán que unirse a la gloriosa familia de la Unión Soviética. Es por eso que debería ir introduciendo a su gente al sistema soviético, que en el futuro reinará en todos lados, en toda Europa; y será puesto en práctica primeramente en algunos lugares, como en los países bálticos y luego en otros”



“Pero si nos juntamos, no nos van a detener…”


FUENTES:

https://es.wikipedia.org/wiki/Invasi%C3%B3n_sovi%C3%A9tica_de_Polonia_de_1939
https://es.wikipedia.org/wiki/Ocupaci%C3%B3n_de_Letonia_por_la_Alemania_nazi
https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Bagration
https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_Cantada
https://elpais.com/internacional/2014/10/23/actualidad/1414077955_492387.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Cadena_B%C3%A1ltica
http://www.laopinionpopular.com.ar/noticia/21613-la-revolucion-cantada-y-el-domingo-sangriento-en-lituania.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Central_Nuclear_De_Ignalina
https://culturabolchevique.blogspot.com/2012/02/insolito-hasta-donde-llega-el.html

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