GDANSK: "Papá cuéntame otra vez"
Cuando estaba viviendo en Dinamarca y me volvía loco con eso de los vuelos "Low-cost" que para mi eran una novedad, buscaba vuelos baratos todo el tiempo para hacerme una escapadita, y siempre aparecía Polonia entre los destinos más accesibles
en cuanto a precio y disponibilidad. Pero lo que me llamaba la atención es que
no solo aparecían las ciudades principales, como en la mayoría de los países,
sino que aparecían como destino ciudades de las que no había oído hablar nunca en mi
vida. Además de Varsovia o Cracovia, se ofrecían vuelos directos a ciudades
como Szczecin, Katowice o Gdańsk, entre otros.
Un año más tarde, ya viviendo en Noruega, me dí cuenta de
que la particularidad aún iba más allá: No solo que había muchísimos vuelos
hacia diferentes ciudades de Polonia, sino que se podía ir desde varias
ciudades también de Noruega, como Oslo, Bergen, Ålesund y Tromsø.
Cartel
de arribos del aeropuerto de Gdańsk, donde se ve la procedencia de varios
vuelos desde ciudades noruegas. (Foto propia)
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Hasta que, luego de yirar por más de un trabajo en donde
muchos de mis compañeros eran polacos, encontré la respuesta: Solo en
Noruega, viven unos 120.000 polacos, haciendo que en este país se hablara de lo
que es la “Little Poland”. Claro, en un país con solo 5.233.000 habitantes, que
más del 2% de su población sea polaca, no es poco.
Fue así que, aprovechando que tenía 4 días libres de
trabajo, decidí buscar algún destino que me permitiera darme una pequeña dosis
de ciudad (En ese momento estaba trabajando en un centro de esquí un tanto
aislado de esa vida que apura un poquito más), y Gdańsk surgió como la mejor
opción: Era muy económico viajar, me daban los horarios, y según las referencias que tenía
de algunos compañeros de trabajo que habían estado allí, era menospreciado pero
atractivo a la vez: “Es barato”, “Se toma cerveza en todos lados” y “Podés
sentarte a comer en donde quieras”, entre otros comentarios que escuche
decir sobre la ciudad.
Y al llegar a destino, entendí también que, recíprocamente,
los escandinavos también aprovechan las facilidades para llegar a este país, convirtiéndose Polonia en un sitio atractivo para aquellos que buscan precios más
accesibles para hacer turismo, compras, tratamientos de belleza, implantes
capilares, intervenciones odontológicas, etc. De hecho, encontré restaurantes
que tenían el menú en noruego, y yendo aún más lejos, pase por lo que
amigablemente podría ser llamado un “Burdel”, que tenía sobre la marquesina las
banderas de Noruega, Dinamarca y Suecia.
Un
cabaret donde los escandinavos "Son bienvenidos". (Foto propia)
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Pero no me iba a quedar solo con precios baratos para
comprar boludeces y tomar birra. Empecé a investigar cuales eran los atractivos de la ciudad. Pero lo que más me sorprendió fue que cuando le conté a mi viejo que iba para Gdańsk, pensando que no iba a tener ni idea sobre esta ciudad, me dijo algo de que allí había habido un fuerte movimiento obrero que culminó con la creación del primer sindicato en la época de la URSS, y me habló de un personaje al que no hice el más mínimo esfuerzo por intentar recordarlo. Pero a pesar de mi desinterés inicial, era bueno saber que el lugar al que iba no era un lugar olvidado e irrelevante en el mundo, aunque yo lo seguía identificando con las referencias que me habían dado mis compañeros. Fui más allá, y me puse a buscar en internet que se podía hacer allí. Había información acerca de muchos lugares, pero todavía más para mi sorpresa, me
encontré con que Gdańsk ofrecía dos particularidades históricas que luego me
volarían la cabeza: Allí comenzó la II Guerra mundial y la caída del comunismo globalmente
hablando. Lo primero me dejó helado. Y lo segundo, sacudió esa heladez, dándole crédito a eso que me había contado mi viejo un tanto por encima, y yo había pasado por alto completamente, casi faltándole el respeto a semejante hecho histórico, como si las cosas tomaran valor cuando el dios de la internet nos las cuenta, pero carecen del mismo si el que nos da el relato es alguien cercano. Pero, ¿De verdad había ocurrido todo esto en Gdańsk? ¿No será un tanto rebuscado? Diría
un poco exagerado, tal vez, al menos en el segundo caso. Pero no menos importante, considerando lo inmenso que era en ese entonces un movimiento comunista que se movía
en un bloque que cubría medio continente.
Si, es cierto que el primer país en ser anexado a la
Alemania nazi fue Austria, pero esto ocurrió, primero, con una invasión “pacifica”,
y luego, mediante un referéndum salpicado por el fraude, en el que los austriacos aceptaron y le dieron la bienvenida al invasor. Si, es cierto también que la caída del comunismo está
simbólicamente representada por la caída del muro de Berlín en el 89´o Gorbachov
y su Perestroika, que terminaron con el desmantelamiento de la URSS en el 90´, pero
la primer gran derrota del comunismo soviético ocurrió en 1980, cuando el
movimiento de trabajadores “Solidarności” (Solidaridad) se convirtió en el primer
sindicato independiente en ser reconocido en un país del bloque soviético, lo
cual fue un punto de partida para que otros sindicatos también se creasen y el
régimen comunista perdiera autoridad a lo largo y ancho del dominio soviético.
De hecho, a través de lo que luego fue el partido político “Solidarności”,
Polonia se convirtió en el primer país del bloque soviético en recuperar su
soberanía.
BATALLA DE WESTERPLATTE: COMIENZA LA II GUERRA MUNDIAL
El objetivo inicial del nazismo no era el de invadir y
conquistar países como si fuera una partida de TEG, y como la mayoría de las
personas creen. Incluso, tenía hasta cierta similitud con un montón de
movimientos políticos a lo largo y ancho del planeta que son bienvenidos por
gran parte de todos aquellos que creen tener ideales libertarios. La primer
apuesta de Hitler a la cabeza del nazismo consistía en anexar a Alemania todos aquellos territorios en donde la mayoría de sus habitantes fueran de
origen alemán. Como dije antes, luego de que Hitler asumiera el poder en
Alemania, poco tiempo después logró cumplir su ansiado anhelo de anexar al país
donde nació, y que tenía mucha cercanía a la Alemania que representaba:
Austria. Luego, hubo una reunión celebrada el 30 de septiembre de 1938 entre
Hitler y Mussolini por un lado, y Arthur Neville Chamberlain y Édouard Daladier,
primeros ministros de Gran Bretaña y Francia respectivamente, por el otro, que dio lugar a
los llamados “Acuerdos de Múnich” (El nombre se debe a la ciudad donde se
celebró dicha reunión), que le daba vía libre a Hitler para anexar también a
parte de Checoslovaquia y Lituania, a cambio de evitar el derramamiento de
sangre, como parte del plan nacionalista Hitleriano (Situación que
posteriormente también sería aprovechada por Hungría y Polonia para anexar tambien territorios checoslovacos, en donde ellos aseguraban que la mayoría de su población
era originaria de sus países). Por su parte, Mussolini incorporaría a Albania al Imperio Italiano que el mismo gobernaba.
Mapa
donde se ve como Alemania, Hungría y Polonia "Se comen" a parte de
Checoslovaquia. (Fuente: http://www.abcdelasemana.com)
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Hasta ese momento todo transcurría relativamente en paz, al menos considerando lo que posteriormente sería el desarrollo de la WWII. Chamberlain creía que
Hitler se quedaría conforme con los acuerdos de Múnich, en cambio, un mucho más
cauteloso Daladier sabía que en el fondo era imposible que el jerarca nazi se
conformara solo con eso, y no fuera más allá. Y lamentablemente, este último tenía
razón. La región de Danzig, llamada en la actualidad Gdańsk, ciudad libre después de la
Guerra mundial según el tratado de Versalles, pero bajo administración polaca, tenía
una amplia mayoría de alemanes entre su población. Y el Führer
ya había puesto un ojo en ella.
Hitler les solicitó a las autoridades polacas la
construcción del “Korridor”, que era el proyecto de una autopista con soberanía
alemana para unir la aislada Prusia Oriental con el resto de Alemania, en un territorio que justamente se lo llamaba con ese nombre. En mayo
de 1939, el ministro de exteriores polaco, Jósef Beck, dio un discurso en la
cámara baja de su parlamento, donde manifestaba su total rechazo al pedido de
los alemanes. Era la primera vez que el Tercer Reich veía realmente rechazada
su política de expansión. Y era un excelente argumento para empezar a utilizar
las armas.
Postal
alemana de propaganda nazi, donde se puede ver, en amarillo, lo que era
Alemania (Lado izquierdo), y lo que era la Prusia Oriental (Lado derecho). En
el medio, lo que se llamaba el "Korridor polaco", y entre el corridor
y Prusia Oriental, la "Ciudad libre" de Danzig. (Fuente: http://www.barronmaps.com)
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Pero, ¿Realmente Hitler tenía razón al argumentar que en
Gdańsk la mayoría de sus habitantes eran de origen alemán? El fin no justifica
los medios, pero digamos que en esto el führer tenía
razón. Y es que, finalizada la Primera guerra mundial, Alemania había sido
derrotada y estaba debilitada. Paralelamente, las potencias vencedoras,
especialmente Gran Bretaña y Francia, consideraban necesario que la muy lastimada Polonia pudiera conectar al río Vístula, que atraviesa todo el país,
con el Mar Báltico, para poder desarrollar su economía (Todos sabemos que las
salidas al mar son un elemento clave para el desarrollo económico de cualquier
país). Por ello, dentro de los tratados del “Pacto de Versailles”, se incluyó la
instauración de lo que se denominó, vulgarmente para algunos, el “Corredor
polaco”, entregando una importante franja de tierra alemana a Polonia, y dándole a la entonces llamada Danzig, que también era parte del Imperio Alemán, el mote de "Ciudad libre", pero con administración también de Polonia (Cambiándose su nombre por Gdańsk), formando un pasillo que permitía entonces la llegada al
mar, pero con la consecuencia colateral de que se dividía a los territorios bajo dominio alemán en dos y
obligando a atravesar el territorio polaco en ferrocarril para cruzar de un
lado al otro. El gobierno polaco construyó entre 1921 y 1923 un
gran puerto en el balneario turístico de Gdynia, y paralelamente el gobierno
alemán creó en 1922 un servicio de transbordadores en el lado alemán de la
Prusia Oriental para poder sortear las nuevas dificultades presentadas,
transformándose la región en una zona caliente, en la que el “Corredor polaco” y la ciudad libre de Gdańsk eran una suerte de enclave en pleno territorio alemán.
Con el paso de los años, las tensiones entre Polonia y
Alemania fueron disminuyendo, hasta que con el ascenso del nazismo en 1933, volvieron a reavivarse. Hitler comenzó a reclamar diplomáticamente contra
Polonia por el supuesto maltrato de las autoridades polacas a los alemanes
residentes en Gdańsk, el abuso de los polacos sobre los derechos económicos
del corredor en perjuicio de Alemania, y la obstrucción que el corredor
representaba para el comercio y la comunicación alemana en esa región.
Paralelamente, la población de origen alemán que residía en Gdańsk
vio la oportunidad de reivindicarse como alemanes, y empezó a manifestar su
adhesión al nazismo.
Otra postal de propaganda
Nazi, donde se hace alusión a que Danzig era alemana (Fuente: http://www.barronmaps.com)
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EL VISITANTE INDESEADO
Agosto de 1939. Bahía de Danzig/Gdańsk. Sobre el rio Vístula,
posan el acorazado Schleswig-Holstein, bajo el mando del capitán See Gustav
Kleikamp, acompañados por el acorazado Schlesien y las torpederas de escolta
T-192 y T-963. Todo parece transcurrir en paz. La visita se debería solo al homenaje
que anualmente hacían las tropas alemanas para recordar al hundimiento del navío
SMS Magdeburgo cerca de allí, en Wrzeszcz, durante la Primera guerra mundial. Pero
los planes, en realidad, eran otros.
Madrugada del 1° de septiembre. Son las 04:48hs. Desde los
cañones del Schleswig-Holstein, ubicado en el sector sudeste de la bahía de
Westerplatte, se disparan 8 granadas, que dejan como resultado 3 grandes
agujeros en el muro perimetral de la costa, y los almacenes de aceite que fueron
vulnerados, arden en llamas. El jefe mayor de la división del ejército polaco
de Gdansk, Henryk Sucharski, fue tajante: “S.O.S., estoy en peligro”, comunicó por
radio. Los polacos contraatacan desde sus nidos de ametralladoras,
destruyendo los propios alemanes, ubicados al otro lado del
canal. La II Guerra mundial había
comenzado.
LA RESISTENCIA QUE TAMBIÉN FUE SORPRESA
Los alemanes pensaban que el ataque sería una sorpresa para
las fuerzas polacas, pero la sorpresa se la llevaron ellos: Los polacos intuían que iban a ser atacados por los alemanes, por lo que se prepararon en la medida en que
pudieron. Y a pesar de ser una amplia minoría en el frente de batalla, su
resistencia fue algo totalmente impensado para el ejército alemán.
La
bahía de Westerplatte hoy, desde la óptica de la cámara de mi celular. (Foto
propia)
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Los alemanes estaban muy seguros de su fuerza cuando
prepararon el golpe de Westerplatte. Eran 1500 tropas de élite de la SS, más el
refuerzo adicional de 250 marines, que deberían ser demasiados para los solamente
88 soldados del ejército polaco que se suponía que estaban allí. Era tal la
confianza del ejército alemán, que el ministerio de propaganda desplazó a un
equipo de cine para que filmase la heroica victoria que sería la conquista de
la ciudad de Gdańsk, y que serviría como propaganda para seguir aumentando la
popularidad de un régimen emergente.
Pero los alemanes
cometieron dos errores fundamentales: El exceso de confianza, y la falta de
información. Exceso de confianza, porque subestimaron a la inteligencia polaca,
la cual intuyó la amenaza alemana y reforzó a su fuerza, pasando de ser 88
soldados a 182 + 27 civiles reservistas. Y falta de información, dado que los
alemanes nunca se enteraron de que los polacos habían hecho obras secretas en
las instalaciones del puerto de Westerplatte, donde colocaros refuerzos de hormigón
en barracas y búnkeres que serían cruciales para una potencial defensa.
Pero tampoco contaban con un Sucharski de una valentía de
magnitudes impensadas. Apenas la flotilla alemana llegó a la región de Gdańsk,
el comandante y su guarnición de Westerplatte se pusieron manos a la obra para estar
preparados en caso de tener que enfrentar un ataque. Los preparativos se hacían
siempre de noche, para no alertar a los alemanes. Reforzaron todo el estrecho
istmo que une Westerplatte con el continente, sabiendo que cualquier tropa
invasora estaría obligada a pasar por allí, le dieron el mantenimiento
necesario a las barricadas ya existentes, y rodearon el perímetro con
alambre de púa para no permitirle al potencial enemigo penetrar el terreno con
facilidad. Además, abastecieron con amplias municiones sus trincheras y puestos
de tiro. Seguramente no sería suficiente, pero era lo máximo que podían hacer
en ese breve lapso de tiempo que tenían para ofrecer algo de resistencia a un ejército alemán que, se
sabía, era muy poderoso.
Henryk Sucharski, héroe y
comandante del ejército polaco en la bahía de Westerplatte (Fuente: Wikipedia /
Foto: Anónima)
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CRUZARON EL MURO Y… ¡SORPRESA!
Los alemanes cruzaron el muro perimetral y se encontraron
con una brutal resistencia polaca que denotaba que conocían mucho más
que ellos el terreno, frenando su intento de tomar las instalaciones como si nunca
hubieran tenido dueño. Los alemanes definitivamente no entendían como una
supuesta fuerza mínima de 88 soldados podía hacerles frente de esa manera. Básicamente,
les llovían balas por todos lados. Y tampoco esperaban encontrarse con las
barricadas y alambres de púa, que cuando lograban superarlos, eran atacados por
el lanzamiento de morteros perfectamente posicionados.
Los polacos no solo que resistieron la primera embestida,
sino que además contraatacaron.
Proporcionalmente hablando, fueron muchas más
las bajas alemanas que las polacas. Y casi logran alcanzar el casco del buque
Schleswig-Holstein, lo que hubiera marcado un punto de inflexión en la batalla.
Otro pelotón nazi atacaba simultáneamente el puerto vecino de la ciudad de Gdynia,
y las noticias tampoco eran buenas. Hubo un segundo ataque mucho más fuerte
horas más tarde, con refuerzos de la SS, y con el oficial de la marina Wilhelm
Henningsen al mando. Les fue más fácil atravesar la muralla del perímetro, dado
que la artillería naval la había reducido con sus ataques, pero nuevamente se
encontraban con que el terreno les era totalmente hostil y dificultaba su acceso:
Minas, árboles derrumbados, alambres de púa y balas por todos lados. Era poco lo
que se podía avanzar, y Wilhelm Henningsen había sido malherido.
El primer día de combates acababa de manera drástica para
los alemanes. Lo que debía ser un triunfo fácil conseguido por una batalla “simbólica”,
se había limitado a un avance mínimo, 82 bajas y un Wilhelm Henningsen muy herido
que encontraría su muerte al día siguiente.
FURIA Y TRENES PRENDIDOS FUEGO POR UN LADO. RESISTENCIA
HEROICA, POR EL OTRO.
Las noticias que llegaban a Alemania desde Gdańsk y Gdynia
no eran para nada satisfactorias. Tal es así que al día siguiente, el 2 de
septiembre, 60 aviones de la Luftwaffe se unieron al ataque alemán, luego de
que el general de la policía, Friedrich Eberhardt, convenciera a Fedor Von Bock,
oficial del ejército alemán que estaba a cargo de los ejércitos “Norte” que
tenían como misión atacar Gdańsk y Gdynia para luego penetrar Varsovia, de que
el ataque por tierra era insuficiente. Está claro que, a pesar de que los
alemanes no estaban contentos con el desenlace del primer día de los ataques,
poder conquistar esos territorios lo antes posible era primordial, para no
estirar más la agonía de un triunfo fácil y seguro que a esta altura se sabía
que no había sido tal. Obviamente que semejante ataque fue imposible de repeler
por las fuerzas polacas, que no contaban con defensas antiaéreas. Varios búnkeres
fueron destruidos, los morteros y el único cañón de campaña de las fuerzas
polacas quedaron fuera de servicio, y el comandante Sucharski, aturdido por una
de las explosiones, tuvo que ser reemplazado por el capitán Franciszek
Dabrowski. Esta vez sí fue demasiado para una Westerplatte que quedó destruida
casi por completo. Y la victoria y conquista alemana era solo cuestión de
tiempo.
Durante el 3, 4 y 5 de septiembre, los ataques alemanes
continuaron de manera cada vez más intensa, pero, sin embargo, las fuerzas
polacas no estaban dispuestas a rendirse y cada tanto contraatacaban con la
artillería que les quedaba. Con el paso del tiempo, los ataques alemanes se
efectuaban con más y más furia, como si estuvieran castigando la valentía del
enemigo. Como si esto fuera poco, las noticias que les llegaban desde el resto de
Polonia eran que el ejército alemán estaba adentrándose en el país desde
diferentes puntos geográficos. Entre los daños que habían sufrido en Gdańsk y Gdynia,
y la poca esperanza de poder ser asistido por otros escuadrones del ejército
polaco, para Sucharki ya había sido suficiente y manifestó su intención de
rendir Westerplatte. Pero no, esto no iba a terminar acá: El capitán Dabrowski
se negó.
Franciszek Dabrowski, otro
de los héroes polacos que defendieron a muerte a Westerplatte hasta el último
momento (Fuente: Wikipedia / Foto: Anónima)
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El día 6, el cuerpo policial de las SS operando en Gdańsk,
abrió fuego con morteros contra Westerplatte. El ataque fue feroz. Las
autoridades del ejército polaco que estaba defendiendo la bahía, pidieron
refuerzos al resto del país, pero Polonia estaba casi entregada, y esa ayuda jamás
iba a llegar. A esta altura, la mayoría de los oficiales del ejército polaco
estaban de acuerdo con Sucharski en que la batalla ya no tenía mayor sentido, y
apoyaron la rendición. Como medida de ultimátum, los alemanes enviaron un tren
en llamas por las vías del acceso este de Westerplatte, con la intención de impactarlo
contra unos depósitos de aceite que produjeran un incendio tal que obligara a
los polacos a dejar el fuerte, pero por temor a que el plan fallara, el maquinista desacopló la
maquina demasiado pronto, y el tren nunca llegó a destino. Esa misma tarde hubo
un segundo intento con otro tren prendido fuego, afortunadamente, con idéntico resultado.
UNA ÚLTIMA DEFENSA Y, FINALMENTE, EL ESPERADO DESENLACE
El 7 de septiembre a las 4:30 horas, los alemanes abrieron
un intenso fuego contra Westerplatte, esta vez utilizando lanzallamas. Pero
luego de 3 horas, tuvieron que retirarse. Si, una vez más, una mezcla de
heroísmo, orgullo y valentía de los pocos soldados polacos que quedaban, hizo
que el ejército alemán tuviera que retirarse.
A las 9:45 horas, el comandante Sucharsky recibe la noticia
de que el ataque alemán sobre Varsovia había sido determinante. Caída la
capital polaca, ya no había más nada que hacer, o mejor dicho, ya no tenía
sentido hacer más nada. Ahora sí. se mostró la bandera blanca a fin de frenar
la embestida alemana, y a las 11Hs. se comunicó la rendición de la heroica
Westerplatte.
Derrota
con orgullo y triunfo con vergüenza, en una misma imagen. Soldados polacos
capturados forman en fila luego de la caída de Westerplatte, el 07/09/39
(Fuente: Wikipedia / Foto: Anónima)
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Poco más de media hora después, el contraalmirante Kleikamp
ordenó formar a las tropas alemanas y rendir honores por la salida de los
heroicos soldados que defendieron la bahía con tanta valentía. Este tipo de
gestos no sería muy habitual en el a lo largo del desarrollo de la IIWW.
UNA VICTORIA CON FINAL AMARGO
A pesar de que la victoria de las tropas alemanas finalmente
llegó, con ella también llegó el momento de poner la cara y dar explicaciones
de semejante bochorno para los oficiales a cargo del ejército. Bochorno, porque mientras en una semana, el resto de la Wehrmacht borró del mapa a un país tan grande como
Polonia, ellos habían tardado el mismo tiempo en asaltar una diminuta península
arenosa que se suponía que conquistarían en un plazo de horas. Y no hace falta
aclarar que les cayó con poca gracia a Hitler y Goebbels, el hecho de haberse
quedado sin esas imágenes de una rápida conquista que habrían hecho
enardecer a los seguidores del nazismo.
El
museo de la IIWW de Gdańsk. El más impresionante de todos los que tuve la
suerte de visitar (Foto propia)
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Pero además, sentaría las bases de lo que acabó siendo la
derrota del nazismo en la WWII varios años más tarde: Inteligencia deficiente,
exceso de confianza, prisa por obtener victorias rápidas para exhibir ante sus
adeptos y un abuso de artillería que sembraba el caos y convertía en hostil
el terreno a ser invadido.
ALGO ASÍ COMO SOLIDARIDAD
Década del 60´. El astillero Lenin era un verdadero gigante.
Nada más y nada menos que la 5° planta industrial de fabricación de barcos más
importante del mundo. Hasta mediados de los 70´, al ritmo de la
música de Chopen, se producía un barco nuevo cada dos semanas, algo inmenso para la época.
La planta abarcaba 150 hectáreas, empleaba a unas 17.000 personas, y dentro
de sus instalaciones se encontraban varios comedores, una biblioteca, un
hospital y un cine. Podría decirse que el astillero era una ciudad dentro de
una ciudad, y podían llegar a ser tan grandes las distancias de un sector a otro, que los trabajadores se movían en bicicleta.
Luego de la finalización de la segunda guerra mundial,
Polonia había quedado del lado este de la “Cortina de hierro”. Si bien tenía un
supuesto gobierno autónomo, el “Partido Obrero Unificado Polaco” (POUP), las
elecciones solían ser fraudulentas, y su situación era de total dependencia del
régimen comunista imperante a lo largo y ancho de la Unión Soviética y aquellos
países bajo el ala del “Pacto de Varsovia”. Y más allá de que la propaganda local
mostraba una presunta hermandad entre Polonia y la URSS, lo cierto es que los polacos estaban plenamente bajo el sometimiento de las doctrinas comunistas. A
fin de ablandar el disconformismo de la población local, el gobierno polaco
constantemente prometía mayor transparencia y un acercamiento a la democracia
y modernización, pero lo cierto es que nada de esto solía ocurrir, y la
población no tenía mayor opción que aceptar las normas que limitaban seriamente
su libertad e independencia. Entre otras cosas, eran constantemente obligados a
asistir a marchas de apoyo popular hacia el partido, y cualquier demostración
de una ideología contraria a las que este imperaba, podía llegar a tener las
peores consecuencias. Tan solo entre 1944 y 1956, 250.000 personas fueron
arrestadas o enviadas a campos de trabajo forzados. Muchas de estas personas habían sido
soldados o miembros de la resistencia polaca que había luchado contra los nazis
y los soviéticos.
Réplica
de una sala de interrogatorio donde se solía "Apretar" a aquellos
polacos que se los consideraban "Opuestos" al régimen comunista (Foto
propia)
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Los medios de
información estaban totalmente manipulados, y había un delicado control de
todas las obras de expresión artística y cultural. En la TV solo se veían
programas de televisión con propaganda local. Pero había algo que el gobierno
local no podía controlar del todo: Desde Múnich se emitía la radio “Europa
libre”, y dada la cercanía de Alemania con Polonia, los polacos, no sin ciertas
dificultades, podían sintonizar esta radio de manera clandestina. Esto obviamente
estaba totalmente prohibido, y las autoridades locales, que estaban al tanto de
esto, hacían lo imposible por boicotear la escucha, utilizando sistemas
especiales que generaban interferencias intencionadas o distorsión de los
sonidos. Además, le hacían una propaganda negativa, diciendo que este canal de
radio era “La forja de las mentiras”, pero de todas maneras, no lograban evitar
del todo que noticias del otro lado de la cortina de hierro llegaran a oídos de
los polacos, lo que les hacia ver una realidad propia que les era muchas veces
desconocida.
LAS PROTESTAS DEL AÑO 70´
A lo largo de la historia de la Unión Soviética y sus países
ideológicamente anexados, se vivieron diferentes actos de protesta en
diferentes puntos geográficos. Cabe destacar que, para que se llegase a dar la
situación de un “levantamiento” o protesta de la población local, realmente
tenía que haberse llegado a un punto límite, dado que estaba más que claro
que cualquier tipo de manifestación en contra del régimen estaba prohibida y
sería totalmente reprimida y castigada. Por ejemplo, el hecho de ser parte de
las mismas, podía no solo decantar en la prisión, envío a campos de trabajo o
la misma muerte, sino que también significar la perdida del acceso a una
vivienda o el empleo mismo. Así fue que, aislados pero relevantes, ocurrieron los
levantamientos del 53´ en Berlín del Este , el del 56´ en Poznań, el del mismo
año en Budapest, y la famosa “Primavera de Praga”, en el año 68´ en la ahora
capital de la República Checa. Pero lo que ocurrió en aquellos últimos días del
año 70´ en Polonia sería la primer precuela de lo que ocurriría 10 años más tarde
en el astillero Lenin de Gdańsk, y sería clave para el comienzo de la caída del bloque
comunista.
Mañana del 14 de Diciembre de 1970. Como suele pasar todas
las mañanas, los polacos escuchan por la radio las noticias que el gobierno
quiere contarles. Por lo general, no son buenas, pero esta vez son peores de lo
habitual. La voz emisora anuncia un importante incremento de precios en los productos
básicos. La Navidad está cerca, y esto lo hace aun más grave todavía. Los
trabajadores del astillero se niegan a iniciar su jornada de trabajo, y se
dirigen a la sede local del POUP pidiendo que se anule la suba y exigiendo una
reunión con el 1° secretario del partido, presentando una serie de postulados (Que superaba el centenar) a ser tratados. Los postulados no son aceptados, y los
trabajadores se lanzan a las calles. La sede del comité provincial del partido
comunista es su objeto de destino, y amenazan con prenderlo fuego si no son
escuchados. La protesta es fuertemente reprimida por las fuerzas de seguridad
locales.
Desde aquel día, 14/12, hasta el 22/12, se sucedieron una
serie de manifestaciones a las que se las llamó como “La masacre en la costa”,
y se centraron básicamente en 4 ciudades: Gdańsk, Gdynia, Szczecin y Elbląg. El día más violento de todo este período fue el Jueves
17/12, donde, entre otros, fue asesinado a manos de la policía o del ejército
(Nunca se supo de quién fue la responsabilidad), un jovencito de tan solo 18
años que trabajaba en el astillero local. Su nombre era Zbigniew Godlewski, y la imagen de su cuerpo
siendo trasladado sobre una puerta por sus propios compañeros de trabajo se
convirtió en la imagen que simbolizaría las protestas de aquel año. Este día
sería recordado como el “Jueves negro”. En honor a su muerte, el famoso arquitecto
polaco Krzysztof DowgiaƗƗo compuso esa misma noche un poema de nombre “Janek Wiśniewski”,
nombre con el que pretendía llamar a esta persona de la que no sabía el nombre.
Sin saberlo, su poema fue copiado por su secretario y se convertiría en una
canción muy famosa en Polonia.
El saldo total de las víctimas mortales de estos 9 días de protestas se cree que fue de 45 personas, pero a pesar de que visiblemente solo se logró que renunciara el 1° Secretario del comité del Partido Comunista Central, acusado de ser el responsable del uso de la fuerza, y a modo de querer demostrar que las autoridades nacionales no estuvieron de acuerdo con la represión, y que en marzo del año siguiente se haya anulado la suba de precios, lo que dejó la lucha fue mucho mayor.
Para el POUP, quedó un mensaje claro: Los polacos ya no
estaban dispuestos a seguir soportando la falta de derechos a la que se los
sometía, y tenían fuerzas para presentar batalla. Y para todos aquellos
trabajadores de las clases medias y bajas del pueblo, quedaron una suerte de
lecciones que luego de ser reforzadas en el levantamiento del año 76´, serían
determinantes en el del año 80´:
Para empezar, aprendieron que, de ahora en más, tenían que “Jugar de local”: El lugar para protestar y manifestarse tenía que ser dentro de las fábricas mismas, y no en las calles. ¿Por qué? Porque allí era donde podían controlarse mucho más entre ellos. Además, las grandes artillerías como los tanques no podrían acceder con facilidad, y tampoco sería una buena idea para el gobierno la de destruir estos sitios de producción tan importantes para la industria local. También aprendieron que necesitaban estar más organizados: Tener un plan certero de lucha y autoridades de liderazgo internas para llevar a cabo las protestas. Pero además, ser más precisos a la hora de presentar sus demandas: Con un listado de más de 100 puntos como ocurrió en el año 1970, le daban la posibilidad a las autoridades del gobierno de “Jugar” con los mismos y elegir ceder ante aquellos que les generaba menos daño a su estructura. Así fue que, en el levantamiento de 1980, tan solo se presentaron 21 puntos.
Para empezar, aprendieron que, de ahora en más, tenían que “Jugar de local”: El lugar para protestar y manifestarse tenía que ser dentro de las fábricas mismas, y no en las calles. ¿Por qué? Porque allí era donde podían controlarse mucho más entre ellos. Además, las grandes artillerías como los tanques no podrían acceder con facilidad, y tampoco sería una buena idea para el gobierno la de destruir estos sitios de producción tan importantes para la industria local. También aprendieron que necesitaban estar más organizados: Tener un plan certero de lucha y autoridades de liderazgo internas para llevar a cabo las protestas. Pero además, ser más precisos a la hora de presentar sus demandas: Con un listado de más de 100 puntos como ocurrió en el año 1970, le daban la posibilidad a las autoridades del gobierno de “Jugar” con los mismos y elegir ceder ante aquellos que les generaba menos daño a su estructura. Así fue que, en el levantamiento de 1980, tan solo se presentaron 21 puntos.
LAS PROTESTAS DEL AÑO 76´
Junio de 1976. Después
de un nuevo gran incremento de los precios en los productos básicos de
alimentación, surgieron protestas en tres ciudades: Radom, Ursus y PƗock.
Si bien, ante la especulación por parte de las autoridades de que las protestas
podían contagiarse a otras ciudades del país, decidieron dar marcha atrás con
las subas, de todas maneras durante las violentas intervenciones en las
factorías en huelga, cientos de obreros fueron arrestados y brutalmente
maltratados, con dos de ellos perdiendo la vida. La indiferencia de
las autoridades del gobierno ante los pedidos de los trabajadores, y una
violencia desmedida hacia ellos cada vez que eran reprimidos, fueron los
factores determinantes que llevaron a la creación del “Comité de defensa de los
trabajadores” (KOR), con sede en Varsovia, y cuyo objetivo principal era el de
defender a aquellos apuntados por sus participaciones en las huelgas y
protestas contra el gobierno. El trabajo que hacia el KOR era, entre otras
cosas, asistir legal y financieramente a aquellos trabajadores que eran
víctimas de las represalias del gobierno. Además, emitían periódicos y boletines
informativos en los que lograban, aunque sea con mucha discreción, llevar a cabo una moderada comunicación y alcanzar cierta unidad entre los distintos grupos de
trabajadores. Pero también hacían algo que era tan riesgoso como fundamental:
Desde la clandestinidad, se comunicaban telefónicamente con medios del
extranjero, y les contaban las cosas que ocurrían en su país, para que luego, a
través de la radio “Europa libre”, las noticias rebotaran y llegaran a oídos de
la población polaca, y de esta manera, enterarse de lo que ocurría tan cerca y era tan difícil de saberse.
Pero como si todo esto fuera poco, el KOR, casi sin
quererlo, logró algo que fue fundamental para el posterior desarrollo de la
vida política en Polonia: Fue el inevitable impulso para que se
desarrollaran actividades opositoras y se formaran varias organizaciones, de
distintos tipos, pero siempre independientes del poder oficial. Para 1977, el
KOR ya había evolucionado, y su nombre cambió a “KOR Comité social de
autodefensa” (“KSS KOR”). Hasta Agosto de 1980, fue el movimiento de oposición
más significante de toda Polonia.
Sala
del museo "Solidarnosći", donde se recrea a una oficina clandestina
del Comité de defensa de los trabajadores (KOR) (Foto propia)
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EL PAPA ES POLACO
Tuve la suerte de poder ser parte de una generación capaz de
vivir un hecho histórico: La coronación de un representante argentino de la
iglesia católica convirtiéndose en Papa. Sin ser católico, despertó en mi un
inmenso orgullo y sobre todo esa sensación que tuvimos todos de que, a partir de
ese momento, algo cambiaría. Nos imaginábamos un Papa involucrado, que se
metiera en la política de Argentina y molestase un poquito. O al menos, en mi opinión
personal, creía que a partir de ese momento, tendríamos que tener una mucho
mayor transparencia. Pero según como lo veo yo, diría que casi nada de esto
ocurrió. De hecho, el papa, en sus años que lleva hasta el momento al frente de
la iglesia católica, no realizó ninguna visita oficial a nuestro país. No puedo mentir:
Para mí, fue una desilusión tremenda.
Pero la historia en Polonia fue muy diferente. En aquellos
años, muchos curas se habían pronunciado acerca de los actos de
violación de los derechos humanos perpetuado por los gobiernos comunistas. Y si
bien muchas veces desde la iglesia se buscaba influenciar a la sociedad, sobre
todo a los jóvenes, para que sean conscientes de la realidad en que vivían y
como eran violados sus derechos, y también se apoyaba la organización de
movimientos opositores al gobierno, hubo un antes y un después de la elección
del arzobispo cardenal de Cracovia, Karol WojtyƗa, mas conocido luego como Juan Pablo
II, como el representante papal de la iglesia católica, siendo este el 1° Papa
no italiano en más de 450 años.
Año 1978. Karol WojtyƗa o Juan Pablo II, como quieran llamarlo,
tan solo un año después de asumir el papado, casualidad o causalidad, realiza
una visita oficial a su país natal. Esto en Polonia fue toda una revolución.
Entre los millones de polacos que se acercaron a recibirlo en las ciudades que
visitaba, estaba naciendo una luz de esperanza, y se vio muy fortalecido el
sentido de la solidaridad. El Papa es claro en su discurso: “Les pido que, una
vez más, acepten con fe, esperanza y amor, toda esa herencia espiritual cuyo
nombre es Polonia, y no corten las raíces de las que crecimos. Se los pido”.
De esta manera, con una mezcla de discreción y atrevimiento, la Iglesia
Católica reivindicaba los derechos del hombre que venían siendo violados por
los comunistas, no sólo en Polonia, sino también en el resto de los países del bloque, y
de esta manera, le metía presión a la URSS y sus gobiernos aliados.
El
"Papamòvil", utilizado por el Papa en una de sus visitas a Polonia,
exhibido en el museo "Solidarnosći" (Foto propia)
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A todo esto, el ambiente político y social en Polonia no estaba
para nada tranquilo. La economía estaba estancada, y había un gran desabastecimiento
de productos. Cosas que solían ser tan comunes como la carne, los
dulces y hasta el papel higiénico, se habían convertido en artículos de lujo. Se formaban grandes filas frente a las tiendas antes de
que abrieran, a fin de poder acceder a los productos que recién llegaban, porque sino, después iba a ser demasiado tarde.
Para diciembre del año 79´, cuando se cumplían 9 años de las
protestas que ocurrieron en el año 70´, el gobierno polaco podía pronosticar que se iban a realizar manifestaciones a modo de homenaje y reivindicación, entonces diseñaron un plan para impedirlo, pero no pudieron lograrlo: Algo
estaba cambiando en Polonia, y ya no habría vuelta atrás.
Se realizó una gran marcha, y entre otros representantes de los trabajadores
que se pronunciaron con discursos, apareció el de una persona cuyo nombre
empezaba a hacer ruido, y luego pasaría a la historia: Lech WaƗesa.
Lech
WaƗesa, figura que empezaba a emerger, y luego se convertiría en el líder
de Solidarnosći y uno de los referentes de la revolución (Fuente: https://www.cvce.eu)
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Tan sólo un mes antes, había habido una manifestación en Varsovia con motivo de la celebración del aniversario
de la restauración de la independencia de Polonia, y luego, en 1980, hubieron
otras dos importantes manifestaciones: Una en Gdańsk, para celebrar el
aniversario de la proclamación de la Constitución nacional, y otra en Lublin,
ocurriendo una huelga de trabajadores. Las manifestación y huelgas empezaban a
ser algo normal, unas atraían a las otras, y ya no era tarea sencilla evitarlas.
Y LLEGO AQUEL AGOSTO DE 1980
Para el año 1980, la cosa estaba ya mucho más tensa. En la costa
estaban actuando los sindicatos libres, no reconocidos oficialmente, que
defendían y luchaban por los derechos de los trabajadores. Entre los dirigentes
de uno de los sindicatos más importantes, estaba Anna Walentynowicz, operadora
de grúa del astillero Lenin. Después de haber estado trabajando durante 30
años, y a poco de alcanzar su jubilación, pierde su trabajo por “Causas
disciplinarias”, y este hecho no pasa desapercibido por sus compañeros.
El día 14 de agosto, bien temprano por la mañana, estaba plenaeado que se reunieran los representantes de los sindicatos libres, entre los
que se encontraba Lech WaƗesa, pero solo dos de ellos, Borowczak y Pradzynski,
aparecieron en horario frente a la puerta N°2 del astillero, y deciden actuar por su cuenta. Son dos jóvenes de poco mas de 20
años, a los que se le sumaría luego otro representante más, Felski, quien había
llegado con retraso. Se dirigen hacia diferentes sectores de la fábrica
buscando agitar a sus compañeros, y en pocas horas convencen a los obreros a
iniciar una huelga en solidaridad con Anna Walentynowicz. A medida que van
recorriendo la fábrica, son cada vez más los trabajadores que deciden adherirse. Los obreros ya están próximos a la dirección del astillero, se
cuentan miles allí agrupados y dándose fuerzas entre sí para luchar por sus
derechos. Y de repente, irrumpe un muchacho de pelo levemente enrulado y
unos bigotes bien marcados: Es Lech WaƗesa, quien se sube a un montacarga que lo deja por
encima de la multitud y pregunta en tono firme: ¿Tengo la confianza de la gente
del astillero?, a lo que recibe un gran aplauso a modo de respuesta afirmativa.
A partir de ese momento, será el quien dirija la batuta.
Los huelguistas allí reunidos discutieron cuales eran sus
principales motivos de reclamo, y enlistaron un total de 21 postulados acerca
de sus derechos que serían los puntos principales que le exigirán al gobierno.
Pero además, son claros con la dirección del astillero: No están dispuestos a
iniciar ningún tipo de diálogo con ellos hasta que no se reincorpore Anna
Walentynowicz. Al poco tiempo, llegó ella en un auto junto al director
del astillero, y se iniciaron las negociaciones con la dirección.
Grúa
en la que trabajaba la operadora despedida Anna Walentynowicz (Foto propia,
Museo Solidarnosći)
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Para ese entonces, las noticias ya se divulgaban con mayor dinámica,
y en poco tiempo, los obreros del resto del país tomaron noción de lo que estaba
ocurriendo en Gdańsk, sumándose a las huelgas otros centros de trabajo, y dando como resultado la creación del “Comité de huelga intercentro”, que tenía el objetivo de negociar con
las autoridades en nombre de los huelguistas, con Lech WaƗesa a la cabeza.
Mientras tanto, las autoridades habían cortado la línea de comunicación
telefónica con el astillero para dificultar sus operaciones, por lo que
decidieron escribir en unas tablas de aglomerado aquellos 21 famosos postulados,
y las colgaron en una de las puertas de entrada al astillero para que sean bien
visibles por todos.
Las
tablas originales donde se escribieron los 21 postulados. En el año 2004 fueron
inscritas como patrimonio mundial de la UNESCO (Foto propia, Museo Solidarnosći)
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A medida que avanzan las fechas, cada vez son más industrias las
que se unen a la huelga a lo largo y ancho del país. Se paran las minas y las
fabricas. Distintas personalidades de la ciencia y la cultura del país declaran
su solidaridad con los huelguistas. En algunas ciudades, el transporte público
decide parar y deja de funcionar. Básicamente, apenas continuaban funcionando
aquellas instituciones que realmente eran indispensables, como hospitales y las
empresas que suministraban el agua corriente, pero como fuera, sus
trabajadores se manifiestan colgando banderas de Polonia y bandas con el
símbolo de la huelga. Ya son más de 1000 empresas e instituciones a lo largo y ancho del país
las que están paradas. Nacen además otros comités intercentros de huelga. Pero
ojo. El miedo a que empezara nuevamente otra feroz represión existía, y aun
estaba vivo el recuerdo de aquellos días sangrientos de los años 70´ y 76´ que se
habían cobrado tantas vidas. Sin embargo, había una decisión que se iba a respetar con
valentía hasta el último día: La huelga no se iba a levantar hasta que sean aceptados
los 21 postulados.
Los Periodistas también jugaban su partido: Muchos de ellos,
obviamente desconfiando de las versiones oficiales, se animaron a ingresar al
astillero Lenin para tener su propia versión de los hechos, limpia de cualquier
manipulación. E incluso, los mismos se unieron para hacer un comunicado
mediante el cual le exigían a las autoridades tener libertad para poder
informar sin condicionamientos lo que allí estaba ocurriendo.
Pero además de todo esto, hubo un gesto que, cuando lo conocí, me llegó al corazón y me llevó hasta las lagrimas. Jerzy Janiszewiski, un destacado artista plástico polaco, pensó en que tal vez los huelguistas necesitaban tener un símbolo que los representase, por lo que decidió regalarles uno que sería creado por él. Según su propio relato, lo que más escuchaba en ese entonces era las declaraciones de solidaridad hacia los trabajadores, y la palabra que más se repetía en los discursos, escritos y pintadas, era justamente la de “Solidaridad". Eso era. "Solidarnosći" (Solidaridad en polaco). Ni màs ni menos. Y ese fue el nombre con el que se conocería históricamente de acá en más a ese movimiento que crecía día a día.
Así fue que se emprendió a diseñar un símbolo partiendo de esta palabra, con las
letras apretadas entre sí, representando a la multitud apretujada en las
manifestaciones, y con una bandera con los colores de Polonia desprendiéndose
de la letra N. “Solidaridad” ya no volvería nunca más en la historia a ser la misma palabra
para los polacos.
Jerzy
Janiszewiski presentando el símbolo de Solidarnosći (Foto propia sobre la foto
exhibida en el Museo Solidarnosći)
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EMPIEZAN LAS NEGOCIACIONES
A todo esto, una delegaciòn gubernamental llegó al astillero. MieczysƗaw
Jagielski, vice primer ministro del gobierno de la República Popular de
Polonia, se acercó a la entrada junto a Lech WaƗesa. Este 23/08, décima jornada
de la huelga, se convertía en un día histórico: Por primera vez en Polonia,
luego de la IIWW, las autoridades de gobierno accedían a iniciar negociaciones
con huelguistas bajo condiciones impuestas por ellos, y en su cancha.
La multitud, con gestos, apoyaba y le daba valor a Lech WaƗesa. Esta era una
oportunidad única de negociar que sabía que no se repitiría fácilmente, y necesitaba
de la fuerza de sus compañeros. E incluso años mas tarde, el propio MieczysƗaw
Jagielski confesó que se sintió presionado por toda esa multitud allí
agrupada
Lo cierto es que desde el principio de las negociaciones, quedó claro que las autoridades del gobierno estaban en pelotas. Y es que, realmente, no tenían experiencia en este tipo de situaciones, y no estaban nada
preparados para negociar. Básicamente, lo que hacía MieczysƗaw Jagielski era
aceptar fácilmente los postulados que menor costo político tenían, y
simplemente esquivar al resto. Evidentemente no tenían pensadas ningún tipo
de propuestas para hacerle a los obreros, y esto ponía muy inquietos a sus representantes.
Los cigarros se encendían y se extinguían sin parar, y Lech WaƗesa, con una actitud política, era
quien intentaba mantener el orden y regular las discusiones, siendo una especie
de mediador pero con una postura totalmente a favor de los trabajadores a los
que representaba. Lech era muy claro en su mensaje: Quería que se
aceptaran los reclamos, y que puedan volver a trabajar al lunes siguiente como
lo hacían habitualmente. “Si la constitución es solo una declaración de
intenciones nobles, y las instituciones no las respetan, entonces, perdón por
las palabras, pero la constitución no es más que un trozo de papel”, agregò otro
de los representantes de los obreros. Por su parte, Alina Pieńkowska, una de las personas de mayor confianza de Lech a la hora de llevar a cabo la negociación, tambien le agregó al reclamo la exigencia de
que se liberaran a todos aquellos obreros detenidos en las protestas.
Al final, el vice primer ministro terminó cediendo, y ante la lógica
desconfianza de los representantes de los trabajadores, los quiso convencer de
la veracidad de su postura diciendo que: “Si algo está escrito, no se va a
borrar tan fácilmente”. Las partes firmaron el acuerdo, y Lech WaƗesa salió del
recinto donde estaban reunidos junto a sus compañeros con los brazos en alto y
fue llevado en andas ante una multitud que, emocionada, los vitoreaba con una
inmensa alegría.
Lech
WaƗesa llevado en andas, luego de haber "Paseado" a MieczysƗaw
Jagielski en la reunión con las autoridades del gobierno (Fuente: Nypost.com)
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LA VIDA DESPUÉS DE LA VICTORIA
A partir de aquella histórica negociación entre los obreros del
astillero Lenin junto al apoyo de un montón más de organizaciones de todo el
país, se iban a suceder una serie de hechos que darían la pauta, poco a poco, de
que Polonia había entrado en una profunda transformación de la que podrían
haber algunos vaivenes, pero ya no sería posible volverla atrás.
Empezando por Solidarnosći, lo más relevante ocurriría a finales
del mes de setiembre de ese mismo año, 1980. Tan sólo tres semanas después de
haberse firmado el acuerdo con las autoridades, se llevó a cabo, en el Club
juvenil de Gdańsk, una reunión entre los delegados de las organizaciones de
trabajadores de todo el país ligadas a Solidarnosći. El foco de discusión ahora
era el de como seguir de acá en más, y la decisión que se tomó fue la de
unificar a todas las iniciativas regionales y crear un solo sindicato integral para todo el país. “La unión hace la fuerza”, ni más ni menos: Si querían poder
sostener el movimiento en el tiempo, iban a tener que luchar, y para luchar, era
mejor con todas las fuerzas hechas una. El nombre que tomaría esta gran unión
sindical de trabajadores sería el de "Niezależny Samorządny związek Zawodowy Solidarności (“Sindicato autónomo
independiente Solidardad”).
Copia
original del estatuto del Sindicato autónomo
independiente Solidarności, exhibida en el Museo Solidarnosći (Foto propia)
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El 24 de octubre, la corte provincial de Varsovia registró legalmente al sindicato Solidarnosći, pero no sólo que lo demoraron tanto como
pudieron, sino que, además, se dieron el lujo de introducir algunos cambios en su
estatuto. Adhirieron al mismo el reconocimiento al Partido Comunista como la
máxima autoridad de gobierno, y le quitaron el derecho a huelga. Esto era
totalmente ridículo: ¿Cómo una corte de justicia podía legalizar un estatuto tomándose el derecho de modificarlo? Los miembros de Solidarnosći
demandaron que, según la Convención internacional de organizaciones de trabajo,
esas modificaciones no se podían llevar a cabo bajo ningún punto, pero además, estaban contrariando a los acuerdos que se habían firmado tan solo dos meses
antes. Como resultado de esto,
finalmente la organización logró que la Corte suprema de justicia de Polonia
actuara en favor de Solidarnosći, y la Corte provisional de Varsovia registró el
estatuto aprobándolo sin las modificaciones pertinentes.
Ya para fines de ese año, Solidarnosći contaba con casi 10.000.000
de afiliados en todo el país. El nacimiento de una organización social que se
volvió tan numerosa en tan poco tiempo, y a pesar de la resistencia de las
autoridades del estado, era indudablemente un fenómeno nunca antes visto en
toda la historia del continente. Sin embargo, no todos podían ser miembros del
sindicato. Eran muchos los trabajadores que querían reivindicar sus derechos,
pero las autoridades solo permitían que se afiliasen aquellos que cumplían con
ciertas condiciones, como por ejemplo, trabajar a sueldo. Así es que muchos trabajadores
autónomos de diferentes categorías, como agricultores, taxistas o artesanos,
tenían que buscar otra manera de sindicarse. Tomando como ejemplo al sindicato
Solidarnosći, y contando con su apoyo, fundaban sindicatos
independientes y luchaban por su legalización. La mayoría de estos sindicatos
tenían nombres que los relacionaban con Solidarnosći, como por
ejemplo, el “Sindicato individual de artesanos independientes Solidarnosći”, o el “Sindicato individual de granjeros independientes Solidarnosći”.
Por otro lado, el 16 de diciembre de ese año, ocurriría otro
hecho absolutamente histórico: Frente a la entrada del astillero de Gdańsk, se
levanto un monumento para conmemorar el 10° aniversario de los eventos
sangrientos que ocurrieron en 1970, y en los que perdieron la vida muchos de los
trabajadores. Este monumento, que está formado por tres cruces con anclas, se levantó con las donaciones
públicas recolectadas por un comité que se creó especialmente para la construcción
del mismo, y a la ceremonia de inauguración asistieron decenas de miles de
personas, pero lo más relevante de todo esto fue, por sobre todo, que se convirtió en el primer
monumento en todo el bloque del este que homenajea a las víctimas del sistema
comunista. Y luego, nacerían muchos otros más. Y es que con la
unión de trabajadores Solidarnosći ya legalizada, muchas cosas que antes no eran
posibles, ahora si pasaban a serlo.
En Octubre del 2018, el monumento a
los trabajadores del astillero caídos en las protestas de 1970.
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En el mundo del arte y la cultura, también ocurrirían hechos históricos. El 9 de octubre de 1980, CzesƗaw MiƗosz recibía en Estocolmo y en manos del rey de Suecia, Karl Gustav XVI, el Premio Nobel de literatura. CzesƗaw era un autor prohibido en la República Popular de Polonia debido a sus opiniones en contra del régimen, pero el hecho de ganar este premio despertó entre los polacos mucho interés por él.. Sumado esto al proceso de apertura que inevitablemente se estaba desarrollando en el país, la poesía de CzesƗaw llegó a las librerías de Polonia, y había que hacer larguísimas colas para poder conseguir algún ejemplar con sus poemas, porque se agotaban todas las ediciones.
En abril de 1981, se comenzó a emitir una revista semanal del sindicato
Ejemplar original de una de las ediciones de la revista del
sindicato, exhibida en el museo (Foto propia)
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El 29 de mayo de ese mismo año, el director de cine polaco, Andrzej Wajda, recibía el premio de la “Palma de oro” por su película "CzƗowiek zelaza" ("El hombre de hierro)", que narraba la historia de las huelgas del año anterior en el astillero. Esta película tenia una curiosidad, y era que Andrzej consiguió que algunos integrantes de Solidarnosći, como Lech WaƗesa y Anna Walentynowicz, entre otros, tuvieran algunas breves participaciones en la misma. La película fue un éxito de taquilla en los países de la Europa occidental, pero lógicamente en los países del bloque comunista la misma estaba prohibida. Sin embargo, tras muchas presiones y largas negociaciones con el aparato de censura, finalmente fue aprobada su reproducción en los cines de Polonia, con una audiencia de millones de personas.
Póster
de la edición en español de la película "CzƗowiek
zelaza" (Fuente: http://www.benitomovieposter.com)
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Y empezaba a nacer también un movimiento fuerte de cultura independiente: Artistas, intelectuales y científicos expresaban tanto como podían su apoyo a los movimientos de apertura que estaban ocurriendo en el país. Trabajos artísticos que previamente habían sido prohibidos por el aparato de censura, ahora podían encontrarse en cines, teatros, librerías y salas de conciertos. Artistas cuyos nombres habían sido borrados del mapa durante años, ahora, poco a poco. volvían a aparecer en escena, y adherían su fe a estos movimientos y a la unión Solidarnosći con tanto evento cultural como fuera posible.
El festival de música que se celebró en Jarocin, entre Poznań y WrocƗaw, del 11 al 13 de Junio de aquella primavera de 1981, con
grupos como TSA, Dżem y Perfect, evocaba esa atmósfera de
libertad. La música que allí sonaba difería totalmente de la que había siempre
buscado implementar el régimen, y las letras expresaban, al mejor estilo Punk,
una clara oposición a la realidad que los polacos vivían en el día a día. Al festival
asistieron muchísimos jóvenes que pedían por su libertad, y buscaban la
oportunidad de poder generar una comunidad entre ellos.
Multitud en el festival de
Jarocin (No pude confirmar si es el de 1981) (Fuente: Pix.house)
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De Jarocin nos trasladamos a Gdańsk otra vez, donde, del 22 al 25
de agosto, se celebro el 1° festival de canciones llamado “Canciones
prohibidas”. No solo el nombre del festival era “vulgar”, sino que también la
escenografía que se veía arriba del escenario, donde a través de caricaturas, se ridiculizaba a los miembros del Partido Comunista. Allí,
con Lech WaƗesa como invitado de honor, se presentaron grandes artistas del
plano local como Ewa DaƗkowska y Jacek Fedorowicz.
En el mundo del teatro pasaba algo similar: Con el famoso
actor polaco Daniel Olbrychski como embajador, quien estaba del lado de
Solidarnosći,
los teatros polacos empezaron a llenarse de artistas que hacían obras que antes
estaban prohibidas. Así fue como los polacos asistieron a grandes
espectáculos como los de Václav Havel, opositor anticomunista checo que luego
seria presidente de su país, y Mikhail BuƗhavsow, escritor y dramaturgo ruso.
LA EVOLUCIÓN DE SOLIDARNOSĆI Y LA LLEGADA DE LA “LEY
MARCIAL”
Entre septiembre y octubre de ese mismo año, se llevó a cabo
el 1° congreso nacional del sindicato Solidarnosći. Allí se discutieron nuevamente los
pasos a seguir en el futuro, y fue elegido Lech WaƗesa como su representante a
nivel nacional, algo que para ese entonces se caía de maduro. Pero lo que
no hubiera sido tan obvio tan solo unos meses atrás era que se celebraran
elecciones libres en Polonia, cosa que no pasaba desde la finalización de la WWII. Además, se
aprovechó la ocasión para hacer un llamado a todos los trabajadores de los
países del bloque soviético, invitándolos a que ellos también se organizasen.
El opositor rumano Julius Phillip respondió al llamado, enviando una carta a
Solidarnosći demostrando su adhesión. Esto le valió ser arrestado, torturado y
estar en prisión 8 años.
Pero al igual que como pasó en otros países del bloque
comunista, el período de apertura iba a sufrir un casi inevitable rebote. En
Polonia, promediando el año 81´, la situación económica no iba nada bien,
y habían grandes problemas en el sistema de distribución de alimentos, los
cuales de a poco empezaban a escasear en las tiendas. El gobierno tuvo que
implementar un sistema de raciones alimenticias pero que ni siquiera llegaba a
poder cumplir. Así fue que empezaron a llevarse a cabo lo que se llamó las
“Marchas del hambre” en varias ciudades del país, con miles de polacos saliendo
a las calles. Por otro lado, en los colegios, los estudiantes también
empezaban de a poco a organizarse,
reivindicando su derecho a manifestarse y a elegir a los rectores de los colegios.
Una de las multitudinarias
"Marchas del hambre". En este caso, llevada a cabo por mujeres en la
ciudad de Łódź el 30/07/1981 (Fuente: dzieje.pl)
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Pero un día las autoridades comunistas dijeron basta. En la
mañana del 13 de diciembre de ese año, la mayoría de los polacos ignoraban que
acababan de despertarse con una realidad bien diferente. Como era costumbre en aquella época, en los desayunos se solía
prender la radio o la televisión. Aunque esta mañana la transmisión no era la
habitual: El 1° ministro del gobierno comunista, el general Wojciech
Jaruzelski, aparecía en todos los canales y estaciones de radio: “Me dirijo a
ustedes en un asunto de máxima importancia. Nuestra patria se encuentra al
borde del precipicio. Ciudadanos y ciudadanas, el peso de responsabilidad que
llevo en este dramático momento de la historia es enorme. Quiero que todos
comprendan los motivos y el objetivo de nuestros actos. No pretendemos crear
una dictadura militar” (Ver vídeo), y además, en su discurso, Jaruzelski culparía al
sindicato Solidarnosći de la difícil situación económica y política que se vivía en el país,
acusándolos de estar preparando un golpe de estado. Pero los polacos no
entendían bien que significaba todo esto en realidad, con información muy poco concreta. De repente, aquella mañana empezaron a ver las
calles llenas de tanques y fuerzas de seguridad. Como hace mucho tiempo no pasaba, en
Polonia se volvía a sentir miedo en el aire: La tantas veces temida “Ley marcial” ya estaba
vigente. (La situación vivida a partir de la ley marcial fue llevada al cine
por Francis Ford Coppola, con su película “Apocalipsis now”).
Ya desde antes del comienzo de la ley marcial, las
autoridades habían empezado a mostrar su cara mas dura, y estratégicamente
buscaron evitar cualquier situación que pudiera ir en contra de su plan. Así
fue que la noche del 12 de diciembre fueron arrestados por las fuerzas de
seguridad muchos dirigentes de Solidarnosći, anticipándose en su accionar y limitándolos tanto como fuera posible. Incluso Lech WaƗesa fue detenido, y durante su
encierro, las autoridades intentaron convencerlo. corruptamente.de que se convirtiera en el
líder de un nuevo Solidarnosći bajo un pleno control del gobierno, a
cambio de su libertad. Lech se opuso rotundamente.
En todo el país había un severo “Toque de queda”. Los
ciudadanos que no tenían permisos especiales estaban obligados a permanecer en
sus casas entre las 22 y las 06 hs. del día siguiente. En las calles se revisaban constantemente bolsos y
carteras, buscando algún tipo de material que evidenciara una ideológica
opositora. Las líneas telefónicas estaban intervenidas, y mientras uno hablaba
por teléfono, constantemente se escuchaba de fondo una grabación que repetía una y otra vez la frase “Conversación
controlada”, buscando intimidar a los ciudadanos. Las grandes concentraciones de
personas estaban prohibidas, y había que pedir permiso hasta para llevar a cabo
una boda. Arrestos, persecuciones que incluían despidos laborales y ataques
violentos eran moneda corriente durante los tiempos de la Ley marcial.
Y, como pasa siempre en estos casos, el gobierno utilizaba a la propaganda
como medio para tener una influencia acomodada en la sociedad. Así es como, en esas tarde/noches de hora pico de la televisión, lo que se veía ahora
era a presentadores vestidos con esos verdes uniformes militares contándole al
pueblo los rápidos progresos que el país estaba teniendo, entre ellos, la disminución
de la delincuencia y un ridículo supuesto despegue económico. En la pequeña
ciudad de Isbiknik encontraron una creativa manera de manifestarse: Durante los
horarios de los telediarios, en lugar de asistir frente al televisor a esas
patéticas sarta de mentiras, optaban por salir a las calles a simplemente, dar
un paseo. Pronto, esta manera de manifestarse comenzaría a hacerse en todas las
ciudades del país, convirtiéndose en un símbolo de protesta en aquellos
tiempos.
TIEMPOS DE REPRESIÓN
La sociedad realmente se negaba a aceptar la Ley marcial.
Muchos centros de trabajo se declararon en huelga, pero esta vez el gobierno no
tenia la mas mínima intención de sentarse a negociar, y estaban dispuestos a
reprimir cualquier tipo de manifestación. Como si esto fuera poco, el sindicato Solidarnosći
había sido prohibido y tenía que actuar en clandestinidad, lo cual dificultaba mucho su accionar. El astillero de Gdańsk una vez más se levantó en
huelga, pero ni su estrategia de protestar “Puertas adentro” pudo evitar que
para fines de ese año, el ejército se metiera dentro de la fábrica y arrasara
con todo. Entre otros daños efectuados, la famosa puerta 2, símbolo de Solidarnosći, fue destruida por un tanque
T-55.
La
famosa puerta 2, exhibida en el Museo Solidarności (No sé si es la
original o una réplica) (Foto propia)
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Pero los hechos más violentos se vivieron en la mina Wujek,
próxima a la ciudad sureña de Katowice, donde como respuesta a una huelga
iniciada por los trabajadores, las fuerzas de seguridad reprimieron ferozmente,
dejando como saldo a 9 personas acribilladas y la nieve de aquel invierno
totalmente teñida de sangre.
Sin embargo, mas allá de todas estas limitaciones, la sociedad polaca se
manifestaba como podía. Pintando eslóganes en las paredes de las ciudades,
boicoteando los programas de televisión
y prendiendo velas en las ventanas o dejando flores en forma de cruz, los días 13 de cada mes (Fecha en la que se había declarado la Ley Marcial), en
espacios públicos, monumentos y frente a las iglesias.
En los festivales de música, se cantaban canciones que
indirectamente hacían alusión a la situación que se vivía en el país, y las
autoridades no tenían forma de evitar que miles de personas en los festivales
cantaran espontáneamente contra el régimen. Las muestras de arte y obras de teatro con contenido opuesto
a la ideología del régimen, se llevaban a cabo en iglesas o dentro de las
casas, esquivando al partido. Y muchos periodistas y actores se negaban rotundamente a
aparecer en la radio o TV siempre y cuando los programas respondieran al
gobierno comunista
Pero la manera de manifestarse que más me gusto, en lo personal, era la que
se vivía en los estadios de fútbol. Así como el Argentina - Inglaterra del
mundial de México 86´ venía cargado de sentimientos por la guerra de las Islas Malvinas
que había ocurrido tan solo 4 años antes, algo muy similar pasó con el Polonia – URSS
de España 82´. Aquellos polacos que estaban en el exilio y pudieron asistir al
partido, llevaban banderas con el logo de Solidarnoscći y frases alusivas al
sindicato, haciendo del duelo algo más que un partido de fútbol, y dándole muestras de su
rechazo al gobierno comunista absolutamente a todo el planeta. El partido
terminó 0 a 0, pero este resultado le permitió a Polonia acceder a las
semifinales de un mundial en el que, como si fuera poco, terminarían en una histórica tercera posición.
En el mismo año, cuando jugaron en la capital polaca el Legia Warsaw vs. Dinamo
Tbilisi de Georgia, por los cuartos de final de la Copa de campeones de la UEFA,
miles de hinchas coreaban el nombre de Solidarnosći y el del líder del sindicato
en su ciudad, Zbigniew Bujak. Algo similar ocurrió cuando el Lechia Gdańsk
enfrentò a la Juventus en el año 83´ por la misma competición, y los hinchas
corearon el nombre de Lech WaƗesa, quien estaba presente en el estadio.
Y no menos llamativo era que. curiosamente, el símbolo de la resistencia en aquellos días
era la resistencia de las lamparitas de luz, justamente por llamarse
“Resistencia”, valga doblemente la redundancia. Se confeccionaban anillos,
colgantes y otras cosas con este
elemento, y el simple hecho de portar uno era motivo de detención.
A todo esto, el balance de victimas que iba dejando la ley marcial crecía velozmente. Hasta finales de los años 80`, durante las manifestaciones o a consecuencia de brutales palizas, murieron casi 100 personas y miles resultaron heridas. Además, hubieron en total alrededor de 10.000 detenidos.
A todo esto, el balance de victimas que iba dejando la ley marcial crecía velozmente. Hasta finales de los años 80`, durante las manifestaciones o a consecuencia de brutales palizas, murieron casi 100 personas y miles resultaron heridas. Además, hubieron en total alrededor de 10.000 detenidos.
PRESIONES POR AQUÍ, PRESIONES POR ALLÁ
Pero en un mundo que se globalizaba día a día a pasos
agigantados, el sentimiento de solidaridad desde los países de occidente hacia
aquellos que estaban viviendo la dureza de los gobiernos comunistas, se hacía
cada vez más visible, ya sea desde diferentes organizaciones, como desde sectores de las
sociedades mismas.
En Junio del 83´, se daría la segunda visita a Polonia del Papa Juan
Pablo II. Las autoridades nacionales hicieron tanto como pudieron para
evitarlo, pero de todas maneras, la iglesia era demasiado fuerte como para
poder confrontarla. Bajo el lema de “Paz para ti, Polonia, mi casa”, el Papa
visitó en tan solo un plazo de 7 días, las ciudades de Varsovia, Niepokalanów,
Częstochowa, Poznań, WrocƗaw y
Cracovia, y entre sus discursos, se destacó aquél en el que le dijo a miles de
personas, con un mensaje más directo y convincente que el anterior: “Ustedes
deben ser fuertes a través del poder de la fe! Ustedes deben ser fieles! Hoy,
ustedes necesitan de este poder más que en cualquier otro momento de la
historia!”.
Esto había sido un mazazo para un gobierno que, luego de la dura Ley marcial, había perdido muchos más adeptos, y como si esto fuera poco, algunos
meses más tarde recibirían otro duro golpe, esta vez con un tono mas político que otra cosa. El
5 de octubre de ese mismo año, el comité de los premios Nobel daba a conocer
que había decidido galardonar con el Premio Nobel de la paz a Lech
WaƗesa, bajo el argumento de que “Las actividades llevadas a cabo por Lech
WaƗesa, fueron caracterizadas por una determinación a resolver los problemas en
su país a través de la negociación y la cooperación, sin recurrir a la
violencia” (Algo similar a lo que llevó a ganar el mismo premio a Marthin
Luther King 19 años antes). La entrega del premio se realizaría en Oslo,
Noruega, pero Lech WaƗesa temía que si viajaba a recibir el premio, las
autoridades nacionales no lo dejarían volver a ingresar a Polonia, por lo
que, el 10 de Diciembre, su esposa Danuta y su hijo Bogdan fueron los que viajaron hacia el país nórdico para recibir el premio en su nombre.
El momento en el que
Danuta y Bogdan, esposa e hijo de Lech WaƗesa, reciben el premio Nobel en su
nombre (Fuente: Culture.pl / Foto: SCANPIX / Forum)
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Sumado a esto, se suscitaban día a día marchas en todo el mundo
pregonando por la situación de los polacos. Europa, Sudamérica, Estados Unidos,
Australia. Cada vez eran más los países alrededor del planeta donde se realizaban
manifestaciones y se juntaban donaciones para enviar a Polonia.
EL CAMINO A LA DEMOCRACIA
Polonia estaba inmersa en una profunda crisis. La oposición
clandestina iba, a pesar de la persecución, ganando fuerzas. Y el gobierno
comunista empezaba a tomar conciencia de que ni la Ley Marcial ni todos los
cambios implementados en los últimos años, habían dado los resultados
esperados. La situación económica no mejoraba, y era imposible evitar los
diferentes métodos que se usaban para protestar en contra de ellos. En el
año 87´, una tercera y nueva visita del Papa volvería a meter presión, y para
finales del año 88´, casi todos los presos políticos ya habían sido liberados.
El graffiti se volvía ahora el nuevo símbolo de protesta de la
juventud. El más popular de ellos era uno con la cara de Lenin con una cresta
Punk y una paradójica frase hecha por él :“Jeśli mƗodziez przestanie byc rewolucyjna to żle to wrózy mƗodzieży i rewolueji" (“Si la juventud deja de ser
revolucionaria, es un mal presagio para la juventud y para la revolución”).
Se sumaban a esto movimientos anarquistas, ecologistas y aquellos que iban en contra del servicio
militar obligatorio.
Un ejemplo, en el Museo
Solidarności, de lo que eran los graffitis de Lenin con cresta Punk (Foto
propia)
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ALGO ESTÁ CAMBIANDO
Moscú. 31
de mayo de 1988. El presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, y el
presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, llevan a cabo un encuentro entre
ambos. La imagen, sacada de contexto, parecería ser absurda, pero no es a esta
altura de la década del 80´. Las crecientes crisis económicas en los países del
bloque soviético, sumados al impacto de la derrota de la URSS en la guerra de Afganistán y
la tragedia de Chernobyl, empujaron a
Gorbachov a llevar a cabo una serie de reformas conocidas como la “Perestroika”.
Dichas reformas, entre otras cosas, ampliaba las libertades civiles y
económicas, a la vez que suponían una mejora en las relaciones con la Europa
Occidental.
Una imagen vale más que
mil palabras: Gorbachov y Reagan, en la Plaza roja de Moscú, 31/05/88 (Fuente:
Wikipedia / Foto: NARA)
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Debido a
estos cambios, las autoridades de la República Popular de Polonia se dieron
cuenta de que ya no podrían contar con una ayuda eficaz por parte de Moscù, y
por lo tanto, para poder estabilizar la situación social en el país, tal vez no había otra opción que sentarse a hablar con la oposición.
Casi
simultáneamente con el encuentro entre Reagan y Gorbachov, en Polonia se sucedían
una nueva oleada de huelgas en las fábricas. Los obreros volvían a exigir la
legalidad de Solidarnosći,
y en una planta siderúrgica de la región de Cracovia, se produce una gran
represión por parte de las fuerzas policiales. Unas pocas semanas después, tras
una nueva ola de protestas obreras, y temiendo que la
escalada de las revueltas creciera, el gobierno se convenció de que no tenia
alternativa, y manifestó su disposición a iniciar conversaciones con la
oposición.
La primera de ellas
ocurrió en un debate televisivo entre Lech WaƗesa, el conocido líder de Solidarnosći, y Alfred Miodowicz, presidente del
organismo oficialista OPZZ (Alianza nacional polaca de sindicatos). Esto
representaba, además del inicio del diálogo, la primer aparición de Lech en la
televisión sin ningún tipo de censura desde la imposición de la Ley marcial.
Millones de televidentes se sentaron frente a la TV para asistir al histórico y
acalorado debate, en el que Lech WaƗesa tomo una clarísima ventaja
en aquellos largos 40 minutos al aire, teniendo argumentos muchísimo mas
contundentes que su oponente, y fortaleciendo su posición como un referente de
los movimientos sociales.
Imagen de lo que fue el
debate televisivo entre Lech WaƗesa y Alfred Miodowicz (Fuente: Youtube)
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LAS MESAS
REDONDAS
Pero lo
más importante de este debate televisivo fue que luego dió lugar a un
paso más, un gran paso, mejor dicho. El gobierno de Polonia buscaba poder
aliviar el clima pesado que se vivía en el país, y que tenia una constancia a
agigantarse.Y así fue que se llevaron a cabo, entre el 6 de febrero y el 4 de
abril de 1989, las llamadas “Mesas redondas”. Sí, como en los tiempos del Rey
Arturo. Con una mentalidad que parecía todavía de aquella época, pero esta vez
con cámaras de televisión que atestiguaban.
El Palacio
de la gobernación de Varsovia (Luego devenido en el Palacio presidencial), la sede. 58 representantes, los que allí debatirían. Entre ellos, integrantes
del oficialismo, de las organizaciones de trabajadores, y los infaltables representantes de la iglesia. La atmósfera, tensa. Y todo esto,
reflejado por los medios nacionales que lograron la autorización para cubrir
semejante evento.
Como bandera, la exigencia principal de los representantes del gobierno era el cese de las huelgas, mientras que para los integrantes de la oposición, su principal exigencia era que el sindicato Solidarnosći vuelva a hacer legalizado. El documento final que reflejaba los acuerdos logrados en aquellas reuniones constaba de casi 300 páginas, y lo más importante era que en la mayoría de los puntos se había podido llegar a un acuerdo. Entre ellos, estos eran los más relevantes:
- Se restauró el cargo del presidente y el senado.
- El movimiento Solidarnosći fue otra vez legalizado.
- Se anunciaron elecciones parlamentarias
parcialmente libres al senado (Se dice que eran parcialmente libres, porque la
realidad es que el acuerdo garantizaba al Partido Comunista y sus colaboradores un 65% de los escaños en la dieta, por lo cual más de la mitad
de los escaños ya estaban virtualmente asignados, y solo el 35% restante se definiría de
manera democrática)
- Se volvió a permitir la edición del semanario
Solidarnosći
- Se concedió licencia para la publicación del
periódico nacional independiente que se llamaría “La gaceta electoral”
- Se legalizó la independencia de los jueces
Y entre
los aspectos en los cuales no se pudo llegar a un acuerdo, se encontraban, por
ejemplo, la eliminación de la censura, a la cual se la pudo solo “Suavizar”. A todo
esto, la URSS se estaba dando cuenta de que se habría una gran grieta en el
bloque del este, y esta podía, peligrosamente, contagiarse al resto de los países del mismo
bloque.
TIEMPOS
ELECTORALES
Se
acercaba la fecha de las elecciones parlamentarias, y ambas partes estaban en
plena campaña. El partido gobernante tenía, obviamente, muchísimos más recursos
a disposición que la oposición, no obstante, el gobierno, mal acostumbrado a la
falta de rivales y seguro de una victoria cantada, llevaba a cabo una campaña
electoral insípida y monótona. En cambio, Solidarnosći, sus rivales ahora también en las
urnas, empezaron a organizar en toda Polonia comités cívicos, responsables de
representar a los candidatos locales y de organizar la campaña electoral de manera mucho más creativa.
Contaban con el apoyo de la juventud, voluntarios, artistas locales y
representantes de la iglesia. Diseñaban sus cartelerías gráficas de una manera
amigable, y con una estética bien pensada: La gente de Solidarnosći empezó a darse cuenta de que la
mayoría de la sociedad no conocía a sus candidatos, entonces colocaron en cada
uno de los carteles que los promocionaba el nombre del candidato y una foto
junto a Lech WaƗesa.
Así nació una nueva fuerza, a la que se la llamó “El equipo de Lech”.
El 4/6/89 se
celebraron las tan esperadas elecciones parlamentarias “Parcialmente libres”.
El comité cívico de Solidarnosći
arrasó consiguiendo todos los escaños en la dieta pactados con el partido, y 99
de los 100 mandatos del senado. Fue un éxito rotundo por parte del movimiento,
y un fuerte cachetazo para el gobierno, que jamás se hubiera imaginado tamaña derrota. Para ser claros: Los resultados de las elecciones reflejaban que
Solidarnosći
había conquistado prácticamente todo lo que le permitía el acuerdo firmado tras
las mesas redondas. Algo así como ganar las elecciones con más del 90% de los
votos. Era un triunfo para unos y una derrota para los otros, de la que ya no se
volvería atrás. Y en una aparición televisiva llevada a cabo por una de las voceras de
Solidarnosći
en un noticiero, se pronunció un discurso que marcaba el quiebre:
“El águila vuelve a llevar corona. El nombre de la República de Polonia
reemplaza al de la República Popular de Polonia. La constitución queda
desprovista de disposiciones de amistad con la URSS y el socialismo. El 29 de
diciembre de 1989 finalizó formalmente la República Popular Polaca. Lo que la
fuerza aliada nos ha quitado, lo recuperaremos con un sable”. Simultáneamente,
en Varsovia, era derribada una mítica estatua de Lenin, y monumentos y símbolos
del comunismo eran prendidos fuego en todo el país.
El 12/09/89,
Tadeusza Mazowieckiego llegó a ser el primer jefe de gobierno no comunista en todo
el bloque de los países del este. Un año después de su nombramiento, en la
ahora República de Polonia, se celebrarían las primeras elecciones libres. En
estas elecciones totalmente democráticas, los polacos eligieron como
presidente a Lech WaƗesa. Y mientras en Polonia caen para siempre los símbolos del régimen comunista, los
comunistas en China derraman la sangre de los estudiantes en la Plaza
Tiananmén. En los países de la Europa Central y del Este, continúan las huelgas. La gente sale a las calles. En todo el mundo cada día crece más el número de
víctimas de las dictaduras comunistas. Y en este panorama, Polonia se
convierte en el 1° país del bloque del este que ha iniciado el camino de la
transición a la democracia, y lo ha conseguido, nada más y nada menos, que a
través de una revolución pacífica.
El 04/09/1989 es
considerada oficialmente la fecha del fin del comunismo en Polonia. La sangre
derramada en Polonia allanó el camino para la caída del Muro de Berlín, y
también de los gobiernos comunistas en otros países de Europa Central y
Oriental. La desintegración de la Unión Soviética se convirtió en uno de los
eventos más significativos de finales del siglo XX. La construcción de un nuevo
orden político y económico en Europa había entonces comenzado.
EN EL DÍA DEL PADRE, DEDICADO A MI VIEJO. A TRAVÉS DE SUS HISTORIAS, DE ÉL HEREDÉ ESTE ESPIRÍTU REBELDE, NÓMADE, EMPRENDEDOR Y AVENTURERO. PERO POR SOBRE TODO, ESA LLAMA INTERIOR QUE TE OBLIGA A NO QUEDARTE DE BRAZOS CRUZADOS ANTE LAS INJUSTICIAS DE ESTE MUNDO, LLAMA QUE ES INAGOTABLE.
EN EL DÍA DEL PADRE, DEDICADO A MI VIEJO. A TRAVÉS DE SUS HISTORIAS, DE ÉL HEREDÉ ESTE ESPIRÍTU REBELDE, NÓMADE, EMPRENDEDOR Y AVENTURERO. PERO POR SOBRE TODO, ESA LLAMA INTERIOR QUE TE OBLIGA A NO QUEDARTE DE BRAZOS CRUZADOS ANTE LAS INJUSTICIAS DE ESTE MUNDO, LLAMA QUE ES INAGOTABLE.
"Papá cuéntame otra vez, ese cuento tan bonito,
De gendarmes y fascistas, y estudiantes con flequillo,Y dulce guerrilla urbana, en pantalones de campaña,Y canciones de los Rollings, y niñas en minifalda
Papá cuéntame otra vez, todo lo que os divertisteis,
Estropeando la vejez, a oxidados dictadores,Y cómo cantaste Al Vent, y ocupasteis la Sorbona, En aquél mayo francés, en los días de vino y rosas
Papá cuéntame otra vez, esa historia tan bonita,
De aquel guerrillero loco, que mataron en Bolivia,Y cuyo fusil ya nadie, se atrevió a tomar de nuevo,Y como desde aquél día, todo parece más feo"(Papá cuéntame otra vez - Ismael Serrano)
FUENTES:
http://www.abcdelasemana.com/2016/10/14/el-pacto-de-munich-la-paz-que-llevo-a-la-guerra/
https://www.labrujulaverde.com/2019/01/kaliningrado-la-estrategica-ciudad-que-nadie-quiere
https://www.labrujulaverde.com/2019/01/kaliningrado-la-estrategica-ciudad-que-nadie-quiere
Libro “Solidarity: The great workers strike of 1980” (Michael Szporer)
Museo “Centro Europeo de soliridad”
(Gdansk, Polonia)
Wikipedia
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