GDANSK: "Papá cuéntame otra vez"



Cuando estaba viviendo en Dinamarca y me volvía loco con eso de los vuelos "Low-cost" que para mi eran una novedad, buscaba vuelos baratos todo el tiempo para hacerme una escapadita, y siempre aparecía Polonia entre los destinos más accesibles en cuanto a precio y disponibilidad. Pero lo que me llamaba la atención es que no solo aparecían las ciudades principales, como en la mayoría de los países, sino que aparecían como destino ciudades de las que no había oído hablar nunca en mi vida. Además de Varsovia o Cracovia, se ofrecían vuelos directos a ciudades como Szczecin, Katowice o Gdańsk, entre otros.

Un año más tarde, ya viviendo en Noruega, me dí cuenta de que la particularidad aún iba más allá: No solo que había muchísimos vuelos hacia diferentes ciudades de Polonia, sino que se podía ir desde varias ciudades también de Noruega, como Oslo, Bergen, Ålesund y Tromsø.

Cartel de arribos del aeropuerto de Gdańsk, donde se ve la procedencia de varios vuelos desde ciudades noruegas. (Foto propia)

Hasta que, luego de yirar por más de un trabajo en donde muchos de mis compañeros eran polacos, encontré la respuesta: Solo en Noruega, viven unos 120.000 polacos, haciendo que en este país se hablara de lo que es la “Little Poland”. Claro, en un país con solo 5.233.000 habitantes, que más del 2% de su población sea polaca, no es poco.

Fue así que, aprovechando que tenía 4 días libres de trabajo, decidí buscar algún destino que me permitiera darme una pequeña dosis de ciudad (En ese momento estaba trabajando en un centro de esquí un tanto aislado de esa vida que apura un poquito más), y Gdańsk surgió como la mejor opción: Era muy económico viajar, me daban los horarios, y según las referencias que tenía de algunos compañeros de trabajo que habían estado allí, era menospreciado pero atractivo a la vez: “Es barato”, “Se toma cerveza en todos lados” y “Podés sentarte a comer en donde quieras”, entre otros comentarios que escuche decir sobre la ciudad.

Y al llegar a destino, entendí también que, recíprocamente, los escandinavos también aprovechan las facilidades para llegar a este país, convirtiéndose Polonia en un sitio atractivo para aquellos que buscan precios más accesibles para hacer turismo, compras, tratamientos de belleza, implantes capilares, intervenciones odontológicas, etc. De hecho, encontré restaurantes que tenían el menú en noruego, y yendo aún más lejos, pase por lo que amigablemente podría ser llamado un “Burdel”, que tenía sobre la marquesina las banderas de Noruega, Dinamarca y Suecia.

Un cabaret donde los escandinavos "Son bienvenidos". (Foto propia)

Pero no me iba a quedar solo con precios baratos para comprar boludeces y tomar birra. Empecé a investigar cuales eran los atractivos de la ciudad. Pero lo que más me sorprendió fue que cuando le conté a mi viejo que iba para Gdańsk, pensando que no iba a tener ni idea sobre esta ciudad, me dijo algo de que allí había habido un fuerte movimiento obrero que culminó con la creación del primer sindicato en la época de la URSS, y me habló de un personaje al que no hice el más mínimo esfuerzo por intentar recordarlo. Pero a pesar de mi desinterés inicial, era bueno saber que el lugar al que iba no era un lugar olvidado e irrelevante en el mundo, aunque yo lo seguía identificando con las referencias que me habían dado mis compañeros. Fui más allá, y me puse a buscar en internet que se podía hacer allí. Había información acerca de muchos lugares, pero todavía más para mi sorpresa, me encontré con que Gdańsk ofrecía dos particularidades históricas que luego me volarían la cabeza: Allí comenzó la II Guerra mundial y la caída del comunismo globalmente hablando. Lo primero me dejó helado. Y lo segundo, sacudió esa heladez, dándole crédito a eso que me había contado mi viejo un tanto por encima, y yo había pasado por alto completamente, casi faltándole el respeto a semejante hecho histórico, como si las cosas tomaran valor cuando el dios de la internet nos las cuenta, pero carecen del mismo si el que nos da el relato es alguien cercano. Pero, ¿De verdad había ocurrido todo esto en Gdańsk? ¿No será un tanto rebuscado? Diría un poco exagerado, tal vez, al menos en el segundo caso. Pero no menos importante, considerando lo inmenso que era en ese entonces un movimiento comunista que se movía en un bloque que cubría medio continente.

Si, es cierto que el primer país en ser anexado a la Alemania nazi fue Austria, pero esto ocurrió, primero, con una invasión “pacifica”, y luego, mediante un referéndum salpicado por el fraude, en el que los austriacos aceptaron y le dieron la bienvenida al invasor. Si, es cierto también que la caída del comunismo está simbólicamente representada por la caída del muro de Berlín en el 89´o Gorbachov y su Perestroika, que terminaron con el desmantelamiento de la URSS en el 90´, pero la primer gran derrota del comunismo soviético ocurrió en 1980, cuando el movimiento de trabajadores “Solidarności” (Solidaridad) se convirtió en el primer sindicato independiente en ser reconocido en un país del bloque soviético, lo cual fue un punto de partida para que otros sindicatos también se creasen y el régimen comunista perdiera autoridad a lo largo y ancho del dominio soviético. De hecho, a través de lo que luego fue el partido político “Solidarności”, Polonia se convirtió en el primer país del bloque soviético en recuperar su soberanía.


BATALLA DE WESTERPLATTE: COMIENZA LA II GUERRA MUNDIAL

El objetivo inicial del nazismo no era el de invadir y conquistar países como si fuera una partida de TEG, y como la mayoría de las personas creen. Incluso, tenía hasta cierta similitud con un montón de movimientos políticos a lo largo y ancho del planeta que son bienvenidos por gran parte de todos aquellos que creen tener ideales libertarios. La primer apuesta de Hitler a la cabeza del nazismo consistía en anexar a Alemania todos aquellos territorios en donde la mayoría de sus habitantes fueran de origen alemán. Como dije antes, luego de que Hitler asumiera el poder en Alemania, poco tiempo después logró cumplir su ansiado anhelo de anexar al país donde nació, y que tenía mucha cercanía a la Alemania que representaba: Austria. Luego, hubo una reunión celebrada el 30 de septiembre de 1938 entre Hitler y Mussolini por un lado, y Arthur Neville Chamberlain y Édouard Daladier, primeros ministros de Gran Bretaña y Francia respectivamente, por el otro, que dio lugar a los llamados “Acuerdos de Múnich” (El nombre se debe a la ciudad donde se celebró dicha reunión), que le daba vía libre a Hitler para anexar también a parte de Checoslovaquia y Lituania, a cambio de evitar el derramamiento de sangre, como parte del plan nacionalista Hitleriano (Situación que posteriormente también sería aprovechada por Hungría y Polonia para anexar tambien territorios checoslovacos, en donde ellos aseguraban que la mayoría de su población era originaria de sus países). Por su parte, Mussolini incorporaría a Albania al Imperio Italiano que el mismo gobernaba.

Mapa donde se ve como Alemania, Hungría y Polonia "Se comen" a parte de Checoslovaquia. (Fuente: http://www.abcdelasemana.com)

Hasta ese momento todo transcurría relativamente en paz, al menos considerando lo que posteriormente sería el desarrollo de la WWII. Chamberlain creía que Hitler se quedaría conforme con los acuerdos de Múnich, en cambio, un mucho más cauteloso Daladier sabía que en el fondo era imposible que el jerarca nazi se conformara solo con eso, y no fuera más allá. Y lamentablemente, este último tenía razón. La región de Danzig, llamada en la actualidad Gdańsk, ciudad libre después de la Guerra mundial según el tratado de Versalles, pero bajo administración polaca, tenía una amplia mayoría de alemanes entre su población. Y el Führer ya había puesto un ojo en ella.

Hitler les solicitó a las autoridades polacas la construcción del “Korridor”, que era el proyecto de una autopista con soberanía alemana para unir la aislada Prusia Oriental con el resto de Alemania, en un territorio que justamente se lo llamaba con ese nombre. En mayo de 1939, el ministro de exteriores polaco, Jósef Beck, dio un discurso en la cámara baja de su parlamento, donde manifestaba su total rechazo al pedido de los alemanes. Era la primera vez que el Tercer Reich veía realmente rechazada su política de expansión. Y era un excelente argumento para empezar a utilizar las armas.

Postal alemana de propaganda nazi, donde se puede ver, en amarillo, lo que era Alemania (Lado izquierdo), y lo que era la Prusia Oriental (Lado derecho). En el medio, lo que se llamaba el "Korridor polaco", y entre el corridor y Prusia Oriental, la "Ciudad libre" de Danzig. (Fuente: http://www.barronmaps.com)

Pero, ¿Realmente Hitler tenía razón al argumentar que en Gdańsk la mayoría de sus habitantes eran de origen alemán? El fin no justifica los medios, pero digamos que en esto el führer tenía razón. Y es que, finalizada la Primera guerra mundial, Alemania había sido derrotada y estaba debilitada. Paralelamente, las potencias vencedoras, especialmente Gran Bretaña y Francia, consideraban necesario que la muy lastimada Polonia pudiera conectar al río Vístula, que atraviesa todo el país, con el Mar Báltico, para poder desarrollar su economía (Todos sabemos que las salidas al mar son un elemento clave para el desarrollo económico de cualquier país). Por ello, dentro de los tratados del “Pacto de Versailles”, se incluyó la instauración de lo que se denominó, vulgarmente para algunos, el “Corredor polaco”, entregando una importante franja de tierra alemana a Polonia, y dándole a la entonces llamada Danzig, que también era parte del Imperio Alemán, el mote de "Ciudad libre", pero con administración también de Polonia (Cambiándose su nombre por Gdańsk), formando un pasillo que permitía entonces la llegada al mar, pero con la consecuencia colateral de que se dividía a los territorios bajo dominio alemán en dos y obligando a atravesar el territorio polaco en ferrocarril para cruzar de un lado al otro. El gobierno polaco construyó entre 1921 y 1923 un gran puerto en el balneario turístico de Gdynia, y paralelamente el gobierno alemán creó en 1922 un servicio de transbordadores en el lado alemán de la Prusia Oriental para poder sortear las nuevas dificultades presentadas, transformándose la región en una zona caliente, en la que el “Corredor polaco” y la ciudad libre de Gdańsk eran una suerte de enclave en pleno territorio alemán.

Con el paso de los años, las tensiones entre Polonia y Alemania fueron disminuyendo, hasta que con el ascenso del nazismo en 1933, volvieron a reavivarse. Hitler comenzó a reclamar diplomáticamente contra Polonia por el supuesto maltrato de las autoridades polacas a los alemanes residentes en Gdańsk, el abuso de los polacos sobre los derechos económicos del corredor en perjuicio de Alemania, y la obstrucción que el corredor representaba para el comercio y la comunicación alemana en esa región. Paralelamente, la población de origen alemán que residía en Gdańsk vio la oportunidad de reivindicarse como alemanes, y empezó a manifestar su adhesión al nazismo.

Otra postal de propaganda Nazi, donde se hace alusión a que Danzig era alemana (Fuente: http://www.barronmaps.com


EL VISITANTE INDESEADO

Agosto de 1939. Bahía de Danzig/Gdańsk. Sobre el rio Vístula, posan el acorazado Schleswig-Holstein, bajo el mando del capitán See Gustav Kleikamp, acompañados por el acorazado Schlesien y las torpederas de escolta T-192 y T-963. Todo parece transcurrir en paz. La visita se debería solo al homenaje que anualmente hacían las tropas alemanas para recordar al hundimiento del navío SMS Magdeburgo cerca de allí, en Wrzeszcz, durante la Primera guerra mundial. Pero los planes, en realidad, eran otros.

Madrugada del 1° de septiembre. Son las 04:48hs. Desde los cañones del Schleswig-Holstein, ubicado en el sector sudeste de la bahía de Westerplatte, se disparan 8 granadas, que dejan como resultado 3 grandes agujeros en el muro perimetral de la costa, y los almacenes de aceite que fueron vulnerados, arden en llamas. El jefe mayor de la división del ejército polaco de Gdansk, Henryk Sucharski, fue tajante: “S.O.S., estoy en peligro”, comunicó por radio. Los polacos contraatacan desde sus nidos de ametralladoras, destruyendo los propios alemanes, ubicados al otro lado del canal. La II Guerra mundial había comenzado.


LA RESISTENCIA QUE TAMBIÉN FUE SORPRESA

Los alemanes pensaban que el ataque sería una sorpresa para las fuerzas polacas, pero la sorpresa se la llevaron ellos: Los polacos intuían que iban a ser atacados por los alemanes, por lo que se prepararon en la medida en que pudieron. Y a pesar de ser una amplia minoría en el frente de batalla, su resistencia fue algo totalmente impensado para el ejército alemán.

La bahía de Westerplatte hoy, desde la óptica de la cámara de mi celular. (Foto propia)

Los alemanes estaban muy seguros de su fuerza cuando prepararon el golpe de Westerplatte. Eran 1500 tropas de élite de la SS, más el refuerzo adicional de 250 marines, que deberían ser demasiados para los solamente 88 soldados del ejército polaco que se suponía que estaban allí. Era tal la confianza del ejército alemán, que el ministerio de propaganda desplazó a un equipo de cine para que filmase la heroica victoria que sería la conquista de la ciudad de Gdańsk, y que serviría como propaganda para seguir aumentando la popularidad de un régimen emergente.

Pero los alemanes cometieron dos errores fundamentales: El exceso de confianza, y la falta de información. Exceso de confianza, porque subestimaron a la inteligencia polaca, la cual intuyó la amenaza alemana y reforzó a su fuerza, pasando de ser 88 soldados a 182 + 27 civiles reservistas. Y falta de información, dado que los alemanes nunca se enteraron de que los polacos habían hecho obras secretas en las instalaciones del puerto de Westerplatte, donde colocaros refuerzos de hormigón en barracas y búnkeres que serían cruciales para una potencial defensa.

Pero tampoco contaban con un Sucharski de una valentía de magnitudes impensadas. Apenas la flotilla alemana llegó a la región de Gdańsk, el comandante y su guarnición de Westerplatte se pusieron manos a la obra para estar preparados en caso de tener que enfrentar un ataque. Los preparativos se hacían siempre de noche, para no alertar a los alemanes. Reforzaron todo el estrecho istmo que une Westerplatte con el continente, sabiendo que cualquier tropa invasora estaría obligada a pasar por allí, le dieron el mantenimiento necesario a las barricadas ya existentes, y rodearon el perímetro con alambre de púa para no permitirle al potencial enemigo penetrar el terreno con facilidad. Además, abastecieron con amplias municiones sus trincheras y puestos de tiro. Seguramente no sería suficiente, pero era lo máximo que podían hacer en ese breve lapso de tiempo que tenían para ofrecer algo de resistencia a un ejército alemán que, se sabía, era muy poderoso.

Henryk Sucharski, héroe y comandante del ejército polaco en la bahía de Westerplatte (Fuente: Wikipedia / Foto: Anónima)


CRUZARON EL MURO Y… ¡SORPRESA!

Los alemanes cruzaron el muro perimetral y se encontraron con una brutal resistencia polaca que denotaba que conocían mucho más que ellos el terreno, frenando su intento de tomar las instalaciones como si nunca hubieran tenido dueño. Los alemanes definitivamente no entendían como una supuesta fuerza mínima de 88 soldados podía hacerles frente de esa manera. Básicamente, les llovían balas por todos lados. Y tampoco esperaban encontrarse con las barricadas y alambres de púa, que cuando lograban superarlos, eran atacados por el lanzamiento de morteros perfectamente posicionados.

Los polacos no solo que resistieron la primera embestida, sino que además contraatacaron. 
Proporcionalmente hablando, fueron muchas más las bajas alemanas que las polacas. Y casi logran alcanzar el casco del buque Schleswig-Holstein, lo que hubiera marcado un punto de inflexión en la batalla. Otro pelotón nazi atacaba simultáneamente el puerto vecino de la ciudad de Gdynia, y las noticias tampoco eran buenas. Hubo un segundo ataque mucho más fuerte horas más tarde, con refuerzos de la SS, y con el oficial de la marina Wilhelm Henningsen al mando. Les fue más fácil atravesar la muralla del perímetro, dado que la artillería naval la había reducido con sus ataques, pero nuevamente se encontraban con que el terreno les era totalmente hostil y dificultaba su acceso: Minas, árboles derrumbados, alambres de púa y balas por todos lados. Era poco lo que se podía avanzar, y Wilhelm Henningsen había sido malherido.

El buque Schleswig-Holstein disparando a posiciones polacas en Gdynia el 13/09/39. Este buque tiene el récord de no solo haber participado de las dos guerras mundiales, sino que además se le acredita haber efectuado los primeros disparos de la IIWW (Fuente: Wikipedia / Foto: Anónima).

El primer día de combates acababa de manera drástica para los alemanes. Lo que debía ser un triunfo fácil conseguido por una batalla “simbólica”, se había limitado a un avance mínimo, 82 bajas y un Wilhelm Henningsen muy herido que encontraría su muerte al día siguiente.


FURIA Y TRENES PRENDIDOS FUEGO POR UN LADO. RESISTENCIA HEROICA, POR EL OTRO.

Las noticias que llegaban a Alemania desde Gdańsk y Gdynia no eran para nada satisfactorias. Tal es así que al día siguiente, el 2 de septiembre, 60 aviones de la Luftwaffe se unieron al ataque alemán, luego de que el general de la policía, Friedrich Eberhardt, convenciera a Fedor Von Bock, oficial del ejército alemán que estaba a cargo de los ejércitos “Norte” que tenían como misión atacar Gdańsk y Gdynia para luego penetrar Varsovia, de que el ataque por tierra era insuficiente. Está claro que, a pesar de que los alemanes no estaban contentos con el desenlace del primer día de los ataques, poder conquistar esos territorios lo antes posible era primordial, para no estirar más la agonía de un triunfo fácil y seguro que a esta altura se sabía que no había sido tal. Obviamente que semejante ataque fue imposible de repeler por las fuerzas polacas, que no contaban con defensas antiaéreas. Varios búnkeres fueron destruidos, los morteros y el único cañón de campaña de las fuerzas polacas quedaron fuera de servicio, y el comandante Sucharski, aturdido por una de las explosiones, tuvo que ser reemplazado por el capitán Franciszek Dabrowski. Esta vez sí fue demasiado para una Westerplatte que quedó destruida casi por completo. Y la victoria y conquista alemana era solo cuestión de tiempo.

Durante el 3, 4 y 5 de septiembre, los ataques alemanes continuaron de manera cada vez más intensa, pero, sin embargo, las fuerzas polacas no estaban dispuestas a rendirse y cada tanto contraatacaban con la artillería que les quedaba. Con el paso del tiempo, los ataques alemanes se efectuaban con más y más furia, como si estuvieran castigando la valentía del enemigo. Como si esto fuera poco, las noticias que les llegaban desde el resto de Polonia eran que el ejército alemán estaba adentrándose en el país desde diferentes puntos geográficos. Entre los daños que habían sufrido en Gdańsk y Gdynia, y la poca esperanza de poder ser asistido por otros escuadrones del ejército polaco, para Sucharki ya había sido suficiente y manifestó su intención de rendir Westerplatte. Pero no, esto no iba a terminar acá: El capitán Dabrowski se negó.

Franciszek Dabrowski, otro de los héroes polacos que defendieron a muerte a Westerplatte hasta el último momento (Fuente: Wikipedia / Foto: Anónima)

El día 6, el cuerpo policial de las SS operando en Gdańsk, abrió fuego con morteros contra Westerplatte. El ataque fue feroz. Las autoridades del ejército polaco que estaba defendiendo la bahía, pidieron refuerzos al resto del país, pero Polonia estaba casi entregada, y esa ayuda jamás iba a llegar. A esta altura, la mayoría de los oficiales del ejército polaco estaban de acuerdo con Sucharski en que la batalla ya no tenía mayor sentido, y apoyaron la rendición. Como medida de ultimátum, los alemanes enviaron un tren en llamas por las vías del acceso este de Westerplatte, con la intención de impactarlo contra unos depósitos de aceite que produjeran un incendio tal que obligara a los polacos a dejar el fuerte, pero por temor a que el plan fallara, el maquinista desacopló la maquina demasiado pronto, y el tren nunca llegó a destino. Esa misma tarde hubo un segundo intento con otro tren prendido fuego, afortunadamente, con idéntico resultado.


UNA ÚLTIMA DEFENSA Y, FINALMENTE, EL ESPERADO DESENLACE

El 7 de septiembre a las 4:30 horas, los alemanes abrieron un intenso fuego contra Westerplatte, esta vez utilizando lanzallamas. Pero luego de 3 horas, tuvieron que retirarse. Si, una vez más, una mezcla de heroísmo, orgullo y valentía de los pocos soldados polacos que quedaban, hizo que el ejército alemán tuviera que retirarse.

A las 9:45 horas, el comandante Sucharsky recibe la noticia de que el ataque alemán sobre Varsovia había sido determinante. Caída la capital polaca, ya no había más nada que hacer, o mejor dicho, ya no tenía sentido hacer más nada. Ahora sí. se mostró la bandera blanca a fin de frenar la embestida alemana, y a las 11Hs. se comunicó la rendición de la heroica Westerplatte.

Derrota con orgullo y triunfo con vergüenza, en una misma imagen. Soldados polacos capturados forman en fila luego de la caída de Westerplatte, el 07/09/39 (Fuente: Wikipedia / Foto: Anónima)

Poco más de media hora después, el contraalmirante Kleikamp ordenó formar a las tropas alemanas y rendir honores por la salida de los heroicos soldados que defendieron la bahía con tanta valentía. Este tipo de gestos no sería muy habitual en el a lo largo del desarrollo de la IIWW.


UNA VICTORIA CON FINAL AMARGO

A pesar de que la victoria de las tropas alemanas finalmente llegó, con ella también llegó el momento de poner la cara y dar explicaciones de semejante bochorno para los oficiales a cargo del ejército. Bochorno, porque mientras en una semana, el resto de la Wehrmacht borró del mapa a un país tan grande como Polonia, ellos habían tardado el mismo tiempo en asaltar una diminuta península arenosa que se suponía que conquistarían en un plazo de horas. Y no hace falta aclarar que les cayó con poca gracia a Hitler y Goebbels, el hecho de haberse quedado sin esas imágenes de una rápida conquista que habrían hecho enardecer a los seguidores del nazismo.

El museo de la IIWW de Gdańsk. El más impresionante de todos los que tuve la suerte de visitar (Foto propia)

Pero además, sentaría las bases de lo que acabó siendo la derrota del nazismo en la WWII varios años más tarde: Inteligencia deficiente, exceso de confianza, prisa por obtener victorias rápidas para exhibir ante sus adeptos y un abuso de artillería que sembraba el caos y convertía en hostil el terreno a ser invadido.


ALGO ASÍ COMO SOLIDARIDAD

Década del 60´. El astillero Lenin era un verdadero gigante. Nada más y nada menos que la 5° planta industrial de fabricación de barcos más importante del mundo. Hasta mediados de los 70´, al ritmo de la música de Chopen, se producía un barco nuevo cada dos semanas, algo inmenso para la época. La planta abarcaba 150 hectáreas, empleaba a unas 17.000 personas, y dentro de sus instalaciones se encontraban varios comedores, una biblioteca, un hospital y un cine. Podría decirse que el astillero era una ciudad dentro de una ciudad, y podían llegar a ser tan grandes las distancias de un sector a otro, que los trabajadores se movían en bicicleta.

En la entrada del astillero.

Luego de la finalización de la segunda guerra mundial, Polonia había quedado del lado este de la “Cortina de hierro”. Si bien tenía un supuesto gobierno autónomo, el “Partido Obrero Unificado Polaco” (POUP), las elecciones solían ser fraudulentas, y su situación era de total dependencia del régimen comunista imperante a lo largo y ancho de la Unión Soviética y aquellos países bajo el ala del “Pacto de Varsovia”. Y más allá de que la propaganda local mostraba una presunta hermandad entre Polonia y la URSS, lo cierto es que los polacos estaban plenamente bajo el sometimiento de las doctrinas comunistas. A fin de ablandar el disconformismo de la población local, el gobierno polaco constantemente prometía mayor transparencia y un acercamiento a la democracia y modernización, pero lo cierto es que nada de esto solía ocurrir, y la población no tenía mayor opción que aceptar las normas que limitaban seriamente su libertad e independencia. Entre otras cosas, eran constantemente obligados a asistir a marchas de apoyo popular hacia el partido, y cualquier demostración de una ideología contraria a las que este imperaba, podía llegar a tener las peores consecuencias. Tan solo entre 1944 y 1956, 250.000 personas fueron arrestadas o enviadas a campos de trabajo forzados. Muchas de estas personas habían sido soldados o miembros de la resistencia polaca que había luchado contra los nazis y los soviéticos.

Réplica de una sala de interrogatorio donde se solía "Apretar" a aquellos polacos que se los consideraban "Opuestos" al régimen comunista (Foto propia)

Los medios de información estaban totalmente manipulados, y había un delicado control de todas las obras de expresión artística y cultural. En la TV solo se veían programas de televisión con propaganda local. Pero había algo que el gobierno local no podía controlar del todo: Desde Múnich se emitía la radio “Europa libre”, y dada la cercanía de Alemania con Polonia, los polacos, no sin ciertas dificultades, podían sintonizar esta radio de manera clandestina. Esto obviamente estaba totalmente prohibido, y las autoridades locales, que estaban al tanto de esto, hacían lo imposible por boicotear la escucha, utilizando sistemas especiales que generaban interferencias intencionadas o distorsión de los sonidos. Además, le hacían una propaganda negativa, diciendo que este canal de radio era “La forja de las mentiras”, pero de todas maneras, no lograban evitar del todo que noticias del otro lado de la cortina de hierro llegaran a oídos de los polacos, lo que les hacia ver una realidad propia que les era muchas veces desconocida.

Radio histórica de la época soviética, en el museo Solidarnosći, desde se escuchaban las "Noticias verdaderas", a través de la estación "Europa libre", del otro lado de la cortina de hierro (Foto propia)


LAS PROTESTAS DEL AÑO 70´

A lo largo de la historia de la Unión Soviética y sus países ideológicamente anexados, se vivieron diferentes actos de protesta en diferentes puntos geográficos. Cabe destacar que, para que se llegase a dar la situación de un “levantamiento” o protesta de la población local, realmente tenía que haberse llegado a un punto límite, dado que estaba más que claro que cualquier tipo de manifestación en contra del régimen estaba prohibida y sería totalmente reprimida y castigada. Por ejemplo, el hecho de ser parte de las mismas, podía no solo decantar en la prisión, envío a campos de trabajo o la misma muerte, sino que también significar la perdida del acceso a una vivienda o el empleo mismo. Así fue que, aislados pero relevantes, ocurrieron los levantamientos del 53´ en Berlín del Este , el del 56´ en Poznań, el del mismo año en Budapest, y la famosa “Primavera de Praga”, en el año 68´ en la ahora capital de la República Checa. Pero lo que ocurrió en aquellos últimos días del año 70´ en Polonia sería la primer precuela de lo que ocurriría 10 años más tarde en el astillero Lenin de Gdańsk, y sería clave para el comienzo de la caída del bloque comunista.

Mañana del 14 de Diciembre de 1970. Como suele pasar todas las mañanas, los polacos escuchan por la radio las noticias que el gobierno quiere contarles. Por lo general, no son buenas, pero esta vez son peores de lo habitual. La voz emisora anuncia un importante incremento de precios en los productos básicos. La Navidad está cerca, y esto lo hace aun más grave todavía. Los trabajadores del astillero se niegan a iniciar su jornada de trabajo, y se dirigen a la sede local del POUP pidiendo que se anule la suba y exigiendo una reunión con el 1° secretario del partido, presentando una serie de postulados (Que superaba el centenar) a ser tratados. Los postulados no son aceptados, y los trabajadores se lanzan a las calles. La sede del comité provincial del partido comunista es su objeto de destino, y amenazan con prenderlo fuego si no son escuchados. La protesta es fuertemente reprimida por las fuerzas de seguridad locales.

Desde aquel día, 14/12, hasta el 22/12, se sucedieron una serie de manifestaciones a las que se las llamó como “La masacre en la costa”, y se centraron básicamente en 4 ciudades: Gdańsk, Gdynia, Szczecin y Elbląg. El día más violento de todo este período fue el Jueves 17/12, donde, entre otros, fue asesinado a manos de la policía o del ejército (Nunca se supo de quién fue la responsabilidad), un jovencito de tan solo 18 años que trabajaba en el astillero local. Su nombre era Zbigniew Godlewski, y la imagen de su cuerpo siendo trasladado sobre una puerta por sus propios compañeros de trabajo se convirtió en la imagen que simbolizaría las protestas de aquel año. Este día sería recordado como el “Jueves negro”. En honor a su muerte, el famoso arquitecto polaco Krzysztof DowgiaƗƗo compuso esa misma noche un poema de nombre “Janek Wiśniewski”, nombre con el que pretendía llamar a esta persona de la que no sabía el nombre. Sin saberlo, su poema fue copiado por su secretario y se convertiría en una canción muy famosa en Polonia.


La tremenda imagen de Zbigniew Godlewski, asesinado y siendo trasladado sobre una puerta por sus compañeros de trabajo, marcaría a fuego lo que fueron las protestas del año 70´ (Fuente: https://archiwum.moja-ostroleka.pl)

El saldo total de las víctimas mortales de estos 9 días de protestas se cree que fue de 45 personas, pero a pesar de que visiblemente solo se logró que renunciara el 1° Secretario del comité del Partido Comunista Central, acusado de ser el responsable del uso de la fuerza, y a modo de querer demostrar que las autoridades nacionales no estuvieron de acuerdo con la represión, y que en marzo del año siguiente se haya anulado la suba de precios, lo que dejó la lucha fue mucho mayor.

Para el POUP, quedó un mensaje claro: Los polacos ya no estaban dispuestos a seguir soportando la falta de derechos a la que se los sometía, y tenían fuerzas para presentar batalla. Y para todos aquellos trabajadores de las clases medias y bajas del pueblo, quedaron una suerte de lecciones que luego de ser reforzadas en el levantamiento del año 76´, serían determinantes en el del año 80´:

Para empezar, aprendieron que, de ahora en más, tenían que “Jugar de local”: El lugar para protestar y manifestarse tenía que ser dentro de las fábricas mismas, y no en las calles. ¿Por qué? Porque allí era donde podían controlarse mucho más entre ellos. Además, las grandes artillerías como los tanques no podrían acceder con facilidad, y tampoco sería una buena idea para el gobierno la de destruir estos sitios de producción tan importantes para la industria local. También aprendieron que necesitaban estar más organizados: Tener un plan certero de lucha y autoridades de liderazgo internas para llevar a cabo las protestas. Pero además, ser más precisos a la hora de presentar sus demandas: Con un listado de más de 100 puntos como ocurrió en el año 1970, le daban la posibilidad a las autoridades del gobierno de “Jugar” con los mismos y elegir ceder ante aquellos que les generaba menos daño a su estructura. Así fue que, en el levantamiento de 1980, tan solo se presentaron 21 puntos.

Placa del monumento a los trabajadores del astillero caídos en las protestas de 1970 (Foto propia)


LAS PROTESTAS DEL AÑO 76´

Junio de 1976. Después de un nuevo gran incremento de los precios en los productos básicos de alimentación, surgieron protestas en tres ciudades: Radom, Ursus y PƗock. Si bien, ante la especulación por parte de las autoridades de que las protestas podían contagiarse a otras ciudades del país, decidieron dar marcha atrás con las subas, de todas maneras durante las violentas intervenciones en las factorías en huelga, cientos de obreros fueron arrestados y brutalmente maltratados, con dos de ellos perdiendo la vida. La indiferencia de las autoridades del gobierno ante los pedidos de los trabajadores, y una violencia desmedida hacia ellos cada vez que eran reprimidos, fueron los factores determinantes que llevaron a la creación del “Comité de defensa de los trabajadores” (KOR), con sede en Varsovia, y cuyo objetivo principal era el de defender a aquellos apuntados por sus participaciones en las huelgas y protestas contra el gobierno. El trabajo que hacia el KOR era, entre otras cosas, asistir legal y financieramente a aquellos trabajadores que eran víctimas de las represalias del gobierno. Además, emitían periódicos y boletines informativos en los que lograban, aunque sea con mucha discreción, llevar a cabo una moderada comunicación y alcanzar cierta unidad entre los distintos grupos de trabajadores. Pero también hacían algo que era tan riesgoso como fundamental: Desde la clandestinidad, se comunicaban telefónicamente con medios del extranjero, y les contaban las cosas que ocurrían en su país, para que luego, a través de la radio “Europa libre”, las noticias rebotaran y llegaran a oídos de la población polaca, y de esta manera, enterarse de lo que ocurría tan cerca y era tan difícil de saberse.

Pero como si todo esto fuera poco, el KOR, casi sin quererlo, logró algo que fue fundamental para el posterior desarrollo de la vida política en Polonia: Fue el inevitable impulso para que se desarrollaran actividades opositoras y se formaran varias organizaciones, de distintos tipos, pero siempre independientes del poder oficial. Para 1977, el KOR ya había evolucionado, y su nombre cambió a “KOR Comité social de autodefensa” (“KSS KOR”). Hasta Agosto de 1980, fue el movimiento de oposición más significante de toda Polonia.

Sala del museo "Solidarnosći", donde se recrea a una oficina clandestina del Comité de defensa de los trabajadores (KOR) (Foto propia)


EL PAPA ES POLACO

Tuve la suerte de poder ser parte de una generación capaz de vivir un hecho histórico: La coronación de un representante argentino de la iglesia católica convirtiéndose en Papa. Sin ser católico, despertó en mi un inmenso orgullo y sobre todo esa sensación que tuvimos todos de que, a partir de ese momento, algo cambiaría. Nos imaginábamos un Papa involucrado, que se metiera en la política de Argentina y molestase un poquito. O al menos, en mi opinión personal, creía que a partir de ese momento, tendríamos que tener una mucho mayor transparencia. Pero según como lo veo yo, diría que casi nada de esto ocurrió. De hecho, el papa, en sus años que lleva hasta el momento al frente de la iglesia católica, no realizó ninguna visita oficial a nuestro país. No puedo mentir: Para mí, fue una desilusión tremenda.

Pero la historia en Polonia fue muy diferente. En aquellos años, muchos curas se habían pronunciado acerca de los actos de violación de los derechos humanos perpetuado por los gobiernos comunistas. Y si bien muchas veces desde la iglesia se buscaba influenciar a la sociedad, sobre todo a los jóvenes, para que sean conscientes de la realidad en que vivían y como eran violados sus derechos, y también se apoyaba la organización de movimientos opositores al gobierno, hubo un antes y un después de la elección del arzobispo cardenal de Cracovia, Karol WojtyƗa, mas conocido luego como Juan Pablo II, como el representante papal de la iglesia católica, siendo este el 1° Papa no italiano en más de 450 años.

Año 1978. Karol WojtyƗa o Juan Pablo II, como quieran llamarlo, tan solo un año después de asumir el papado, casualidad o causalidad, realiza una visita oficial a su país natal. Esto en Polonia fue toda una revolución. Entre los millones de polacos que se acercaron a recibirlo en las ciudades que visitaba, estaba naciendo una luz de esperanza, y se vio muy fortalecido el sentido de la solidaridad. El Papa es claro en su discurso: “Les pido que, una vez más, acepten con fe, esperanza y amor, toda esa herencia espiritual cuyo nombre es Polonia, y no corten las raíces de las que crecimos. Se los pido”. De esta manera, con una mezcla de discreción y atrevimiento, la Iglesia Católica reivindicaba los derechos del hombre que venían siendo violados por los comunistas, no sólo en Polonia, sino también en el resto de los países del bloque, y de esta manera, le metía presión a la URSS y sus gobiernos aliados.

El "Papamòvil", utilizado por el Papa en una de sus visitas a Polonia, exhibido en el museo "Solidarnosći" (Foto propia)

A todo esto, el ambiente político y social en Polonia no estaba para nada tranquilo. La economía estaba estancada, y había un  gran desabastecimiento de productos. Cosas que solían ser tan comunes como la carne, los dulces y hasta el papel higiénico, se habían convertido en artículos de lujo. Se formaban grandes filas frente a las tiendas antes de que abrieran, a fin de poder acceder a los productos que recién llegaban, porque sino, después iba a ser demasiado tarde.

Para diciembre del año 79´, cuando se cumplían 9 años de las protestas que ocurrieron en el año 70´, el gobierno polaco podía pronosticar que se iban a realizar manifestaciones a modo de homenaje y reivindicación, entonces diseñaron un plan para impedirlo, pero no pudieron lograrlo: Algo estaba cambiando en Polonia, y ya no habría vuelta atrás. Se realizó una gran marcha, y entre otros representantes de los trabajadores que se pronunciaron con discursos, apareció el de una persona cuyo nombre empezaba a hacer ruido, y luego pasaría a la historia: Lech WaƗesa.


Lech WaƗesa, figura que empezaba a emerger, y luego se convertiría en el líder de Solidarnosći y uno de los referentes de la revolución (Fuente: https://www.cvce.eu

Tan sólo un mes antes, había habido una manifestación en Varsovia con motivo de la celebración del aniversario de la restauración de la independencia de Polonia, y luego, en 1980, hubieron otras dos importantes manifestaciones: Una en Gdańsk, para celebrar el aniversario de la proclamación de la Constitución nacional, y otra en Lublin, ocurriendo una huelga de trabajadores. Las manifestación y huelgas empezaban a ser algo normal, unas atraían a las otras, y ya no era tarea sencilla evitarlas.


Y LLEGO AQUEL AGOSTO DE 1980

Para el año 1980, la cosa estaba ya mucho más tensa. En la costa estaban actuando los sindicatos libres, no reconocidos oficialmente, que defendían y luchaban por los derechos de los trabajadores. Entre los dirigentes de uno de los sindicatos más importantes, estaba Anna Walentynowicz, operadora de grúa del astillero Lenin. Después de haber estado trabajando durante 30 años, y a poco de alcanzar su jubilación, pierde su trabajo por “Causas disciplinarias”, y este hecho no pasa desapercibido por sus compañeros.

El día 14 de agosto, bien temprano por la mañana, estaba plenaeado que se reunieran los representantes de los sindicatos libres, entre los que se encontraba Lech WaƗesa, pero solo dos de ellos, Borowczak y Pradzynski, aparecieron en horario frente a la puerta N°2 del astillero, y deciden actuar por su cuenta. Son dos jóvenes de poco mas de 20 años, a los que se le sumaría luego otro representante más, Felski, quien había llegado con retraso. Se dirigen hacia diferentes sectores de la fábrica buscando agitar a sus compañeros, y en pocas horas convencen a los obreros a iniciar una huelga en solidaridad con Anna Walentynowicz. A medida que van recorriendo la fábrica, son cada vez más los trabajadores que deciden adherirse. Los obreros ya están próximos a la dirección del astillero, se cuentan miles allí agrupados y dándose fuerzas entre sí para luchar por sus derechos. Y de repente, irrumpe un muchacho de pelo levemente enrulado y unos bigotes bien marcados: Es Lech WaƗesa, quien se sube a un montacarga que lo deja por encima de la multitud y pregunta en tono firme: ¿Tengo la confianza de la gente del astillero?, a lo que recibe un gran aplauso a modo de respuesta afirmativa. A partir de ese momento, será el quien dirija la batuta.

Los huelguistas allí reunidos discutieron cuales eran sus principales motivos de reclamo, y enlistaron un total de 21 postulados acerca de sus derechos que serían los puntos principales que le exigirán al gobierno. Pero además, son claros con la dirección del astillero: No están dispuestos a iniciar ningún tipo de diálogo con ellos hasta que no se reincorpore Anna Walentynowicz. Al poco tiempo, llegó ella en un auto junto al director del astillero, y se iniciaron las negociaciones con la dirección.

Grúa en la que trabajaba la operadora despedida Anna Walentynowicz (Foto propia, Museo Solidarnosći) 

Para ese entonces, las noticias ya se divulgaban con mayor dinámica, y en poco tiempo, los obreros del resto del país tomaron noción de lo que estaba ocurriendo en Gdańsk, sumándose a las huelgas otros centros de trabajo, y dando como resultado la creación del “Comité de huelga intercentro”, que tenía el objetivo de negociar con las autoridades en nombre de los huelguistas, con Lech WaƗesa a la cabeza. Mientras tanto, las autoridades habían cortado la línea de comunicación telefónica con el astillero para dificultar sus operaciones, por lo que decidieron escribir en unas tablas de aglomerado aquellos 21 famosos postulados, y las colgaron en una de las puertas de entrada al astillero para que sean bien visibles por todos.


Las tablas originales donde se escribieron los 21 postulados. En el año 2004 fueron inscritas como patrimonio mundial de la UNESCO (Foto propia, Museo Solidarnosći)

A medida que avanzan las fechas, cada vez son más industrias las que se unen a la huelga a lo largo y ancho del país. Se paran las minas y las fabricas. Distintas personalidades de la ciencia y la cultura del país declaran su solidaridad con los huelguistas. En algunas ciudades, el transporte público decide parar y deja de funcionar. Básicamente, apenas continuaban funcionando aquellas instituciones que realmente eran indispensables, como hospitales y las empresas que suministraban el agua corriente, pero como fuera, sus trabajadores se manifiestan colgando banderas de Polonia y bandas con el símbolo de la huelga. Ya son más de 1000 empresas e instituciones a lo largo y ancho del país las que están paradas. Nacen además otros comités intercentros de huelga. Pero ojo. El miedo a que empezara nuevamente otra feroz represión existía, y aun estaba vivo el recuerdo de aquellos días sangrientos de los años 70´ y 76´ que se habían cobrado tantas vidas. Sin embargo, había una decisión que se iba a respetar con valentía hasta el último día: La huelga no se iba a levantar hasta que sean aceptados los 21 postulados.

Los Periodistas también jugaban su partido: Muchos de ellos, obviamente desconfiando de las versiones oficiales, se animaron a ingresar al astillero Lenin para tener su propia versión de los hechos, limpia de cualquier manipulación. E incluso, los mismos se unieron para hacer un comunicado mediante el cual le exigían a las autoridades tener libertad para poder informar sin condicionamientos lo que allí estaba ocurriendo.


Proclama original hecha por un grupo de periodistas (Foto propia, Museo Solidarnosći)

Pero además de todo esto, hubo un gesto que, cuando lo conocí, me llegó al corazón y me llevó hasta las lagrimas. Jerzy Janiszewiski, un destacado artista plástico polaco, pensó en que tal vez los huelguistas necesitaban tener un símbolo que los representase, por lo que decidió regalarles uno que sería creado por él. Según su propio relato, lo que más escuchaba en ese entonces era las declaraciones de solidaridad hacia los trabajadores, y la palabra que más se repetía en los discursos, escritos y pintadas, era justamente la de “Solidaridad". Eso era. "Solidarnosći" (Solidaridad en polaco). Ni màs ni menos. Y ese fue el nombre con el que se conocería históricamente de acá en más a ese movimiento que crecía día a día.

Así fue que se emprendió a diseñar un símbolo partiendo de esta palabra, con las letras apretadas entre sí, representando a la multitud apretujada en las manifestaciones, y con una bandera con los colores de Polonia desprendiéndose de la letra N. “Solidaridad” ya no volvería nunca más en la historia a ser la misma palabra para los polacos.

Jerzy Janiszewiski presentando el símbolo de Solidarnosći (Foto propia sobre la foto exhibida en el Museo Solidarnosći)


EMPIEZAN LAS NEGOCIACIONES

A todo esto, una delegaciòn gubernamental llegó al astillero. MieczysƗaw Jagielski, vice primer ministro del gobierno de la República Popular de Polonia, se acercó a la entrada junto a Lech WaƗesa. Este 23/08, décima jornada de la huelga, se convertía en un día histórico: Por primera vez en Polonia, luego de la IIWW, las autoridades de gobierno accedían a iniciar negociaciones con huelguistas bajo condiciones impuestas por ellos, y en su cancha. La multitud, con gestos, apoyaba y le daba valor a Lech WaƗesa. Esta era una oportunidad única de negociar que sabía que no se repitiría fácilmente, y necesitaba de la fuerza de sus compañeros. E incluso años mas tarde, el propio MieczysƗaw Jagielski confesó que se sintió presionado por toda esa multitud allí agrupada

Lo cierto es que desde el principio de las negociaciones, quedó claro que las autoridades del gobierno estaban en pelotas. Y es que, realmente, no tenían experiencia en este tipo de situaciones, y no estaban nada preparados para negociar. Básicamente, lo que hacía MieczysƗaw Jagielski era aceptar fácilmente los postulados que menor costo político tenían, y simplemente esquivar al resto. Evidentemente no tenían pensadas ningún tipo de propuestas para hacerle a los obreros, y esto ponía muy inquietos a sus representantes.


Mesa original, donde se llevaron a cabo las negociaciones entre los representantes del gobierno, con el vice primer ministro MieczysƗaw Jagielski a la cabeza, y los huelguistas, liderados por Lech WaƗesa (Foto propia, Museo Solidarnosći)

Los cigarros se encendían  y se extinguían sin parar, y Lech WaƗesa, con una actitud política, era quien intentaba mantener el orden y regular las discusiones, siendo una especie de mediador pero con una postura totalmente a favor de los trabajadores a los que representaba. Lech era muy claro en su mensaje: Quería que se aceptaran los reclamos, y que puedan volver a trabajar al lunes siguiente como lo hacían habitualmente. “Si la constitución es solo una declaración de intenciones nobles, y las instituciones no las respetan, entonces, perdón por las palabras, pero la constitución no es más que un trozo de papel”, agregò otro de los representantes de los obreros. Por su parte, Alina Pieńkowska, una de las personas de mayor confianza de Lech a la hora de llevar a cabo la negociación, tambien le agregó al reclamo la exigencia de que se liberaran a todos aquellos obreros detenidos en las protestas.

Al final, el vice primer ministro terminó cediendo, y ante la lógica desconfianza de los representantes de los trabajadores, los quiso convencer de la veracidad de su postura diciendo que: “Si algo está escrito, no se va a borrar tan fácilmente”. Las partes firmaron el acuerdo, y Lech WaƗesa salió del recinto donde estaban reunidos junto a sus compañeros con los brazos en alto y fue llevado en andas ante una multitud que, emocionada, los vitoreaba con una inmensa alegría.


Lech WaƗesa llevado en andas, luego de haber "Paseado" a MieczysƗaw Jagielski en la reunión con las autoridades del gobierno (Fuente: Nypost.com)


LA VIDA DESPUÉS DE LA VICTORIA

A partir de aquella histórica negociación entre los obreros del astillero Lenin junto al apoyo de un montón más de organizaciones de todo el país, se iban a suceder una serie de hechos que darían la pauta, poco a poco, de que Polonia había entrado en una profunda transformación de la que podrían haber algunos vaivenes, pero ya no sería posible volverla atrás.

Empezando por Solidarnosći, lo más relevante ocurriría a finales del mes de setiembre de ese mismo año, 1980. Tan sólo tres semanas después de haberse firmado el acuerdo con las autoridades, se llevó a cabo, en el Club juvenil de Gdańsk, una reunión entre los delegados de las organizaciones de trabajadores de todo el país ligadas a Solidarnosći. El foco de discusión ahora era el de como seguir de acá en más, y la decisión que se tomó fue la de unificar a todas las iniciativas regionales y crear un solo sindicato integral para todo el país. “La unión hace la fuerza”, ni más ni menos: Si querían poder sostener el movimiento en el tiempo, iban a tener que luchar, y para luchar, era mejor con todas las fuerzas hechas una. El nombre que tomaría esta gran unión sindical de trabajadores sería el de "Niezależny Samorządny związek Zawodowy Solidarności (“Sindicato autónomo independiente Solidardad”).

Copia original del estatuto del Sindicato autónomo independiente Solidarności, exhibida en el Museo Solidarnosći (Foto propia)

El 24 de octubre, la corte provincial de Varsovia registró legalmente al sindicato Solidarnosći, pero no sólo que lo demoraron tanto como pudieron, sino que, además, se dieron el lujo de introducir algunos cambios en su estatuto. Adhirieron al mismo el reconocimiento al Partido Comunista como la máxima autoridad de gobierno, y le quitaron el derecho a huelga. Esto era totalmente ridículo: ¿Cómo una corte de justicia podía legalizar un estatuto tomándose el derecho de modificarlo? Los miembros de Solidarnosći demandaron que, según la Convención internacional de organizaciones de trabajo, esas modificaciones no se podían llevar a cabo bajo ningún punto, pero además, estaban contrariando a los acuerdos que se habían firmado tan solo dos meses antes.  Como resultado de esto, finalmente la organización logró que la Corte suprema de justicia de Polonia actuara en favor de Solidarnosći, y la Corte provisional de Varsovia registró el estatuto aprobándolo sin las modificaciones pertinentes.

Ya para fines de ese año, Solidarnosći contaba con casi 10.000.000 de afiliados en todo el país. El nacimiento de una organización social que se volvió tan numerosa en tan poco tiempo, y a pesar de la resistencia de las autoridades del estado, era indudablemente un fenómeno nunca antes visto en toda la historia del continente. Sin embargo, no todos podían ser miembros del sindicato. Eran muchos los trabajadores que querían reivindicar sus derechos, pero las autoridades solo permitían que se afiliasen aquellos que cumplían con ciertas condiciones, como por ejemplo, trabajar a sueldo. Así es que muchos trabajadores autónomos de diferentes categorías, como agricultores, taxistas o artesanos, tenían que buscar otra manera de sindicarse. Tomando como ejemplo al sindicato Solidarnosći, y contando con su apoyo, fundaban sindicatos independientes y luchaban por su legalización. La mayoría de estos sindicatos tenían nombres que los relacionaban con  Solidarnosći, como por ejemplo, el “Sindicato individual de artesanos independientes Solidarnosći”, o el “Sindicato individual de granjeros independientes Solidarnosći”.

Por otro lado, el 16 de diciembre de ese año, ocurriría otro hecho absolutamente histórico: Frente a la entrada del astillero de Gdańsk, se levanto un monumento para conmemorar el 10° aniversario de los eventos sangrientos que ocurrieron en 1970, y en los que perdieron la vida muchos de los trabajadores. Este monumento, que está formado por tres cruces con anclas, se levantó con las donaciones públicas recolectadas por un comité que se creó especialmente para la construcción del mismo, y a la ceremonia de inauguración asistieron decenas de miles de personas, pero lo más relevante de todo esto fue, por sobre todo, que se convirtió en el primer monumento en todo el bloque del este que homenajea a las víctimas del sistema comunista. Y luego, nacerían muchos otros más. Y es que con la unión de trabajadores Solidarnosći ya legalizada, muchas cosas que antes no eran posibles, ahora si pasaban a serlo.


En Octubre del 2018, el monumento a los trabajadores del astillero caídos en las protestas de 1970.

En el mundo del arte y la cultura, también ocurrirían hechos históricos. El 9 de octubre de 1980, CzesƗaw MiƗosz recibía  en Estocolmo y en manos del rey de Suecia, Karl Gustav XVI, el Premio Nobel de literatura. CzesƗaw era un autor prohibido en la República Popular de Polonia debido a sus opiniones en contra del régimen, pero el hecho de ganar este premio despertó entre los polacos mucho interés por él.. Sumado esto al proceso de apertura que inevitablemente se estaba desarrollando en el país, la poesía de CzesƗaw llegó a las librerías de Polonia, y había que hacer larguísimas colas para poder conseguir algún ejemplar con sus poemas, porque se agotaban todas las ediciones. 

CzesƗaw MiƗosz recibe el premio Nonel en manos del rey sueco Karl Gustav XVI (Fuente: Culture.pl)

En abril de 1981, se comenzó a emitir una revista semanal del sindicato Solidarnosći, que solía tener una tirada semanal de 500.000 ejemplares. Si bien la revista estaba fuertemente controlada por las autoridades del país, la misma constituía la fuente principal de información para los sindicatos de toda Polonia.

Ejemplar original de una de las ediciones de la revista del sindicato, exhibida en el museo (Foto propia)

El 29 de mayo de ese mismo año, el director de cine polaco, Andrzej Wajda, recibía el premio de la “Palma de oro” por su película "CzƗowiek zelaza" ("El hombre de hierro)", que narraba la historia de las huelgas del año anterior en el astillero. Esta película tenia una curiosidad, y era que Andrzej consiguió que algunos integrantes de Solidarnosći, como Lech WaƗesa y Anna Walentynowicz, entre otros, tuvieran algunas breves participaciones en la misma. La película fue un éxito de taquilla en los países de la Europa occidental, pero lógicamente en los países del bloque comunista la misma estaba  prohibida. Sin embargo, tras muchas presiones y largas negociaciones con el aparato de censura, finalmente fue aprobada su reproducción en los cines de Polonia, con una audiencia de millones de personas.

Póster de la edición en español de la película "CzƗowiek zelaza" (Fuente: http://www.benitomovieposter.com)

Y empezaba a nacer también un movimiento fuerte de cultura independiente: Artistas, intelectuales y científicos expresaban tanto como podían su apoyo a los movimientos de apertura que estaban ocurriendo en el país. Trabajos artísticos que previamente habían sido prohibidos por el aparato de censura, ahora podían encontrarse en cines, teatros, librerías y salas de conciertos. Artistas cuyos nombres habían sido borrados del mapa durante años, ahora, poco a poco. volvían a aparecer en escena, y adherían su fe a estos movimientos y a la unión Solidarnosći con tanto evento cultural como fuera posible.

El festival de música que se celebró en Jarocin, entre Poznań y WrocƗaw, del 11 al 13 de Junio de aquella primavera de 1981, con grupos como TSA, Dżem  y Perfect, evocaba esa atmósfera de libertad. La música que allí sonaba difería totalmente de la que había siempre buscado implementar el régimen, y las letras expresaban, al mejor estilo Punk, una clara oposición a la realidad que los polacos vivían en el día a día. Al festival asistieron muchísimos jóvenes que pedían por su libertad, y buscaban la oportunidad de poder generar una comunidad entre ellos.


Multitud en el festival de Jarocin (No pude confirmar si es el de 1981) (Fuente: Pix.house)

De Jarocin nos trasladamos a Gdańsk otra vez, donde, del 22 al 25 de agosto, se celebro el 1° festival de canciones llamado “Canciones prohibidas”. No solo el nombre del festival era “vulgar”, sino que también la escenografía que se veía arriba del escenario, donde a través de caricaturas, se ridiculizaba a los miembros del Partido Comunista. Allí, con Lech WaƗesa como invitado de honor, se presentaron grandes artistas del plano local como Ewa DaƗkowska y Jacek Fedorowicz.

En el mundo del teatro pasaba algo similar: Con el famoso actor polaco Daniel Olbrychski como embajador, quien estaba del lado de Solidarnosći, los teatros polacos empezaron a llenarse de artistas que hacían obras que antes estaban prohibidas. Así fue como los polacos asistieron a grandes espectáculos como los de Václav Havel, opositor anticomunista checo que luego seria presidente de su país, y Mikhail BuƗhavsow, escritor y dramaturgo ruso.


LA EVOLUCIÓN DE SOLIDARNOSĆI Y LA LLEGADA DE LA “LEY MARCIAL”

Entre septiembre y octubre de ese mismo año, se llevó a cabo el 1° congreso nacional del sindicato Solidarnosći. Allí se discutieron nuevamente los pasos a seguir en el futuro, y fue elegido Lech WaƗesa como su representante a nivel nacional, algo que para ese entonces se caía de maduro. Pero lo que no hubiera sido tan obvio tan solo unos meses atrás era que se celebraran elecciones libres en Polonia, cosa que no pasaba desde la finalización de la WWII. Además, se aprovechó la ocasión para hacer un llamado a todos los trabajadores de los países del bloque soviético, invitándolos a que ellos también se organizasen. El opositor rumano Julius Phillip respondió al llamado, enviando una carta a Solidarnosći demostrando su adhesión. Esto le valió ser arrestado, torturado y estar en prisión 8 años.

Pero al igual que como pasó en otros países del bloque comunista, el período de apertura iba a sufrir un casi inevitable rebote. En Polonia, promediando el año 81´, la situación económica no iba nada bien, y habían grandes problemas en el sistema de distribución de alimentos, los cuales de a poco empezaban a escasear en las tiendas. El gobierno tuvo que implementar un sistema de raciones alimenticias pero que ni siquiera llegaba a poder cumplir. Así fue que empezaron a llevarse a cabo lo que se llamó las “Marchas del hambre” en varias ciudades del país, con miles de polacos saliendo a las calles. Por otro lado, en los colegios, los estudiantes también empezaban de a poco a organizarse, reivindicando su derecho a manifestarse y a elegir a los rectores de los colegios.

Una de las multitudinarias "Marchas del hambre". En este caso, llevada a cabo por mujeres en la ciudad de Łódź el 30/07/1981 (Fuente: dzieje.pl)

Pero un día las autoridades comunistas dijeron basta. En la mañana del 13 de diciembre de ese año, la mayoría de los polacos ignoraban que acababan de despertarse con una realidad bien diferente.  Como era costumbre en aquella época, en los desayunos se solía prender la radio o la televisión. Aunque esta mañana la transmisión no era la habitual: El 1° ministro del gobierno comunista, el general Wojciech Jaruzelski, aparecía en todos los canales y estaciones de radio: “Me dirijo a ustedes en un asunto de máxima importancia. Nuestra patria se encuentra al borde del precipicio. Ciudadanos y ciudadanas, el peso de responsabilidad que llevo en este dramático momento de la historia es enorme. Quiero que todos comprendan los motivos y el objetivo de nuestros actos. No pretendemos crear una dictadura militar” (Ver vídeo), y además, en su discurso, Jaruzelski culparía al sindicato Solidarnosći de la difícil situación económica y política que se vivía en el país, acusándolos de estar preparando un golpe de estado. Pero los polacos no entendían bien que significaba todo esto en realidad, con información muy poco concreta. De repente, aquella mañana empezaron a ver las calles llenas de tanques y fuerzas de seguridad. Como hace mucho tiempo no pasaba, en Polonia se volvía a sentir miedo en el aire: La tantas veces temida “Ley marcial” ya estaba vigente. (La situación vivida a partir de la ley marcial fue llevada al cine por Francis Ford Coppola, con su película “Apocalipsis now”).




Ya desde antes del comienzo de la ley marcial, las autoridades habían empezado a mostrar su cara mas dura, y estratégicamente buscaron evitar cualquier situación que pudiera ir en contra de su plan. Así fue que la noche del 12 de diciembre fueron arrestados por las fuerzas de seguridad muchos dirigentes de Solidarnosći, anticipándose en su accionar y limitándolos tanto como fuera posible. Incluso Lech WaƗesa fue detenido, y durante su encierro, las autoridades intentaron convencerlo. corruptamente.de que se convirtiera en el líder de un nuevo Solidarnosći bajo un pleno control del gobierno, a cambio de su libertad. Lech se opuso rotundamente.

En todo el país había un severo “Toque de queda”. Los ciudadanos que no tenían permisos especiales estaban obligados a permanecer en sus casas entre las 22 y las 06 hs. del día siguiente. En las calles se revisaban constantemente bolsos y carteras, buscando algún tipo de material que evidenciara una ideológica opositora. Las líneas telefónicas estaban intervenidas, y mientras uno hablaba por teléfono, constantemente se escuchaba de fondo una grabación que repetía una y otra vez la frase “Conversación controlada”, buscando intimidar a los ciudadanos. Las grandes concentraciones de personas estaban prohibidas, y había que pedir permiso hasta para llevar a cabo una boda. Arrestos, persecuciones que incluían despidos laborales y ataques violentos eran moneda corriente durante los tiempos de la Ley marcial.

Y, como pasa siempre en estos casos, el gobierno utilizaba a la propaganda como medio para tener una influencia acomodada en la sociedad. Así es como, en esas tarde/noches de hora pico de la televisión, lo que se veía ahora era a presentadores vestidos con esos verdes uniformes militares contándole al pueblo los rápidos progresos que el país estaba teniendo, entre ellos, la disminución de la delincuencia y un ridículo supuesto despegue económico. En la pequeña ciudad de Isbiknik encontraron una creativa manera de manifestarse: Durante los horarios de los telediarios, en lugar de asistir frente al televisor a esas patéticas sarta de mentiras, optaban por salir a las calles a simplemente, dar un paseo. Pronto, esta manera de manifestarse comenzaría a hacerse en todas las ciudades del país, convirtiéndose en un símbolo de protesta en aquellos tiempos. 


TIEMPOS DE REPRESIÓN

La sociedad realmente se negaba a aceptar la Ley marcial. Muchos centros de trabajo se declararon en huelga, pero esta vez el gobierno no tenia la mas mínima intención de sentarse a negociar, y estaban dispuestos a reprimir cualquier tipo de manifestación. Como si esto fuera poco, el sindicato Solidarnosći había sido prohibido y tenía que actuar en clandestinidad, lo cual dificultaba mucho su accionar. El astillero de Gdańsk una vez más se levantó en huelga, pero ni su estrategia de protestar “Puertas adentro” pudo evitar que para fines de ese año, el ejército se metiera dentro de la fábrica y arrasara con todo. Entre otros daños efectuados, la famosa puerta 2, símbolo de Solidarnosći, fue destruida por un tanque T-55.

La famosa puerta 2, exhibida en el Museo Solidarności (No sé si es la original o una réplica) (Foto propia)

Pero los hechos más violentos se vivieron en la mina Wujek, próxima a la ciudad sureña de Katowice, donde como respuesta a una huelga iniciada por los trabajadores, las fuerzas de seguridad reprimieron ferozmente, dejando como saldo a 9 personas acribilladas y la nieve de aquel invierno totalmente teñida de sangre.

Sin embargo, mas allá de todas estas limitaciones, la sociedad polaca se manifestaba como podía. Pintando eslóganes en las paredes de las ciudades, boicoteando los programas de televisión  y prendiendo velas en las ventanas o dejando flores en forma de cruz, los días 13 de cada mes (Fecha en la que se había declarado la Ley Marcial), en espacios públicos, monumentos y frente a las iglesias.

En los festivales de música, se cantaban canciones que indirectamente hacían alusión a la situación que se vivía en el país, y las autoridades no tenían forma de evitar que miles de personas en los festivales cantaran espontáneamente contra el régimen. Las muestras de arte y obras de teatro con contenido opuesto a la ideología del régimen, se llevaban a cabo en iglesas o dentro de las casas, esquivando al partido. Y muchos periodistas y actores se negaban rotundamente a aparecer en la radio o TV siempre y cuando los programas respondieran al gobierno comunista

Pero la manera de manifestarse que más me gusto, en lo personal, era la que se vivía en los estadios de fútbol. Así como el Argentina - Inglaterra del mundial de México 86´ venía cargado de sentimientos por la guerra de las Islas Malvinas que había ocurrido tan solo 4 años antes, algo muy similar pasó con el Polonia – URSS de España 82´. Aquellos polacos que estaban en el exilio y pudieron asistir al partido, llevaban banderas con el logo de Solidarnoscći y frases alusivas al sindicato, haciendo del duelo algo más que un partido de fútbol, y dándole muestras de su rechazo al gobierno comunista absolutamente a todo el planeta. El partido terminó 0 a 0, pero este resultado le permitió a Polonia acceder a las semifinales de un mundial en el que, como si fuera poco, terminarían en una histórica tercera posición. En el mismo año, cuando jugaron en la capital polaca el Legia Warsaw vs. Dinamo Tbilisi de Georgia, por los cuartos de final de la Copa de campeones de la UEFA, miles de hinchas coreaban el nombre de Solidarnosći y el del líder del sindicato en su ciudad, Zbigniew Bujak. Algo similar ocurrió cuando el Lechia Gdańsk enfrentò a la Juventus en el año 83´ por la misma competición, y los hinchas corearon el nombre de Lech WaƗesa, quien estaba presente en el estadio.


Polonia vs. la URSS en el mundial de España 82´. Los límites del control soviético no pudieron pasar la cortina de hierro. De fondo, una bandera con el símbolo de Solidarności se muestra al mundo (Fuente: Youtube)

Y no menos llamativo era que. curiosamente, el símbolo de la resistencia en aquellos días era la resistencia de las lamparitas de luz, justamente por llamarse “Resistencia”, valga doblemente la redundancia. Se confeccionaban anillos, colgantes y otras cosas con este elemento, y el simple hecho de portar uno era motivo de detención.

A todo esto, el balance de victimas que iba dejando la ley marcial crecía velozmente. Hasta finales de los años 80`, durante las manifestaciones o a consecuencia de brutales palizas, murieron casi 100 personas y miles resultaron heridas. Además, hubieron en total alrededor de 10.000 detenidos.


PRESIONES POR AQUÍ, PRESIONES POR ALLÁ

Pero en un mundo que se globalizaba día a día a pasos agigantados, el sentimiento de solidaridad desde los países de occidente hacia aquellos que estaban viviendo la dureza de los gobiernos comunistas, se hacía cada vez más visible, ya sea desde diferentes organizaciones, como desde sectores de las sociedades mismas.

En Junio del 83´, se daría la segunda visita a Polonia del Papa Juan Pablo II. Las autoridades nacionales hicieron tanto como pudieron para evitarlo, pero de todas maneras, la iglesia era demasiado fuerte como para poder confrontarla. Bajo el lema de “Paz para ti, Polonia, mi casa”, el Papa visitó en tan solo un plazo de 7 días, las ciudades de Varsovia, Niepokalanów, Częstochowa, Poznań, WrocƗaw y Cracovia, y entre sus discursos, se destacó aquél en el que le dijo a miles de personas, con un mensaje más directo y convincente que el anterior: “Ustedes deben ser fuertes a través del poder de la fe! Ustedes deben ser fieles! Hoy, ustedes necesitan de este poder más que en cualquier otro momento de la historia!”.

Esto había sido un mazazo para un gobierno que, luego de la dura Ley marcial, había perdido muchos más adeptos, y como si esto fuera poco, algunos meses más tarde recibirían otro duro golpe, esta vez con un tono mas político que otra cosa. El 5 de octubre de ese mismo año, el comité de los premios Nobel daba a conocer que había decidido galardonar con el Premio Nobel de la paz a Lech WaƗesa, bajo el argumento de que “Las actividades llevadas a cabo por Lech WaƗesa, fueron caracterizadas por una determinación a resolver los problemas en su país a través de la negociación y la cooperación, sin recurrir a la violencia” (Algo similar a lo que llevó a ganar el mismo premio a Marthin Luther King 19 años antes). La entrega del premio se realizaría en Oslo, Noruega, pero Lech WaƗesa temía que si viajaba a recibir el premio, las autoridades nacionales no lo dejarían volver a ingresar a Polonia, por lo que, el 10 de Diciembre, su esposa Danuta y su hijo Bogdan fueron los que viajaron hacia el país nórdico para recibir el premio en su nombre.

El momento en el que Danuta y Bogdan, esposa e hijo de Lech WaƗesa, reciben el premio Nobel en su nombre (Fuente: Culture.pl / Foto: SCANPIX / Forum)

Sumado a esto, se suscitaban día a día marchas en todo el mundo pregonando por la situación de los polacos. Europa, Sudamérica, Estados Unidos, Australia. Cada vez eran más los países alrededor del planeta donde se realizaban manifestaciones y se juntaban donaciones para enviar a Polonia.


EL CAMINO A LA DEMOCRACIA

Polonia estaba inmersa en una profunda crisis. La oposición clandestina iba, a pesar de la persecución, ganando fuerzas. Y el gobierno comunista empezaba a tomar conciencia de que ni la Ley Marcial ni todos los cambios implementados en los últimos años, habían dado los resultados esperados. La situación económica no mejoraba, y era imposible evitar los diferentes métodos que se usaban para protestar en contra de ellos. En el año 87´, una tercera y nueva visita del Papa volvería a meter presión, y para finales del año 88´, casi todos los presos políticos ya habían sido liberados.

El graffiti se volvía ahora el nuevo símbolo de protesta de la juventud. El más popular de ellos era uno con la cara de Lenin con una cresta Punk y una paradójica frase hecha por él :“Jeśli mƗodziez przestanie byc rewolucyjna to żle to wrózy mƗodzieży i rewolueji" (“Si la juventud deja de ser revolucionaria, es un mal presagio para la juventud y para la revolución”). Se sumaban a esto movimientos anarquistas, ecologistas y aquellos que iban en contra del servicio militar obligatorio.

Un ejemplo, en el Museo Solidarności, de lo que eran los graffitis de Lenin con cresta Punk (Foto propia)


ALGO ESTÁ CAMBIANDO

Moscú. 31 de mayo de 1988. El presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, y el presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, llevan a cabo un encuentro entre ambos. La imagen, sacada de contexto, parecería ser absurda, pero no es a esta altura de la década del 80´. Las crecientes crisis económicas en los países del bloque soviético, sumados al impacto de la derrota de la URSS en la guerra de Afganistán y la tragedia de Chernobyl,  empujaron a Gorbachov a llevar a cabo una serie de reformas conocidas como la “Perestroika”. Dichas reformas, entre otras cosas, ampliaba las libertades civiles y económicas, a la vez que suponían una mejora en las relaciones con la Europa Occidental.

Una imagen vale más que mil palabras: Gorbachov y Reagan, en la Plaza roja de Moscú, 31/05/88 (Fuente: Wikipedia / Foto: NARA)

Debido a estos cambios, las autoridades de la República Popular de Polonia se dieron cuenta de que ya no podrían contar con una ayuda eficaz por parte de Moscù, y por lo tanto, para poder estabilizar la situación social en el país, tal vez no había otra opción que sentarse a hablar con la oposición.

Casi simultáneamente con el encuentro entre Reagan y Gorbachov, en Polonia se sucedían una nueva oleada de huelgas en las fábricas. Los obreros volvían a exigir la legalidad de Solidarnosći, y en una planta siderúrgica de la región de Cracovia, se produce una gran represión por parte de las fuerzas policiales. Unas pocas semanas después, tras una nueva ola de protestas obreras, y temiendo que la escalada de las revueltas creciera, el gobierno se convenció de que no tenia alternativa, y manifestó su disposición a iniciar conversaciones con la oposición.

La primera de ellas ocurrió en un debate televisivo entre Lech WaƗesa, el conocido líder de Solidarnosći, y Alfred Miodowicz, presidente del organismo oficialista OPZZ (Alianza nacional polaca de sindicatos). Esto representaba, además del inicio del diálogo, la primer aparición de Lech en la televisión sin ningún tipo de censura desde la imposición de la Ley marcial. Millones de televidentes se sentaron frente a la TV para asistir al histórico y acalorado debate, en el que  Lech WaƗesa tomo una clarísima ventaja en aquellos largos 40 minutos al aire, teniendo argumentos muchísimo mas contundentes que su oponente, y fortaleciendo su posición como un referente de los movimientos sociales.


Imagen de lo que fue el debate televisivo entre Lech WaƗesa y Alfred Miodowicz (Fuente: Youtube)


LAS MESAS REDONDAS

Pero lo más importante de este debate televisivo fue que luego dió lugar a un paso más, un gran paso, mejor dicho. El gobierno de Polonia buscaba poder aliviar el clima pesado que se vivía en el país, y que tenia una constancia a agigantarse.Y así fue que se llevaron a cabo, entre el 6 de febrero y el 4 de abril de 1989, las llamadas “Mesas redondas”. Sí, como en los tiempos del Rey Arturo. Con una mentalidad que parecía todavía de aquella época, pero esta vez con cámaras de televisión que atestiguaban.

El Palacio de la gobernación de Varsovia (Luego devenido en el Palacio presidencial), la sede. 58 representantes, los que allí debatirían. Entre ellos, integrantes del oficialismo, de las organizaciones de trabajadores, y los infaltables representantes de la iglesia. La atmósfera, tensa. Y todo esto, reflejado por los medios nacionales que lograron la autorización para cubrir semejante evento.

Mesa redonda, a la perfección, en el palacio de Varsovia (Fuente: Wprost.pl / Foto: Erazm Ciolek)

Como bandera, la exigencia principal de los representantes del gobierno era el cese de las huelgas, mientras que para los integrantes de la oposición, su principal exigencia era que el sindicato Solidarnosći vuelva a hacer legalizado. El documento final que reflejaba los acuerdos logrados en aquellas reuniones constaba de casi 300 páginas, y lo más importante era que en la mayoría de los puntos se había podido llegar a un acuerdo. Entre ellos, estos eran los más relevantes:

-        Se restauró el cargo del presidente y el senado.
-        El movimiento Solidarnosći fue otra vez legalizado.
-        Se anunciaron elecciones parlamentarias parcialmente libres al senado (Se dice que eran         parcialmente libres, porque la realidad es que el acuerdo garantizaba al Partido Comunista y sus     colaboradores un 65% de los escaños en la dieta, por lo cual más de la mitad de los escaños ya   estaban virtualmente asignados, y solo el 35% restante se definiría de manera democrática)
-        Se volvió a permitir la edición del semanario Solidarnosći
-        Se concedió licencia para la publicación del periódico nacional independiente que se llamaría “La   gaceta electoral”
-        Se legalizó la independencia de los jueces

Y entre los aspectos en los cuales no se pudo llegar a un acuerdo, se encontraban, por ejemplo, la eliminación de la censura, a la cual se la pudo solo “Suavizar”. A todo esto, la URSS se estaba dando cuenta de que se habría una gran grieta en el bloque del este, y esta podía, peligrosamente, contagiarse al resto de los países del mismo bloque.


TIEMPOS ELECTORALES

Se acercaba la fecha de las elecciones parlamentarias, y ambas partes estaban en plena campaña. El partido gobernante tenía, obviamente, muchísimos más recursos a disposición que la oposición, no obstante, el gobierno, mal acostumbrado a la falta de rivales y seguro de una victoria cantada, llevaba a cabo una campaña electoral insípida y monótona. En cambio, Solidarnosći, sus rivales ahora también en las urnas, empezaron a organizar en toda Polonia comités cívicos, responsables de representar a los candidatos locales y de organizar la campaña electoral de manera mucho más creativa. Contaban con el apoyo de la juventud, voluntarios, artistas locales y representantes de la iglesia. Diseñaban sus cartelerías gráficas de una manera amigable, y con una estética bien pensada: La gente de Solidarnosći empezó a darse cuenta de que la mayoría de la sociedad no conocía a sus candidatos, entonces colocaron en cada uno de los carteles que los promocionaba el nombre del candidato y una foto junto a Lech WaƗesa. Así nació una nueva fuerza, a la que se la llamó “El equipo de Lech”.

Cuadro que muestra los carteles de propaganda de Solidarności, durante la campaña electoral, en el museo de la ciudad de Gdańsk. En cada uno de ellos, aparece Lech WaƗesa junto a algún integrante del movimiento. (Foto propia)

El 4/6/89 se celebraron las tan esperadas elecciones parlamentarias “Parcialmente libres”. El comité cívico de Solidarnosći arrasó consiguiendo todos los escaños en la dieta pactados con el partido, y 99 de los 100 mandatos del senado. Fue un éxito rotundo por parte del movimiento, y un fuerte cachetazo para el gobierno, que jamás se hubiera imaginado tamaña derrota. Para ser claros: Los resultados de las elecciones reflejaban que Solidarnosći había conquistado prácticamente todo lo que le permitía el acuerdo firmado tras las mesas redondas. Algo así como ganar las elecciones con más del 90% de los votos. Era un triunfo para unos y una derrota para los otros, de la que ya no se volvería atrás. Y en una aparición televisiva llevada a cabo por una de las voceras de Solidarnosći en un noticiero, se pronunció un discurso que marcaba el quiebre: “El águila vuelve a llevar corona. El nombre de la República de Polonia reemplaza al de la República Popular de Polonia. La constitución queda desprovista de disposiciones de amistad con la URSS y el socialismo. El 29 de diciembre de 1989 finalizó formalmente la República Popular Polaca. Lo que la fuerza aliada nos ha quitado, lo recuperaremos con un sable”. Simultáneamente, en Varsovia, era derribada una mítica estatua de Lenin, y monumentos y símbolos del comunismo eran prendidos fuego en todo el país.


El derribo de estatuas y símbolos comunistas, tal vez la imagen mas gráfica de la caída de la URSS. En este caso, se puede ver como los obreros quitan el nombre "Lenin" del astillero de Gdańsk (Foto propia, tomada de una imagen del Museo Solidarności)

El 12/09/89, Tadeusza Mazowieckiego llegó a ser el primer jefe de gobierno no comunista en todo el bloque de los países del este. Un año después de su nombramiento, en la ahora República de Polonia, se celebrarían las primeras elecciones libres. En estas elecciones totalmente democráticas, los polacos eligieron como presidente a Lech WaƗesa. Y mientras en Polonia caen para siempre los símbolos del régimen comunista, los comunistas en China derraman la sangre de los estudiantes en la Plaza Tiananmén. En los países de la Europa Central y del Este, continúan las huelgas. La gente sale a las calles. En todo el mundo cada día crece más el número de víctimas de las dictaduras comunistas. Y en este panorama, Polonia se convierte en el 1° país del bloque del este que ha iniciado el camino de la transición a la democracia, y lo ha conseguido, nada más y nada menos, que a través de una revolución pacífica.

El 04/09/1989 es considerada oficialmente la fecha del fin del comunismo en Polonia. La sangre derramada en Polonia allanó el camino para la caída del Muro de Berlín, y también de los gobiernos comunistas en otros países de Europa Central y Oriental. La desintegración de la Unión Soviética se convirtió en uno de los eventos más significativos de finales del siglo XX. La construcción de un nuevo orden político y económico en Europa había entonces comenzado.


EN EL DÍA DEL PADRE, DEDICADO A MI VIEJO. A TRAVÉS DE SUS HISTORIAS, DE ÉL HEREDÉ ESTE ESPIRÍTU REBELDE, NÓMADE, EMPRENDEDOR Y AVENTURERO. PERO POR SOBRE TODO, ESA LLAMA INTERIOR QUE TE OBLIGA A NO QUEDARTE DE BRAZOS CRUZADOS ANTE LAS INJUSTICIAS DE ESTE MUNDO, LLAMA QUE ES INAGOTABLE.




"Papá cuéntame otra vez, ese cuento tan bonito,
De gendarmes y fascistas, y estudiantes con flequillo,Y dulce guerrilla urbana, en pantalones de campaña,Y canciones de los Rollings, y niñas en minifalda


Papá cuéntame otra vez, todo lo que os divertisteis, 
Estropeando la vejez, a oxidados dictadores,Y cómo cantaste Al Vent, y ocupasteis la Sorbona, En aquél mayo francés, en los días de vino y rosas


Papá cuéntame otra vez, esa historia tan bonita, 
De aquel guerrillero loco, que mataron en Bolivia,Y cuyo fusil ya nadie, se atrevió a tomar de nuevo,Y como desde aquél día, todo parece más feo"(Papá cuéntame otra vez - Ismael Serrano)



FUENTES:
Libro “Solidarity: The great workers strike of 1980” (Michael Szporer)
Museo “Centro Europeo de soliridad” (Gdansk, Polonia)
Wikipedia


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